viernes, 27 de diciembre de 2019

La Tasquería: reinterpretar la casquería

Si hace unos años me dicen que un restaurante especializado en casquería iba a triunfar en Madrid hubiese dudado si creerlo. Si además me dicen que ese restaurante iba a conseguir una Estrella Michelín directamente hubiera pensado que me querían tomar el pelo. Pero si, a veces la guía te sorprende, se sale de su monótona rutina de cocina moderna, fusión o sushi, y premia a locales tan impactantes como La Tasquería. El mérito se debe al Chef Javi Estevez, que fue concursarnte de la primera edición de Top Chef y que ha sabido llevar la casquería a otro nivel, algo más fino y que la hace asequible a cualquier paladar.

La carta está diseñada para compartir, separada por apartados: Ternera, cerdo, cordero, varios, etc. cada plato viene descrito por tres productos de los que el primero es el principal. Con cuatro o cinco platos da para comer dos personas lo que hace la propuesta bastante económica. También tiene menús degustación, corto por 50€ y otro largo por 75€, aunque al contrario de otros estrellas no intentan encasquetártelos.

También tienen los #FueraDeCarta, no dudes en preguntar por ellos por que uno es su plato más icónico, la cabeza de cerdo. Pero empecemos por el principio, el aperitivo es un embutido de lengua de ternera.

El primer plato fue poco casquero la verdad, fue un tarro de ensaladilla con atún y huevo. Con una mahonesa tan fina que la convierten en una de las mejores ensaladillas que hemos comido nunca; aunque también ayudaban las cortezas sobre las que se extiende para comerla.

El siguiente plato fueron las mollejas y aquí es donde se nota el concepto de csquería fina. Estaban tan bien preparadas con las gambas y el ajillo que su sabor no era para nada fuerte.

Continuamos con la famosa cabeza de cerdo. El plato más representativo del local y que no te puedes perder. Se trata de una cabeza entera de cerdo, confitada durante una noche y frita. Es como un torrezno gigante y lleva a otro nivel el dicho de que del cerdo se come todo. Se empieza por las orejas y luego vas rascando hasta terminártelo. Quizá lo que no merece la pena es la lengua, un poco dura y con poco sabor, pero del resto lo mejor es comérselo todo, las partes blandas, la piel crujiente. Espectacular.

Terminamos con una fideua de callos de bacalao y mejillones que fue el peor plato. Este si que tenía demasiada fuerza. El callo dejaba un sabor demasiado intenso que hacía terminar la comida con cierta pesadez.

De postre un Milhoja con crema de pistacho y helado de yuzu.

El local es totalmente informal, así como el servicio. El tipo de carta, para compartir y con platos que no suben de los 15 euros, hacen que la opción de visitar La Tasquería sea económica. Y lo más importante: es para todos los públicos, hay platos de todo tipo, no solo casquería por lo que si esto te echa para atrás no lo dudes y visítalo!

lunes, 23 de diciembre de 2019

Los pueblos más bonitos de Salamanca I: La Alberca y Ciudad Rodrigo

Dentro de la lista de los 500 pueblos más bonitos del mundo se encuentran cuatro localidades salmantinas: La Alberca, Ciudad Rodrigo, Mogarraz y Candelario. Y en una escapada reciente hemos hecho unas visitas gastronómicas a los dos primeros.

LA ALBERCA
Situada en la Sierra de Francia está La Alberca, su nombre viene de lugar de aguas y es que este pueblo es una preciosa villa, antigua; declarada Conjunto Histórico-Artístico por sus casas del XVIII y XIX, sus callejuelas adaptadas para la caída del agua por ella y las vistas a la Sierra de Francia. En su Plaza Mayor se encuentran la mayor parte de bares y restaurantes, bares para tomar algo, donde tapear al modo de tapa de pago tipo croquetas, guisos, etc.

En la plaza se encuentran varios bares de tapeo y, aunque el pueblo es turístico, en muchos de ellos se ven a muchos autóctonos síntoma del ambiente que tiene. La Alberca tiene varios restaurantes pero el más famoso y uno de los que tiene una carta más de estilo "serrano"es El Castillo. Un local en plena Plaza Mayor, en cuya carta sobresalen los asados.

Empezamos con unas patatas meneas, plato tradicional de la zona, con torreznos y guindillas nos resultaron un poco sosas.

También pedimos una cazuela de judías de La Alberca con productos de cerdo ibérico; este plato tampoco nos pareció que tenía un sabor explosivo la verdad, estaba muy bueno pero su sabor era parecido a lo que fuera de Asturias llaman fabada.Unas simples alubias, ricas, pero sin intensidad.

De segundo un entrecot de morucha, una carne de una raza típica de la zona, un poco más dura que la ternera habitual.

El último plato un tostón cuchufrito que tenía buena textura y un sabor correcto pero al que le sobraba aceite.

Finalizamos con una degustación de postres que traída mouse de turrón, tarta de queso, helado con chocolate, fresa con arándanos, tartaleta que era como una tarta gelatina de frutos rojos y tarta de chocolate blanco. El plato era irregular, partes muy buenas, como la mouse de turrón (el turrón es típico en la villa).

La cuenta, con un par de vinos, agua y un café se quedó en 73€.

CIUDAD RODRIGO:
Declarada Conjunto Histórico-Artístico, la ciudad está plagada de edificios monumentales dentro de una muralla por donde se puede pasear en muchas de sus zonas. Tiene un Parador que es la reconstrucción de un Castillo del siglo XIV al que se puede subir a sus muros y a su torre. Resumiendo: tiene todo lo que podría hacer de ella un gran destino turístico... pero también tiene coches, muchos coches. Demasiados. Su centro es grande, supongo que por eso es difícil impedir el tráfico. Tampoco es que queremos dificultar la movilidad de sus habitantes pero tiene que haber un punto intermedio y que no todo sea transitable, calles empedradas sin aceras no pueden ser vías de doble sentido y no todo debería ser un parking como la Plaza Mayor que pierde su encanto al convertirse en un aparcamiento al aire libre.

Justo en la zona de la Plaza Mayor y alrededores está el mayor número de bares. Fuimos para allá después de haber leído que su tapeo era tipo al de Valladolid, pinchos currados, de pago. Pero nada más lejos de la realidad. Aunque algunos locales salvan el tipo con honra otros tienen pinchos simples, fríos o recalentados.

Entre los que merecen la pena:
- La Artesa. Tapas a 1,10€. con mucha variedad para elegir y el pincho más original (y premiado) de la ciudad: el Pocholo, servido en un cuenco con forma de bellota. Tenía dentro farinato, huevo y bechamel. El farinato es embutido típico de la zona que ya habíamos probado en Salamanca, se toma frito y está hecho de grasa de cerdo, harina y pimentón. También tomamos una vieira y un par de croquetones. Todo con la bebida por 6,7€. Es de los mejores, al menos están haciendo pinchos continuamente. Además sirven mostos como los de antes, pequeñitos, abren la botella de litro y te ponen un minivasito; ideal para niños.


- La Encina Charra: Especializado en embutidos evidentemente también fue una elección. Pedimos un plato de jamón maravilloso. Duró un visto y no visto, en cuanto llegó a la mesa desapareció como por arte de magia. La ración de jamón a 18 euros.

- El Sanatorio: también en la Plaza Mayor, es un templo del toro. Los toros son típicos en el carnaval de Ciudad Rodrigo y aquí todo está decorado con fotos taurinas de todas las épocas. El servicio es muy agradable y es un bar donde se está a gusto. No probamos sus tapas porque en la carta tenían platos combinados y uno de ellos está recomendado: Los huevos fritos con patatas y farinato. El mejor que probamos en el viaje. 15 Euros el plato de huevos (5,45€), 2 Coca-Colas, 2 vinos blancos y dos mostos pequeños.

- La Paloma: fuera de la Plaza Mayor pero muy cerquita está este bar que, por gente, es el top de la ciudad, lleno prácticamente a cualquier hora. Si quieres mesa para comer de carta es conveniente reservar. Bastantes pinchos en su barra para elegir: 2 farinatos con huevo de cordorníz, dos pinchos de jamón y 3 refrescos por 7,5€

El último que visitamos fue, sin duda, el peor: El Rincón de Tomás. También en una calle aledaña a la Plaza Mayor. Un sábado, a las 9 de la noche, solo tenía pinchos sobrantes de a saber que hora: croquetas y empanadillas que parecía del día anterior. Tomamos un par de cada y el resto que también parecían sobras fue un bocatín de panceta y un pincho de farinato con huevo duro. Con dos mostos, dos cervezas y dos vinos 12 euros.

También probamos un restaurante de cocina típica: El Zascandil. Es el más famoso de la ciudad. Con buenas maneras y decoración. El plato estrella en otoño es la seta, te muestran una cesta con distintos tipos para elegir. La carta es algo corta y aunque tienen algunas recomendaciones fuera de carta te quedas un poco con la sensación de que faltan cosas. Empieza la comida con un pan excepcional y con una bandeja con distintos tipos de sal (negras, rosa, roja, etc.).

Pedimos una tosta de jamón con foie y boletus adulis, muy buena.

Bacalao a la brasa, fresco y medio crudo, estaba ideal para comer con las sales o con la salsa que venía a parte.

Para terminar un Buey Cebón de morucha donde, tal y como nos pasó en La Alberca, la carne es algo dura con lo cual se nos hizo algo caro el plato vs su calidad.

La carta de postres es genial, una caja que se abre y tiene mucho donde elegir nos decantamos por una esfera de chocolate, con helado y peta-zetas.

El precio 85€ con dos vinos, agua y un café. La verdad es que si tu visita a la Ciudad es corta no te recomendamos probarlo, no se come mal pero no tiene una carta tan típica de la zona como para que merezca la pena.

jueves, 12 de diciembre de 2019

Treze: cocina de mercado, no hay más

Con ese lema tan simple se presentó Treze hace 5 años en su primera ubicación en General Pardiñas. Hace un año, y para ganar espacio se trasladó, aunque poco, pasó del 36 al 34 de la misma calle, mejorando mucho en la comodidad de sus dos zonas, barra y restaurante.

En el restaurante se observa cierto lujo en las preparaciones de los chefs Saúl Sanz y Elena Ursu, pareja dentro y fuera de los fogones. La carta, corta, sencilla y cambiante, ofrece guisos y caza suave: mollejas. codoniz, jabalí escabechado entre los entrantes. Albóndigas de conejo, pato o vaca madurada entre los segundos. Menú degustación por 40 euros y menú del día, solo entre semana, por unos 15€.

La barra, ideal para comer, picar o tomar el vermú fue la zona donde escogimos sentarnos. Mesas altas y servicio impecable para esta carta tan apetitosa:

Con estas opciones nos costó decidir. Había un plato que teníamos claro: Ensaladillas, Elena vs Saúl. Dos platos en uno, dos ensaladillas, de las que no te dicen de quién es cada una hasta que opinas cual es la que más te ha gustado. Una de las dos es más clásica, la otra tiene un toque a las preparaciones alemanas... no te diremos quién ganó ni quién preparó nuestra favorita. Pásate por allí y decide por ti mismo.

Continuamos con una coca de espárrago triguero, alcachofa crujiente y velo de ibérico. ¿Simple? si, mucho. Los espárragos, con un toque duro, no pegan demasiado con una toste pero el resto, al ser la materia prima de mucha calidad, hacía mejorar el gusto del plato.

Tercera cata: el torrezno, exquisito. La preparación al mejor estilo soriano.

De complemento Mix de patatas con salsa bravioli. No era el mejor plato de la carta, sin desmerecer pero como tampoco aportaban demasiado la ración acababa cansando.

La última petición fue el "Bun de rabo de ternera, aguacate, mole y aromas". El aguacate a penas se notaba, el sabor del rabo y los aromas lo daban todo. Otorgando un frescor al bocado que era la gloria.

Terminamos la comida con un "Tarro DulZe" de mouse de chocolate y Oreo. Quizá poco sabor para terminar una comida tan honesta.

Excepto el Bun que pedimos una ración (dos baos), el resto son medias raciones. Uno de los mejores inventos de los gastrobares. La cuenta, con un par de cokes, agua, pan y un café fue de 45€ para dos personas. En el precio medio normal de este tipo de locales que es una buena opción si estás por la zona.

jueves, 28 de noviembre de 2019

Cocido Madrileño XXV: Taberna de Antonio Sánchez

La Taberna de Antonio Sánchez ostenta el título de la Taberna más antigua de Madrid (que no restaurante pues este título lo luce Botín) y entrar en ella es como visitar un museo. Un despacho de vino fundado en 1.786 y que permanece intacta desde que la adquirió el propio Antonio a finales del Siglo XVIII. Un lugar dedicado a la cocina más tradicional, con una carta donde impera el guiso, el rabo de toro o los callos. Un lugar testigo de tertulias taurinas, de escritores y artistas. Además tiene uno de nuestros platos favoritos así que nos acercamos a probar: El Cocido de Antonio Sánchez.

Servido a dos vuelcos empezamos con la sopa: bien. Así de escueto. No tenía excesivo sabor y, sin estar mala, le faltaba fuerza. Lo que comentamos tantas veces, le falta grasa. Preparada con fideo fino y con la bola dentro  que casi es lo mejor del plato.Te la traen en la olla por si quieres repetir y con acompañamiento de guindilla y berenjena encurtida

Con el segundo vuelco vino el resto y separando:
- Verdura dura, de lo más normal
- Las carnes: desmoralizantes. El morcillo seco, pero muy muy seco acompañaban a un tocino de baja estofa. Salvaban el conjunto la morcilla y, sobretodo, el chorizo. Lo único que daba sabor de verdad y del que venia una enorme pieza por persona
- El garbanzo iba acorde con el conjunto. Es decir, seco y además duro.

Aunque el servicio tuvo una entrada un poco fría con el primer camarero y mejoró bastante con el metre que era muy profesional, el sitio bien vale una visita. Es un clásico de los que desearíamos que no desaparecieran nunca pero de los que cada vez quedan menos y que están en peligro de extinción por culpa de los grandes grupos gastronómicos de platos bonitos, ceviches y fusión. Eso si, quizá sea mejor ir a por un rabo de toro que a tomar cocido (en nuestro ranking de cocidos va a queda bastante abajo). El precio no es caro, son 20 euros el cocido con una torrija de postre y una botella de vino de Madrid "El Gato Orgulloso" muy bueno.


¿Leyenda o historia?: En los tiempos de la invasión francesa, un grupo de madrileños mató a un soldado frances y para esconder el cadáver pensaron en la taberna "En su planta inferior contaba una cueva con enormes tinajas donde se almacenaba el vino. Sin lugar a dudas todos cincidieron que aquel sería el escondite ideal. Dicho y hecho. Los madrileños introdujeron el cuerpo del soldado francés en la tinaja número seis y allí lo dejaron reposar por siempre, materializando así su plan perfecto. Lo curioso de todo es que, por lo visto, durante mucho tiempo el vino procedente de esa barrica no sólo se estuvo consumiendo sino que, además, era alabado por su especial sabor. De hecho se hizo tan conocido que la gente acudía a este lugar y solicitaba de manera explicita “vino de la cuba del francés”.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Lista completa de Estrellas Michelín 2.020

Tres estrellas: Para este año con solo una novedad en la máxima categoría:
  1. Cenador de Amós de Jesús sánchez que sustituye a Dani García que ha cerrado (Villaverde de Pontones - Cantabria)
  2. ABaC de Jordi Cruz (Barcelona)
  3. Aponiente de Ángel León (Puerto de Santa María)
  4. Diverxo de David Muñoz (Madrid)
  5. El Celler de Can Roca de los hermanos Roca (Girona)
  6. Restaurante Martín Berasategui de Martín Berasategui (San Sebastián)
  7. Quique Dacosta (Dénia)
  8. Akelarre de Pedro Subijana (San Sebastián)
  9. Arzak de Juan Mari Arzak (San Sebastián)
  10. Restaurante Azurmendi de Eneko Atxa (Larrabetzu)
  11. Lasarte de Martín Berasategui y Paolo Casagrande (Barcelona)

Dos estrellas: cinco novedades que no lo son tanto porque uno es Angle de Jordi Cruz en Barcelona y otro El Poblet de Quique Dacosta en Valencia; el resto para Andalucía: Noor, Skina y Bardal  
  1. Angle de Jordi Cruz (Barcelona)
  2. El Poblet de Quique Dacosta (Valencia)
  3. Noor de Paco Morales (Córdoba)
  4. Skina de Marcos Granda (Marbella)
  5. Bardal de Benito Gómez (Ronda)
  6. Cocina Hermanos Torres (Barcelona)
  7. El Molino de Urdániz (Urdaitz - Navarra)
  8. Ricard Camarena (Valencia)
  9. Cañada Buenavista de Pablo González-Conejero (El Palmar - Murcia)
  10. Disfrutar de Eduard Xatruch, Oriol Castro y Mateu Casañas (Barcelona), 
  11. Maralba de Fran Martínez (Almansa - Albacete)
  12. DSTAgE de Diego Guerrero (Madrid)
  13. Annua de Óscar Calleja (San Vicente de la Barquera-Cantabria)
  14. El Cenador de Amós Jesús Sánchez (Villaverde de Pontones-Cantabria)
  15. L’Escaleta de Kiko Moya (Cocentaina- Alicante)
  16. BonAmb de Alberto Ferruz (Xàbia-Alicante)
  17. El Portal del Echaurren de Francis Paniego (Ezcaray – La Rioja)
  18. M.B. de Martín Berasategui (Guía de Isora – Santa Cruz de Tenerife)
  19. Mugaritz de Andoni Luis Aduriz (Errenteria - Guipúzcoa)
  20. Restaurante Miramar de Paco Pérez (Llançà – Girona)
  21. Les Cols de Fina Puigdevall y Pere Planagumà (Olot – Girona)
  22. Restaurante Ramón Freixa (Madrid)
  23. La Terraza del Casino de Paco Roncero (Madrid)
  24. Sant Celoni de Óscar Velasco (Madrid)
  25. Casa Marcial de Nacho Manzano (Arriondas – Asturias)
  26. Moments de Raül Balam y Carme Ruscalleda (Barcelona)
  27. Restaurante Enoteca (Hotel Arts) de Paco Pérez (Barcelona)
  28. Restaurante Atrio de Toño Pérez (Cáceres)
  29. Coque de Mario Sandoval (Madrid)
  30. Zaranda de Fernando Pérez (Es Capdellà - Mallorca)


Una Estrella
  • Andalucía: Bagá (Jaén), LÚ Cocina y Alma (Jeréz), Choco (Córdoba), La Costa (El Ejido), José Carlos García (Málaga), El Lago (Marbella), Restaurante Sollo (Fuengirola), Restaurante Messina (Marbella), Restaurante Acanthum (Huelva), Alejandro (Roquetas de Mar), Abantal (Sevilla), Alevante (Chiclana), Dama Juana (Jaén), Mantua (Jerez)
  • Aragón: Cancook (Zaragoza), Lillas Pastia (Huesca), Tatau Bistro (Huesca), Hospedería El Batán (Tramacastilla), La Prensa (Zaragoza).
  • Asturias: El Corral del Indianu (Arriondas), Auga (Gijón), La Salgar (Gijón), El Retiro (Llanes / Pancar), Casa Gerardo (Prendes), Arbidel (Ribadesella), Real Balneario (Salinas).
  • Baleares: Andreu Genestra (Mallorca / Capdepera), Es Racó d’Es Tix (Mallorca / Deià), Marc Fosh (Mallorca / Palma), Es Fum (Mallorca / Palmanova), Jardín (Mallorca / Port d’Alcudia), Adrián Quetglas Restaurant (Palma de Mallorca), Voro (Canyamel – Mallorca), Es Tragón (Sant Antoni de Portmany - lbiza)
  • Canarias: Kabuki (Tenerife / Guía de Isora), Kazan (Tenerife / Santa Cruz de Tenerife), El Rincón de Juan Carlos (Los Gigantes / Tenerife), La Aquarela (Arguineguín-Gran Canaria), Los Guayres (Mogán – Gran Canaria), Nub (Tenerife)
  • Cantabria: Solana (Ampuero / La Bien Aparecida), El Nuevo Molino (Puente Arce)El Serbal (Santander), La Bicicleta (Hoznayo)
  • Castilla-La Mancha: El Bohío (Illescas), El Doncel (Sigüenza), Trivio (Cuenca), El Molino de Alcuneza (Sigüenza / Alcuneza), Iván Cerdeño (Toledo), Retama (Torrenueva)
  • Castilla y León: Pablo (León), Cocinandos (León), El Ermitaño (Benavente), La Botica (Matapozuelos), La Lobita (Navaleno), Víctor Gutiérrez (Salamanca), Refectorio (Sardón de Duero), Baluarte (Soria), Cobo Vintage (Burgos), Trigo (Valladolid), Taller Arzuaga (Quintanilla de Onésimo - Valladolid)
  • Cataluña: Les Magnòlies (Arbúcies), Alkimia (Barcelona), Caelis (Barcelona), Dos Palillos (Barcelona), Hisop (Barcelona), Hofmann (Barcelona), Hoja Santa (Barcelona), Koy Shunka (Barcelona), Pakta (Barcelona), Roca Moo (Barcelona), Tickets (Barcelona), Vía Veneto (Barcelona), Lluerna (Santa Coloma de Gramenet), Can Jubany (Calldetenes), Can Bosch (Cambrils), Emporium (Castelló d’Empúries), Rincón de Diego (Cambrils), Estany Clar (Cercs), Bo.Tic (Corçà), Malena (Gimenells), Massana (Girona), La Fonda Xesc (Gombrèn), Casamar (Llafranc), Els Tinars (Llagostera), Sala (Olost), Els Casals (Sagàs), L’Ó (Sant Fruitós de Bages), Fogony (Sort), La Cuina de Can Simon (Tossa de Mar), Les Moles (Ulldecona), Ca l’Enric (La Vall de Bianya), Tresmacarrons (El Masnou), Villa Retiro (Xerta), Xerta (Barcelona), Ca l’Arpa (Banyoles), La Boscana (Bellvís), L’Antic Molí (Ulldecona), Enigma (Barcelona), Castell Perelada (Perelada), Oria (Barcelona), Aúrt (Barcelona), Cinc Sentits (Barcelona), Deliranto (Salou)
  • Galicia: Yayo Daporta (Cambados), Árbore da Veira (A Coruña), Casa Marcelo (Santiago de Compostela), Culler de Pau (O Grove / Reboredo), As Garzas (Malpica de Bergantiños / Porto Barizo), Nova (Ourense), Solla (Pontevedra / San Salvador de Poio), Pepe Vieira (Raxo), Retiro da Costiña (Santa Comba), Maruja Limón (Vigo), A Tafona (Santiago de Compostela)
  • Madrid: Kabuki (Madrid), Kabuki Wellington (Madrid), Lúa (Madrid), Punto MX (Madrid), Álbora (Madrid), Montia (San Lorenzo de El Escorial), Chirón (Valdemoro), A’Barra (Madrid), Gaytán (Madrid), Cebo (Madrid), Clos Madrid (Madrid), Corral de la Morería (Madrid), El Invernadero (Madrid), La Tasquería (Madrid), Yugo (Madrid), El Club Allard (que ha perdido una de las dos estrellas que tenía en Madrid), 99 KO Sushi Bar (Madrid), Gofio (Madrid)
  • Murcia: Magoga (Cartagena)
  • Navarra: Europa (Iruña), Rodero (Iruña), La Biblioteca (Pamplona)
  • País Vasco: Boroa (Amorebieta / Boroa), Etxebarri (Axpe), Mina (Bilbao), Nerua (Bilbao), Zarate (Bilbao), Zortziko (Bilbao), Kokotxa (Donostia), Mirador de Ulía (Donostia), Marqués de Riscal (Elciego), Andra Mari (Galdakao), Elkano (Getaria), Alameda (Hondarribia), Zuberoa (Oiartzun), Amelia (Donosti), Eneko (Larrabetzu), Eneko Bilbao (Bilbao), Etxanobe Atelier (Bilbao), Ola Martín Berasategui (Bilbao), eMe Be Garrote (Donostia, San Sebastián)
  • La Rioja: Venta Moncalvillo (Daroca de Rioja), Kiro Sushi (Logroño), Ikaro (Logroño)
  • Valencia: Monastrell (Alicante), Casa Manolo (Daimús), La Finca (Elche), Casa Pepa (Ondara), Riff (Valencia), Cal Paradís (Vall d’Alba), Restaurante Raúl Resino (Benicarló), Sents (Ontinyent), Sucede (Valencia), Audrey's (Calpe), El Rodat (Jávea), Beat (Calpe), Orobianco (Calpe), El Xato (La Nucía), La Salita (Valencia)

jueves, 14 de noviembre de 2019

Hamburguesas XLIV: Anauco Gourmet

De origen Venezolano pero proveniente de Barcelona Anauco llegó, hace unos años, a Madrid. Los dueños, dos hermanos que regentaban el restaurante de la ciudad condal, decidieron probar suerte en Madrid y les fue bien. Muy bien. Sin llegar al nivel de Goiko Grill (que ya debe rondar los 70 locales), Anauco tiene tres, dos en Madrid: Valdebebas y Paracuellos (el de Chueca cerró) y uno en Barcelona (Calle Valencia). Nuestra visita fue al que fue su primer local en Madrid, el de Chueca, en la calle La Reina. Ahora cerrado pero la carta es igual para el resto

En la carta el toque venezolano se nota en los entrantes donde tequeños y arepitas, comparten espacio con nachos, tiras de pollo y ensaladas. Todo casero, incluidas las hamburguesas. Lo que más destaca es su sabor a parrilla que las hace especialmente buenas. Hacía tiempo que, con tanta hamburguesa gourmet e innovadora, se nos había olvidado lo que era el genuino sabor americano. Carne con ese sabor a parrilla que llevábamos tiempo sin encontrar y con el toque perfecto; si la pides al punto las dejan verdaderamente al punto, no muy hechas como suele pasar cada vez más a menudo.

Hay diez opciones de hamburguesas, normales como la Bacon Cheese, alguna cada vez más habitual como una con guacamole, "La Bomba" o incluso con piña. Una vez elegida pides el tamaño de la carne, L (180 gramos) por 11,5€, XL (250 gr.) por 13,5€ o dos piezas de 180. Decides el tipo de carne entre ternera, cerdo, pollo, pollo crujiente o incluso vegana de garbanzos, con el punto deseado. Luego seleccionas el pan que es quizá en lo único que flaquean un poco ya que el normal, el brioche, es un poco dulce y sabe un poco a bollo. También existe opción de pan sin gluten y pan de lechuga. Por último puedes añadir ingredientes extras por un euro.

Nuestra elección fue una Bacon Cheese Burguer con bacon, queso cheddar, cebolla morada, tomate, lechuga, pepinillo y salsa Anauco que estaba deliciosa. El único pero que se le puede poner es que el tomate y la salsa Anauco (una especie de mayonesa) goteaba demasiado y el pan empezó a deshacerse nada más empezar a comer.

También probamos la Bomba con guacamole, queso cheddar, chips de boniato, lechuga y salsa chipotle que trajeron a parte para controlar el picor.

Para los niños hay dos menús infantiles por 9,90€, una opción con hamburguesa L pero con menos ingredientes y la otra de tiras de pollo. El menú incluye la bebida y un helado. Todo va acompañado de patatas tipo bastón muy ricas y puedes cambiarlas, por extra, por ensalada o por patatas con queso y bacon.

De postre tienen tres opciones bastante apañadas y grandes: Cheescake, Brownie, Carrotcake y el TOP: tequeños de nutela con helado de vainilla y sirope de chocolate.

Como anécdota. Tienen una prueba para gochos muy gochos llamada "El Reto". Si te comes todo lo que hay en la foto de abajo en menos de 30 minutos te ahorras los 35 euros que cuesta la hamburguesa de kilo y te hacen una foto para lucirla en el panel de valientes. Cuando nosotros estuvimos cinco locos se lanzaron a ello y es muy divertido. De repente suena a todo volumen la música de Rocky y llega la hamburguesa gigante, con su bengala y todo. Hala! a comer!... de los cinco valientes el primero se la comió en 22 minutos... el record está en 3 minutos y medio, no se si es verdad y si puede ser posible una burrada tal.


El sitio es pequeño, discreto pero bien decorado. Muy bien atendido, los precios son muy asequibles y se llena bastante por lo que conviene reservar si es fin de semana. Nosotros te recomendamos probarlo ya que ese toque a parrilla nos ha hecho ponerlas en la parte alta del ranking de las mejores hamburguesas de Madrid.

lunes, 11 de noviembre de 2019

Cocina Portuguesa en la frontera: Almeida y Guarda

En una excursión por pueblos de Salamanca decidimos cruzar la raya y meternos en la parte portuguesa, para ver alguno de sus pueblos, esos pueblos que antes se visitaban para comprar toallas y repostar barato y que ahora tienen chinos y las gasolina más cara que aquí. Pero también cruzamos la frontera para comer, porque Portugal tiene una cocina espectacular. Un tipo de comida que, como le pasa a la española, a la italiana o la griega tienen una frescura y un sabor que no la tienen otras del continente.

La primera parada fue en Almeida, una fortaleza del siglo XVII que merece la pena visitar. Es pequeña, no da para mucho, pero un paseo por ella resulta de lo más agradable. Además, a pesar de ser un sitio turístico, mantiene el encanto del Portugal con más encanto. Para tomar algo entramos en 4 Esquinas, un antrazo pero con todo el sabor del país. Sin lujos, con un camarero con un acento tan cerrado que no se le entendía apenas. Pedimos caracoles, era pronto, ni las 12 del mediodía, y nos dijo que no tenía. Por lo que nos ofreció un par de panes de chorizo, un tipo de preñao pero de chorizo en lonchas. Luego se lo pensó mejor y nos trajo un ración de caracol real (9€), el típico de allí, algo más pequeños y preparados en una salsa de aceite y ajo. Un exquisitez que acompañó con unas tostadas de mantequilla. Los caracoles con las tostadas y tres refrescos, 17€.

La segunda parada nos llevó a Guarda. Un villa donde pasear un rato para ver su centro histórico, su catedral, su muralla y el castillo. Para comer, a pesar de ser turístico, encontramos un local chiquitajo justo al lado de la Catedral. Un sitio de batalla, pero tremendo en calidad y precio: Solar da Beira. Allí, con la cordialidad típica del país, comimos un plato de carnes con embutidos: panceta, churrasco,  chorizo, morcilla, etc. También un bacalhau à brás (o dorado) el típico de allí, un revuelto con patata, huevo y bacalao muy meloso e imprescindible. Los dos platos, o bandejas porque allí la comida viene en bandeja, con una ensalada, los aperitivos (paté de sardina y mantequilla), una botella de vinho verde, agua y café por solo, ¡flipad! 28 euros. 6,5€ el bacalao y la botella de vino, 9,5€ la carne y la bandeja de ensalada (que era media ración) por 1,8€ quizá el precio más sorprendente vistas las clavadas que te cascan en cualquier playa de España por una mixta con huevo duro...

Si tienes opción, no lo dudes. Ya lo habíamos probado en Lisboa pero en todo el país se come de maravilla y baratísimo.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Bálamo: El gigantismo hecho restaurante

Si empiezo esta crónica dando mi opinión en caliente va a sonar un poco dura así que, mejor empiezo por lo que tiene de bueno y luego os cuento lo que no nos ha gustado.

En primer lugar el lugar es imponente en tamaño. Es enorme, 4.200 metros cuadrados de restaurante, que da de comer a 700 comensales. Un gran obra arquitectónica creada por el arquitecto Rui Costa.

Segundo, la decoración es impresionante. El local es verdaderamente bonito. Todo está cuidado al detalle, la zona de barra, la de pescadería, la zona infantil (tiene parque de bolas), otro área de copas y sobretodo la zona de restaurante con varios reservados y al fondo un jardín vertical gigantesco, de 350 metros cuadrados y casi 10 metros de altura.

Tercero, el servicio es atento, muy dedicado y profesionalizado. En un local tan grande se requiere mucha organización y, también, paciencia.

Cuarto, la carta está especializada en el mundo del mar. Pescados y mariscos. Pero también frituras y carnes. Casi todo a precios muy pero muy ajustados.

Y eso es todo. Ahora diréis ¿con estas premisas tiene algo de malo? pues si, casi lo mismo pero desde otro punto de vista. Es tan grande que todo es desproporcionado. Cuando vas a entrar hay cola en la puerta para que un primer control vea si tienes reserva o, si vas a la zona de bar, que vean si hay sitio o no. Luego avanzas, pasas el bar y, otro control, otra chica con pinganillo que te acompaña hasta la mesa. Ves el jardín vertical, alucinas, pero luego te das cuenta que la disposición de las mesas y el elevado numero de las mismas te van a hacer sentir como en una boda. Y compruebas que si, que los camareros, son atentos pero son como los de las bodas: muy mecanizados, muy coordinados. Lo hacen bien pero como algo se les escape ya no saben reaccionar.

Por último y ya centrados en la comida. ¿Por qué la carta tiene precios tan ajustados? Pues porque la calidad es media; no es comida mala pero tampoco extraordinaria. Se salvan algunas cosas, pocas. ¿Cómo es posible dar de comer a 700 personas a la carta? pues con muchos de los platos ya preparados y con mucho congelado. No me atrevo a decir que tengan cocina de quinta gama porque estando especializados en marisco no les hace falta pero que desde luego la materia que las preparaciones no están cuidadas es notorio.

Como íbamos muchos pudimos probar muchos platos, desde una ensalada de ventresca con el atún que parecía un fósil del paleolítico inferior.

También probamos la mariscada. Muy floja, y es que para que puedan ofrecer esos precios tan ajustados pues... eso. Tanto el buey como el centollo (pedimos una mariscada de cada) eran bastante malos, con el carro frío, pero muy, muy frío como si viniera de la nevera. Del resto un poco de todo, las gambas (de Huelva pero por el precio no de las mejores) malas pero las quisquillas estaban muy bien. El precio de la mariscada es de 48 euros.

La parrillada de marisco tampoco se salvaba, los gambones, por ejemplo, venían crudos y esta no era tan barata como otros platos (58€). Si salvo la ración de mejillones, muy tiernos y bien cocidos. Otros platos probados fue el pulpo, duro y malo, este si era barato 16€, eso lo dice todo. La fritura tampoco tenía nada que la hiciera despuntar (25€) y tampoco era barata

De broche final unas carnes de Lomo Alto, en platos de 750 gramos (40€/Kg), muy buenos los dos primeros. Al pedir un tercero este ya no vino nada bien, eran como trozos pequeños lo que provocaba que vinieran ya muy hechos, no se que pieza era, pero no parecía el lomo. Lo más flipante fue cuando llegaron con unos platos de patatas de bolsa para acompañar la carne. Casi al final de la comida trajeron las normales pero ya era tarde.

El ritmo, para tantos comensales y habiendo niños, fue muy bueno al principio pero decayó al final provocando alguna espera muy larga. A los niños los bajaron al parque de bolas con cuidadores (ojo a la edad solo hasta los 6 años) y a la hora de las copas te puedes subir al salón "Alta Mar", un espacio amplio donde tomarte una sin salir del local y que permite la entrada de niños hasta las 20 horas.

Eramos 12 adultos y 6 niños y la cuenta, con todo lo indicado y varios platos para los pequeños: rejos, patatas, chuletas y croquetas, más bebidas, varias cervezas, aguas, tres botellas magnum de Alvariño (Marquez de Vizhoja a 25€), dos de cava y cafés, salió a 40 euros PAX. No es caro pero tampoco barato, teniendo en cuenta que un tercio de los comensales era niños y que no tomamos postres.

La nota que lo pondría este sitio sería un 5, lo aprobamos por bonito y porque algunos platos estaban bien. Es un sitio ideal, eso si, para ir grandes grupos ya que su amplitud hace que no pongan ninguna reserva a mesas de 20 o 30 personas. También es ideal para el que busque la comodidad que la calidad y le encantará a los amantes de las cosas fáciles, amigos del bono-parque o al que le pueda costar salir a comer con niños ya que aquí lo ponen realmente sencillo.

PUNTUACIÓN 5/10
Página Web: https://balamorestaurante.es/

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