PerretxiCo - La creatividad vasca

Perretxico nació en el año 2.009 en Vitoria de la mano de chef Josean Merino, artífice de la mejor barra de pintxos de la ciudad y con un concepto innovador que al poco tiempo se llevó a Madrid. Primero con una sola taberna y después, pandemia de por medio, haciendo crecer el negocio por distintos sitios hasta tener ya cinco locales en Madrid, uno en Logroño y otro en Santander.

La propuesta es una carta doble, picoteo puro y duro, con pintxos de los que además puedes pedir los que tienen en barra y otra con platos, raciones o alguna preparación más elaborada como risotto o alcachofas. En la carta te marcan cuales son sus platos más famosos como el donut de cocido. Solo por la curiosidad de probarlo era por lo que teníamos ganas de visitar este restaurante.

Visitamos el ubicado en Corazón de María y realizar el pedido nos centramos en los imprescindibles:
- Ensaladilla (Top 10 del concurso Nacional de ensaladillas). Estaba francamente buena pero que a día de hoy este plato está repetido en cualquier carta de cualquier gastrochupi que difícil encontrar diferencias.


- Cazuelica de Txangurro gratén a la donostiarra (7,5€). De lujo.


Brochetas de txuleta de vacuno mayor con patatas fritas y pimientos del país (16,5€). Carne de calidad en brocheta, cocinada al punto con piparras asadas.


Steak tartar de txuleta de vaca, queso Idiazabal y crujiente de carasatu. Algo flojo pero quizá por nuestra culpa que quitamos el queso. Y el carasatu no deja de ser pan tostado.


- En pintxos, espectaculares "La Vacuna" (3,95€), una bola de pan con carne dentro a la que se le inyecta un salsa muy intensa y top el "Donut de cocido vasco en dos vuelcos" (8,5€), una masa rellena de la carne del cocido con un caldito. Muy original.


Y de postre, tres opciones, tarta de queso, torrija y tarta de chocolate. Tres clásicos del dulce. Nos decantamos por la tarta que era un coulant casero con chocolate, AOVE y sal acompañado de un helado de vainilla.


Como en casi todos estos tipos de locales el Servicio es educado e intenta ser atento. No es malo pero tiende a dispersarse y olvidarse de cosas como dejarnos sin cubiertos para servir, o sin servilletas y con cierto abandono en los postres.

El precio ronda los 25 euros por persona

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