Todo empezó como una pequeña tienda de productos gourmet al que se fueron añadiendo mesas que por la magia del boca a boca se fueron llenando y llenando. Así nació El Carbón de Granada un pequeño restaurante de la zona de Usera que, de la nada, se ha ido abriendo camino hasta llegar a ser un local que requiere reserva para los fines de semana con bastante tiempo.
Las máximas del lugar son: lo primero que más importa es el producto y lo segundo es el cliente. Toda la materia prima es de altísima calidad y, sin embargo, tiene una carta extensa, algo que no es habitual. Un montón de entrantes para compartir, todos ellos productos de mercado inspirados en el mar y la tierra, el marisco y la verdura: berberechos, cigalas, zamburiñas, tomate rosa, alcachofa. De segundo, dos especialidades, carnes y pescados a la brasa.
En nuestra comanda, tomate rosa, gamba blanca cocida y una curiosa zamburiña rellena de txangurro. Además de unos berberechos también cocidos.
En el segundo nos equivocamos y pedimos tacos de solomillo con boletus y foie. Fallamos porque pensábamos que sería carne a la brasa y era en salsa.
De postre, una tarta de queso cremosa, con sabor como a cuajada. Un coulant de chocolate y una tarta tatin de manzana.
Os decíamos que la segunda máxima del negocio es el cliente. Y es que está muy bien atendido, de los mejores servicios que hemos tenido últimamente. Para ser un local pequeño el número de camareros está dimensionado al alza por lo que nunca te va a faltar de nada; están siempre atentos a las necesidades de los comensales.
Por poner un "pero" el local es pequeño y puede provocar cierta sensación de exceso de mesas apelotonadas. Un poco más de espacio lo convertiría en un grande de la ciudad y eso que está en una zona fuera de todo circuito gastronómico, en la calle Antonio López 246, cerca del hospital 12 de Octubre.
El precio es caro, el producto fresco cuesta. Mínimo, no saldrás de allí por menos de 50€ por comensal. Tiene una carta de vinos muy extensa, buena bodega. Sin lugar a dudas es un lugar donde tendremos que volver, a probar sus carnes a la brasa y sus pescados que viendo lo que servían en las otras mesas tenían pinta de que lo trataban con cuidado exquisito.
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