¡¡¡ CERRADO TEMPORALMENTE !!!
Pocas mesas gestionadas por un servicio algo caótico. Lo hemos visitado un par de veces, y en ambas la misma lentitud. En la segunda pudimos apreciar que el problema estaba en cocina y en que los platos salían tarde, el servicio (muy amable en esta ocasión) nos lo explicó y se deshizo en disculpas. La más rara fue la primera visita en la cual, antes de ir a comer, nos llamaron para decirnos que tenían el local completo con muchas mesas grandes y que lo mejor era pedir menú. Cuando les trasladé mi duda sobre el menú al ir con varios pequeños la respuesta fue: pues entonces no pidan muchos platos variados porque tardarán en comer. Al final quedamos en que lo decidiríamos cuando llegáramos pero no hubo opción, nadie nos ofreció el menú.
Ya que no hubo dudas nos fuimos a por la carta, corta pero apetecible. Compuesta de entrantes como baos, dumplings o alitas, Sopas, una sección Japo-Perú con sushis de cocina peruana (por ejemplo un nigiri de lomo y salsa anticuchera), tallarines, arroces y la sección Cantonesa-Peruana con pollos y terneras. Por hacerles caso y no pedir muchos platos nos centramos en los más llamativos de cada sección y pedimos un par de cada una:
- Baos: había tres tipos Po (cerdo con salsa de ostras), Chi (pollo con albahaca) y Lan (langostinos con salsa de Kinchi). Una verdadera delicia, quizá el más flojo sea el de langostino pero los otros dos son para chuparse los dedos.
- Salvaje Leo: un arroz con pollo, cerdo, langostinos y tirabeques. Merece la pena.
- De la parte Japo pedimos "Acebichado" unos makis de aguacate con leche de tigre y aji amarillo. No está malo pero puedes vivir sin probarlo. Tiene dentro un toque de queso tipo Philadelphia que no procede en un trozo de sushi.
Y por la parte Cantonesa:
- Saltao: Ternera con patata y cebolla
- Tipakay: pollo con salsa agridulce. Una preparación mucho más sabrosa que la habitual de los restaurantes chinos
Este último plato llegó cuando ya nos habían quitado los cubiertos, los platos y tomado nota del postre. En un momento en el que nos estábamos preguntando porque nos habían llamado para decirnos que no pidiéramos variado cuando solo había una mesa con 4 comensales y otra con 3, además de nosotros, en todo el local.
Para los postres, cuatro opciones a 5,5€ cada una: Pie de limón, Mango-Matcha, Cremoso de Maracuyá y CheeseCake. Nos decantamos por las dos primeras opciones, pensábamos que el Mango-Matcha, con cacao, sería una delicia pero era bastante insulso (el té Matcha es así).
Sin embargo el Pie de limón estaba realmente rico. Preparado con galleta, lima y oporto era un postre de los que te endulzan el final de la comida.
En la segunda visita la comida nos supo mejor aún, el servicio también y salimos con ganas de volver. En esta ocasión éramos dos que tomamos un Arroz Jorge Chavez compuesto de fideos, arroz, pollo, tortilla, canela China y sésamo. También un Anticuchero, una maravilla de nigiri de lomo con chimichurri y salsa anticuchera. Por ultimo un Chi-jaukay, un plato Cantonés – Peruano de pollo con salsa chifera y cebolla China... delicioso!. El precio medio de cada plato es de 15 euros y la cuenta, con un Mango Matcha de postre, café, un refresco y un par de aguas se quedó en 57€.
Eliminado los detalles del servicio, que no era malo sino aturullado, el sitio merece la pena. Tiene platos curiosos y, lo más importante, con mucho sabor y originalidad. No se si es el mejor restaurante del Chef Arias, quizá sea mejor probar su cocina más genuina y sus cebiches en Piscomar o en su nuevo local de Vallecas: Callao24. Pero aún así, si vas a Capón, no te arrepentirás.
Buena critica, los platos son super apetecibles, lastima que esa atencion no fuera de 10.
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