martes, 8 de noviembre de 2016

Pink Monkey más comida fusión en Madrid: Asian Craft Food

Pink Monkey es el tercer restaurante del Grupo Asiana del Chef Jaime Renedo, famoso por su Restaurante Asiana, que fue uno de los primeros locales de comida fusión de la capital y ya cerrado por problemas de licencias, su Asiana Nextdoor también cerrado y que conocíamos y que ahora convive con Sasha Boom. Abrió hace apenas un año y es un referente en cuanto a comida moderna se refiere. Como muestra, un botón: reservamos con casi una semana de antelación, para 3 y la única opción que teníamos era en mesa alta con taburetes. Cómodos nos dijeron, pero nunca puede ser la comodidad de una mesa.

Tienen turnos para las cenas. Para mi gusto, un gran error. Siempre tengo la sensación de que me están echando cuando soy del primer turno, y de que me toca esperar demasiado cuando soy del segundo. En este caso, estábamos en el primero. Nos tocó esperar mucho mientras nos tomaban nota y en entre alguno de los platos, para, al final, acabar echándonos, literalmente. Mala gestión de los tiempos lo llamaría yo.

La carta es como todas las de estos sitios "modernillos", donde no pueden faltar los dumplings, ceviches y la última novedad, los baos. Encontramos una cierta dificultad para calcular las cantidades. Nos dejamos aconsejar por el camarero y al gusto de las tres comensales, añadido por sugerencia porque si no iba a ser poco, nos habría sobrado. Decidimos probar, por lo que habíamos leído y por lo que nos apetecía:

- Ensalada Thai, con mango verde y pollo al fuego. Muy fresco, aunque la escasez de pollo hizo que celebráramos los trozos que alcanzamos a comer.

- Ceviche thai de salmón de Alaska: sabores bien combinados y muy especiados.

- Bao de panceta. Según la carta eran 2 unidades, pero nos propusieron traer 3. Acertado el detalle. Lo que estaban era un poco flojas de sabor. El pan bao se caracteriza por lo tierno y su escaso sabor, por lo que el relleno debe de ser potente para que pueda destacar.

- Dumpling de carabineros: no triunfó demasiado. Picaban pero sobre todo, llevaban una salsa tipo "nata", que recordaba más a un menú de boda barato que a comida sofisticada.

- Presa ibérica lacada: llegamos a este plato bastante llenas. El aderezo del plato era bastante similar a todos los demás, así que no destacaba demasiado.

De postre decidimos probar el Brioche con maracuyá y sorbete de lemon grass. Fresco y muy rico, que nos ayudó a bajar la cena. Puede que fuera el mejor plato de la noche.

Acompañamos la cena con un refresco, 4 cervezas y una botella de agua y salimos a 30 € por persona. Disponen de menús por 37€

En resumen, más comida de lo que está ahora de moda, sin nada novedoso y con una espera, a mi parecer, un poco exagerada para lo que ofrece.

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