Esta fue una escapada corta, de esas de "no tenemos nada que hacer ¿por qué no nos vamos de tapas a Alcalá?". Era un buen plan, la ciudad está cerca, tiene cosas que visitar, y yo recordaba, de mis tiempos de universitario, que allí se montó el primer Índalo. Esos bares, tipo almerienses, que no se si son cadena, franquicias o que todos se copian el nombre y donde, por una consumición algo más cara de lo normal, te dan un tapa enorme a elegir.
La escapada merece la pena ya que es Ciudad Patrimonio Mundial por su recinto histórico y el rectorado de la Universidad, la famosa Universidad Complutense (el nombre romano de Alcalá era Complutun) creada aquí hace más de 500 años y posteriormente trasladada a Madrid.
Para el tapeo la zona es el centro. No tiene una calle con muchos bares pegados aunque si todo concentrado por el área de las calles Libreros y Mayor, desde la fuente de los cuatro caños hasta los Santos Niños y las calles adyacentes como Bedel y Cerrajeros. En una de estas calles, en Bedel, empezamos nuestra ruta ya que había tres barecitos pegados con mucho ambiente, entramos a uno recomentado: El Hidalgo. Fue de los aciertos del día, era el que más gente tenía. Un lugar de tapas, principalmente de embutido, que eligen ellos y que suelen ser grandecitas. En nuestro caso una rosca de jamón y queso, unos torreznos, chorizo y un plato de patatas fritas. Un lugar muy genuino donde la bebida de moda es el vermú que con una Coca-Cola y un mosto salió por 7,5€.
De ahí nos desplazamos al Quinto Tapón. La primera de nuestras decepciones y donde pudimos ver un defecto que empieza a tener la ciudad y es que existen muchos bares sin esencia, sin autenticidad. Quizá por la influencia del Indalo pero el caso es que hay varios cortados por el mismo patrón: franquicias o tipo franquicias montadas por cerveceras, donde te ponen enormes tapas que eliges en una carta pero que son todas de pésima calidad, precocinadas, no permiten modificar ingredientes y muy parecidas de local en local. Hamburguesas, perritos, sándwiches, croquetas o alitas han desplazado la autenticidad de los bares con tapas cocinadas con cariño. El Quinto Tapón era de esos, un local grande, tipo tapa low-cost y poco más. Dos cervezas con unas alitas y un sándwich vegetal por 5,8€
Seguimos calle abajo hasta el Indalo, Estaba petado y lo dejamos atrás para seguir hacía mayor y, la primera a la derecha, entrar en la Taberna de Rusty. Aquí el tema estaba mejor. La tapa es de pago, la eliges tú y la variedad y su preparación denotan más calidad. Hay tapas de 1,2€ a 2,75 el huevo con trufa. Pedimos un par de ruedas una tapa de anchoas y unas patatas Rusty (mahonesa con salsa brava) por 6€.
Siguiente parada en calle Cerrajeros, había también bastante ambiente y entramos en Barataria, el más vacío de todos, quizá por la hora, pero otro de los mejores del día (gracias por la recomendación Anita ;). Nos gustó porque también era auténtico, no tenían tapas todo eran raciones y tostas. Con una parrilla de donde salía un olor a carne espectacular. Pedimos una tosta de atún de almadraba con mostaza y miel y un par de ruedas, 10€
Continuamos la ruta por la calle Mayor, entramos en el Café del Lago, más que nada porque estaba lleno de paisanos y nos parecía que merecería la pena. Luego, ni fú ni fá. Normalucho y prescindible. Nos pusieron de tapa un plato de lomo con dos Coca-Colas. 4,5€
Maimónides, de él si habíamos oído hablar y era de los famosos pero otra vez más de lo mismo. Local grande, tapa inmensa precocinada y poca esencia. Nos tomamos rápidamente un par de blancos y de tapa una rosca vegetal y un sándwich mixto, pagamos 6,5€ y huimos de allí.
Y terminamos la ruta en el Nino, el bar más antiguo de la ciudad y uno de los más famosos. Otro local auténtico y con verdadera carta de raciones, medias y tapas de verdad. Está especializado en champiñones y tiene fama también su oreja y sus calamares. Pedimos media de estos, que tardó un siglo en llegar, y con dos blancos la cuenta fue de 9,5€. El local es algo incómodo por lo estrecho y mientras esperábamos una cucaracha se paseaba por la barra pero, aún así, creo que es uno de los imprescindibles si tapeas por Alcalá.
La visita nos dejó con un poco de sin sabor. Se juntan grandes locales con la moda de los falsos low-cost de tapa incluida pero mala y que te medio cobran con la consumición. Lo preocupante del tema es que estos eran los más llenos y la gente hacía cola para sentarse en ellos algo que ya habíamos visto, por ejemplo, en Ciudad Real. No es malo que haya muchos locales de este tipo, tiene que haber de todo y para todos, lo malo es que estos sitios acaban con los locales tradicionales, con el pequeño bar de toda la vida especializado y que no pueden competir con unas croquetas con cerveza por 3,25€... aunque las croquetas sean de cemento armado.
Aún así volveremos y completaremos esta guía ya que la Ciudad bien lo merece!
La escapada merece la pena ya que es Ciudad Patrimonio Mundial por su recinto histórico y el rectorado de la Universidad, la famosa Universidad Complutense (el nombre romano de Alcalá era Complutun) creada aquí hace más de 500 años y posteriormente trasladada a Madrid.
Para el tapeo la zona es el centro. No tiene una calle con muchos bares pegados aunque si todo concentrado por el área de las calles Libreros y Mayor, desde la fuente de los cuatro caños hasta los Santos Niños y las calles adyacentes como Bedel y Cerrajeros. En una de estas calles, en Bedel, empezamos nuestra ruta ya que había tres barecitos pegados con mucho ambiente, entramos a uno recomentado: El Hidalgo. Fue de los aciertos del día, era el que más gente tenía. Un lugar de tapas, principalmente de embutido, que eligen ellos y que suelen ser grandecitas. En nuestro caso una rosca de jamón y queso, unos torreznos, chorizo y un plato de patatas fritas. Un lugar muy genuino donde la bebida de moda es el vermú que con una Coca-Cola y un mosto salió por 7,5€.
De ahí nos desplazamos al Quinto Tapón. La primera de nuestras decepciones y donde pudimos ver un defecto que empieza a tener la ciudad y es que existen muchos bares sin esencia, sin autenticidad. Quizá por la influencia del Indalo pero el caso es que hay varios cortados por el mismo patrón: franquicias o tipo franquicias montadas por cerveceras, donde te ponen enormes tapas que eliges en una carta pero que son todas de pésima calidad, precocinadas, no permiten modificar ingredientes y muy parecidas de local en local. Hamburguesas, perritos, sándwiches, croquetas o alitas han desplazado la autenticidad de los bares con tapas cocinadas con cariño. El Quinto Tapón era de esos, un local grande, tipo tapa low-cost y poco más. Dos cervezas con unas alitas y un sándwich vegetal por 5,8€
Seguimos calle abajo hasta el Indalo, Estaba petado y lo dejamos atrás para seguir hacía mayor y, la primera a la derecha, entrar en la Taberna de Rusty. Aquí el tema estaba mejor. La tapa es de pago, la eliges tú y la variedad y su preparación denotan más calidad. Hay tapas de 1,2€ a 2,75 el huevo con trufa. Pedimos un par de ruedas una tapa de anchoas y unas patatas Rusty (mahonesa con salsa brava) por 6€.
Siguiente parada en calle Cerrajeros, había también bastante ambiente y entramos en Barataria, el más vacío de todos, quizá por la hora, pero otro de los mejores del día (gracias por la recomendación Anita ;). Nos gustó porque también era auténtico, no tenían tapas todo eran raciones y tostas. Con una parrilla de donde salía un olor a carne espectacular. Pedimos una tosta de atún de almadraba con mostaza y miel y un par de ruedas, 10€
Continuamos la ruta por la calle Mayor, entramos en el Café del Lago, más que nada porque estaba lleno de paisanos y nos parecía que merecería la pena. Luego, ni fú ni fá. Normalucho y prescindible. Nos pusieron de tapa un plato de lomo con dos Coca-Colas. 4,5€
Maimónides, de él si habíamos oído hablar y era de los famosos pero otra vez más de lo mismo. Local grande, tapa inmensa precocinada y poca esencia. Nos tomamos rápidamente un par de blancos y de tapa una rosca vegetal y un sándwich mixto, pagamos 6,5€ y huimos de allí.
Y terminamos la ruta en el Nino, el bar más antiguo de la ciudad y uno de los más famosos. Otro local auténtico y con verdadera carta de raciones, medias y tapas de verdad. Está especializado en champiñones y tiene fama también su oreja y sus calamares. Pedimos media de estos, que tardó un siglo en llegar, y con dos blancos la cuenta fue de 9,5€. El local es algo incómodo por lo estrecho y mientras esperábamos una cucaracha se paseaba por la barra pero, aún así, creo que es uno de los imprescindibles si tapeas por Alcalá.
La visita nos dejó con un poco de sin sabor. Se juntan grandes locales con la moda de los falsos low-cost de tapa incluida pero mala y que te medio cobran con la consumición. Lo preocupante del tema es que estos eran los más llenos y la gente hacía cola para sentarse en ellos algo que ya habíamos visto, por ejemplo, en Ciudad Real. No es malo que haya muchos locales de este tipo, tiene que haber de todo y para todos, lo malo es que estos sitios acaban con los locales tradicionales, con el pequeño bar de toda la vida especializado y que no pueden competir con unas croquetas con cerveza por 3,25€... aunque las croquetas sean de cemento armado.
Aún así volveremos y completaremos esta guía ya que la Ciudad bien lo merece!
Anotar "la gitana loca" en la calle de los santos niños, frente a la catedral. Estuvimos el sábado y aunque es una franquicia, las tapas estaban espectaculares: torreznos, migas y patatas revolconas!!!!
ResponderEliminarLo apunto para futura quedada con el grupo (chikipanda ��), y mas aun sabiendo los locales que merecen la pena. Un saludo y gracias
ResponderEliminarFantástico Post!! Os escribimos desde www.alcalanow.com y también os dejamos nuestras recomendaciones con las tapas en Alcalá de Henares. Podéis veras en http://www.alcalanow.com/es/tapas-de-alcala/. Un saludo
ResponderEliminarOs conocemos y nos inspirastéis en nuestra ruta!! ;)
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