El pueblo, Castrillo de los Polvazares, se encuentra a unos 5 kms de Astorga. Se trata de un pueblo muy pequeño pero precioso, con casas de piedra y suelos empedrados. Tiene unos cuantos locales, en los que, como no podía ser de otra manera, la especialidad es el Cocido, así que, después de recorrernos el pueblo ida y vuelta, nos adentramos en el Entrepiedras, invitados para visitarlo por dentro por ser una tradicional "Casona Maragata". Una vez dentro, como nos daba igual uno u otro, allí que nos quedamos.
De entrada, una ensalada de tomate para acompañar las carnes: morcillo de novilla, chorizo, gallina, pata y morro de cerdo, lacón, tocino y costilla adobada. Luego, unos garbanzos menuditos con sofrito de repollo, para terminar, la sopa y de postre, tradicionales natillas.
Nuestra sensación fue similar a la de la vez anterior: la carne uno poco insípida, los garbanzos muy buenos, de tipo pico pardal, pequeños, sofritos con pimentón y sin apenas acompañamiento, solo un poco de repollo (es un poco raro), y la sopa rica, rica, rica. De hecho, nos sacaron la sopera y repetimos.
Una vez pagada la cuenta que no llegó a 40 € (16,5€ cada cocido), la casa nos obsequió con un par de kilos de garbanzos. Por lo visto, tienen una promoción que si reservas, te regalan los garbanzos. Pese a que nosotros no teníamos reserva, como era un día entre semana y no había apenas gente, tuvieron el detalle de regalárnoslo a nosotros también.
Resumiendo: un pueblo precioso que merece la pena visitar y, ya que se para, hay que degustar.
Después de un plato como este lo tradicional es comer unas natillas de postre. No se si tiene alguna ciencia pero parece que se hace mejor la digestión así... o es que uno es algo goloso ;)
ResponderEliminarY natillas comimos... y no sabemos si fue por ellas o no, pero el conjunto nos sentó divinamente :)
ResponderEliminarHola . Soy el propietario de Entrepiedras. Me gusta mucho que todo haya sido de vuestro agrado. gracias por todo y espero veros pronto por nuestra casa.
ResponderEliminarGracias a vosotros y a la persona que nos invitó a entrar, nos enseñó la casa y nos trató tan bien. Íbamos con un bebé de 11 meses y en vez de sentirse molestos (como en otros sitios) nos dejaron un trona y nos buscaron una mesa amplia para estar todos muy cómodos.
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