Aprovechando la 33 edición de la America’s Cup nos acercamos a Valencia con un doble objetivo, por un lado ver los barcos participantes y por otro comer algo típico.
Valencia, en cuanto a comida se refiere es, sobretodo, sus arroces y como solo íbamos a estar un día nos decantamos para comer por la paella auténtica, valenciana de verdad, de carne y verduras: pollo, conejo, judías verdes (allí las llaman bachoquetas) y garrofò (una especie de judía blanca grande y aplanada).
Tras la comida y una siesta nos preparamos para nuestro deporte favorito: salir de tapas. Algún amigo y un par de webs nos habían recomendado la zona de Cánovas y para allá nos fuimos antojados de sepia y tellinas (para comparar con la de la mañana).
A pesar de que la guía que llevábamos hablaba con frecuencia de bares para tapeo la verdad es que no era cierto: en Valencia apenas se puede tapear. Allí se va a raciones, pero tampoco las puedes tomar en cualquier sitio, casi ningún lugar tiene las barras preparadas para esto y en casi todas partes hay que sentarse e incluso reservar.
Y es que, a pesar de que es una zona de moda, apenas tiene bares y otros que se venden como tales o como tabernas son, en realidad, restaurantes. La mayoría están situados en dos calles, Ciscar y Conde Altea y después de dar un par de vueltas a ambas calles vimos que la guía no servía de nada y que la cata de sepia y tellinas peligraba.
Al final, y por tomar algo nos arriesgamos a entrar en el primer bar con barra y raciones que vimos: Amador donde el vino blanco era imbebible y el tinto indescriptible, no nos atrevimos a comer nada y salimos de allí volando.
El siguiente que nos encontramos con barra fue Ciscar 26 (situado, casualmente, en el número 26 de la calle Ciscar ) este bar fue un gran descubrimiento. Para beber el blanco que servían por defecto era Verdejo y el tinto Beronia Crianza. La carta de tapas, amplísima y muy heterogénea: tapas valencianas como sepias, andaluzas como pescaditos o conquenses como Morteruelo o ajoarriero. Nuestro antojo era la sepia y eso pedimos, con ajoaceite (ali-oli). Mereció la pena.
Por último entramos en la Taberna Zacarías , una recomendación. Tiene dos locales, el famoso en el 16 de Ciscar que para no variar no tenía barra y otro enfrente donde pudimos pedir unas tellinas y compararlas con las de La Pepica… ni comparación, estas, a la plancha, eran mucho más grandes y con más sabor. Una delicia.
A pesar de tener medio corazoncito valenciano debo decir que es, hasta el momento, de las peores ciudades para tapear que he visto. No hay tapa gratis y rechina ver en las cartas las almendras, los cacaos (cacahuetes) o las aceitunas que cobran a un precio exagerado y sirven en un plato de café. Y no tiene pinta de cambiar, aunque vimos un par de carteles en la puerta de un par de bares que hablaban de tapas gratis como algo anecdótico: “tapa gratis hasta las nueve” y “Picativo (vaya palabro) gratis con tu cerveza”.
Qué esperabas de cataluña del sur?!? ;) estuve hace cosa de 1 mes por ahí, pero a mí me va más el tema restaurantes, y no estuvo mal. Pero sólo pude probar un par...
ResponderEliminarJajaja la Catalunya del sur... te vas a enterar cuando haga una entrada a la Valencia del norte porque Barna tampoco tiene un ambiente de bareto excesivamente bueno.
ResponderEliminarja, ja, Cataluña del sur. Muy bueno y desacertado.
ResponderEliminarPues, os diré que Alicante adolece de lo mismo. No saben lo que es salir "de vinos"!. Hay que sentarse para comer algo, en plan restaurante pero en bareto. Un fiasco en toda la Comunidad por lo que veo.
Puxa Asturies
estoy investigando bares de tapas por la ciudad... he encontrado uno en el que comentan que da tapa gratis... iré a comprobarlo con mis propios ojos y, si está bien, os llevaré cuando vengáis, cuñao... ¿cuándo venís?
ResponderEliminar