La Cabra: la primera estrella de Javier Aranda

NOTA: en la guía de 2.019 el local perdió la estrella. A mi no me extraña la verdad. Viendo lo que vi pues que queréis que diga. Era más de lo mismo. Ahora la propuesta es más humilde pero creo que más honesta. Se centra en raciones y tapeo, sin menús y sin estridencias... ya no te dan lechuga frita.

La Cabra fue la primera estrella que consiguió Javier Aranda, un chef formado en distintos restaurantes pero que dio el gran salto desde Piñera en 2.013 y apenas un año después obtuvo la primera Michelín. En junio de 2.016 abrió Gaytán y en 5 meses a este nuevo local también le concedieron la estrella lo que despertó ciertas sospechas.

Con su primera estrella, La Cabra, se convirtió en uno de los locales de moda y estuvo entre los restaurantes más demandados de Madrid. Ahora, sin embargo, es sencillo conseguir mesa. En la misma semana suele haber sitio para cenar el sábado. No se si es porque ha pasado su boom o si el sistema de reservas, con prepago y sin devolución de 20€ por comensal. Incluso de un día para otro nosotros conseguimos mesa, eso sí, en La Tapería, donde cuando hicimos la reserva no lo sabíamos pero no sirven menú.

Resulta que el restaurante tiene 6 espacios: Tapería, Gastronómico, Biblioteca, Salón Privado, Bodega y Coctelería. Para comer se puede reservar en el espacio gastronómico donde hay dos menús, Tradición con 7 platos y dos postres por 100€ o Gran Menú que se pone en 125€ y son 9 platos. Nosotros estuvimos en La Taperia. Es una zona bajando las escaleras, acogedora pero algo oscura y donde hacía algo de frío. Preguntamos por el tema del menú, y el servicio que fue de lo más eficiente, fue a consultarlo. Lamentablemente nos dijeron que estaban muy llenos y que no podían ofrecérnoslo así que tuvimos que ir a carta:
-  Ssäm Andaluz de Gamba de Cristal 12€: lechuga asada con camarones... bueno, la lechuga es lechuga, ya la puedes freir, asar o empanar que no va a mejorar demasiado. El interior, los camarones con la salsa, estaban bien pero el resto no aportaba nada al mundo de la gastronomía.

- Cangrejo Real Noruego al Carbón, Loto Crujiente y XO 27€. El cangrejo real es un crustáceo de buen sabor, parecido al centollo, pero de tamaño inmenso. Puede llegar a medir hasta 1,80 metros de punta a punta. El sabor es parecido al de la langosta y con la salsa el plato estaba muy bien. En la carta especifican que lo preparan en Josper que es un horno que cocina a la brasa. Lo indicaban para este y varios platos lo que daba la sensación de cierta publicidad innecesaria.

- Anguila Lacada, Sésamo y Hoisin de Frambuesa 18€. Un platazo, muy visual de presentación y muy exótico de sabor. El mejor plato y más original de toda la cena.

- Presa Ibérica, Mole Afrutado y Esfera de Pasión 21€. El acompañamiento es totalmente prescindible y, como suele ser habitual en estos locales una carne de lujo con un punto excelente. No defrauda.

- Postre: Chocolate y frambuesa (9€). Un buen postre de chocolate con frambuesas en varias texturas: natural, helado y tipo esferificación.

Cenamos con una botella de Millesimé de Juve&Camps (29€) con un café y agua, más el servicio y una copa de champange que pedimos al llegar (a once eurazos la copa) llevó la cuenta hasta los 149€. ¿Es un sitio que merece la pena? pues no mucho. Está bien si quieres probar la cocina de Javier pero, al menos de carta, no ofrece nada nuevo ni sorprende. Es buena cocina, todo está muy rico pero es de los típicos Michelín que no aportan nada nuevo y que parecen más de lo de siempre.





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