sábado, 27 de agosto de 2022

Restaurante Arrels Sagunto: la mujer al poder

Hace poco hemos podido disfrutar del restaurante Arrels. Un local muy joven, de apenas 5 años de vida, con una Chef también muy joven: Vicky Sevilla, que ha sabido hacer de este restaurante una agradable experiencia. Con fama de luchadora sigue la senda de otras mujeres que se abren paso en un mundo lleno de hombres, otras mujeres como Begoña Rodrigo o Susi Diaz, que casualmente también son valencianas, y han sabido crear menús Michelín distintos, más creativos y coloridos que los (cada vez más aburridos) menús de una estrella de grandes ciudades.

La primera sensación en el restaurante es la sorpresa y la amplitud. Está situado en la parte antigua de Sagunto, en las caballerizas del Palacio de los Duques de Gaeta del siglo XVI. Este entorno de piedra vista y arcos invita a una comida sosegada. El servicio y los tiempos ayudan a ello ya que todo el menú es servido con precisión. No te atosigan con los platos ni las esperas son largas, todo está medido.

En verano ofrecen dos menús (en invierno hay uno más barato) y con la concesión de la estrella en la gala de 2.021 han subido de precio, aunque también han incrementado sus pases:

- Menú Saba: con snacks, seis pases y dos postres. 72 euros con posibilidad de maridaje por 60€ más

- Menú Arrels: snacks, ocho pases, dos postres y petit fours. 92 euros y maridaje por 80€.

Quizá una pega es no saber que contienen los menús, no lo pone, te tienes que arriesgar. Aunque, eso si, te consultan si hay algo que no te gusta. Los platos tienen un toque distinto, enfocado al producto mediterráneo y muy dado a las sopas, cremas y a los sabores intensos.

- Snack1: mouselina de setas. El primer pllato y la primera sorpresa. Por la presentación y el sabor intenso de la crema de setas.

- Snack2: Boquerón. Otra presentación de lujo y un plato que es puro producto

- Snack3: Gazpacho de pepino y aguacate

- Atún encebollado con encurtidos y queso feta. Una pasada. Si eres de los que disfrutas de este pescado, el plato, con el atún tal cual y la crema, con los toques encurtidos, te volverán loco.

- Flor de calabacín rellena de brandada de bacalao. 

- Pollo al ast. El pollo asado típico de levante reinterpretado para comerlo en crema y con la piel servida como una corteza finísima. Otro de los grandes platos del menú.

- Molleja de vacuno con xirivía. Una especie de zanahoria típica de la zona y bastante en desuso


- Corvina salvaje con ajo y espinaca salteada

- Cochinillo: quizá el plato menos sorprendente por lo que es pero con una buena ejecución

- Cítricos: bizcocho de naranja, gel de fruta de la pasión y crujiente de naranja

- El segundo postre: Buñuelo de chocolate. El típico dulce valenciano de las fallas, relleno de chocolate. Un buen final.

La comida la degustamos con un Gramona III Lustros y terminamos con un café que nos dejó con ganas de petit fours. Un detalle que faltó ya que el menú corto no los lleva y, bueno, por 72 euros que vale creo que debería.

El resumen: es un gran Michelín. Con la estrella más que merecida. Siempre decimos que son mejores los estrellados de provincias que los de las capitales, es como si se lo tuvieran que currar más para conseguir la estrella. Y aquí se lo curran, se lo curra el servicio y se lo curra la chef a la que auguramos futuro prometedor.

Reservas y web: https://www.restaurantarrels.com/

jueves, 18 de agosto de 2022

San Sebastián: La perla de los pintxos

ACTUALIZACIÓN AGO-22: Visita rápida para comprobar tres cosas, que sigue siendo la perla de los pintxos, que el Covid no la ha penalizado pero que sigue siendo carísima. 

Donosti no es solo una de las ciudades más bonitas de España sino también una de las mecas del tapeo. Para alguien que disfrute con el pincheo entrar en sus bares y ver sus barras con decenas de platos le provocará asombro. Aunque antes de visitarla imaginábamos que todos los pintxos serían espectaculares y de concurso, realmente, son más discretos y sencillos. Eso si, más curiosos y variados que en otros sitios. Por algo está considerada como el lugar de nacimiento del pintxo vasco gracias a la influencia de la nouvelle cuisine francesa, la cocina tradicional vasca y su cercanía con La Rioja

También es cara, carísima. Es difícil encontrar un bar en el que el pintxo con un vino baje de los 4€ y en muchos supera los 5 euros. Pero, un día es un día, y con esas premisas allá nos fuimos, a intentar, en doble sesión de mañana y noche (los locales cierran sobre las 4 y vuelven a abrir sobre las 7), visitar el mayor número de bares de la ciudad.

Antes de iniciar la visita unos consejos:
- Sed directos al pedir. Si esperáis a que un camarero os pregunte os puede pasar que se quede delante de ti como si fueras transparente. Esto no quiere decir que el servicio sea malo sino que, simplemente están esperando a que te decidas.
- Aunque esta opción ahora se ve menos tras el Covid aún quedan locales donde puedes servirte tú mismo, Si vas a coger pintxos de la barra pide un plato y lánzate. En los sitios de guiris os pedirán que mostréis cuantos habéis cogido, en el resto se fiarán de vosotros.
- La caña vasca es el doble de la madrileña. Si queréis una pequeña se debe pedir un zurito. Para el vino, evidentemente, Rioja si es tinto y para los blancos Rueda, Verdejo o Txacolí, que en Donostia está especialmente bueno.
- La ciudad está repletita de bares, hay por todas partes pero principalmente existen 3 zonas: Centro, Gros y el Casco viejo.

Vamos a empezar por la mejor zona de todas que la recorrimos en nuestra primera visita y que ahora, en esta actualización post-Covid vemos que sigue en forma y que no ha perdido ni su encanto ni su bullicio. Es donde están la mayoría de los bares, el Casco Viejo. Hay mucho guiri pero también tiene mucha vidilla. Según se entraba por la calle Mayor vimos que el primer bar que conocimos de la ciudad Nagusia Lau había cerrado, no nos extrañó, era un bar de turisteo y muy caro (en 2.011 dos coca-colas y dos pinchos de huevo y langostinos 9,6€)

Una vez entres a la zona busca la calle Fermín Calbetón, no te librarás de alguna clavada pero allí están muchos de los de más calidad. Os subrayamos cuales de los probados son imprescindibles:
- Fermín Calbetón, buen bar, buen servicio pero hostias con la mano abierta. Quizá algo turístico y por eso tales precios. En nuestro caso por una Coca-Cola, dos mostos, un txacolí y de tapas una de txaca, pulpo con ali-oli (exquisita), pastel de cabracho y un bacalao por 21€. Por tamaño destacaba la de bacalao, tres trozos rebozados y muy ricos.

- Casa Donostia: Os lo recomendamos por ser más normalito, ni enorme, ni decorado como todos. Un bareto pequeño pero con la barra concentrada con muchas propuestas, variedad de tortillas y de croquetas. También es más barato, nos cobraron por dos pintxos de tortillas muy buenas, un tigre y una croqueta (reguleras) de jamón, con dos txacolís y un mosto: 15€
Casa Bartolo: de toda la vida, además de tapas pinchos variados. El pulpo muy currado, lo comimos con una croqueta y un par de txacolis.
Egosari (ahora Zumeltzegi): nos gustaba más cuando se anunciaba como la casa de la brocheta. Ahora es más restaurante pero siguen teniendo brochetas de varios tipos. Comimos un pintxo de patata panadera, con foie y hongo (algo crudo) y brocheta, espectacular, de langostinos y mejillones rebozados. Las brochetas a 3,6€ cada una.
Txalupa, Cuando llegamos quedaban pocos pintxos pero pintaba muy bien. Dos txacolís y dos vieiras 11,20€.
Sport: Aquí, como en Txalupa, nos pasó lo mismo. Según llegamos la barra se estaba vaciando así que no pedimos nada de comer. Recordad: cierran pronto y a las 3 y algo puede encontrarte barras vacías o incluso locales con el cierre a medias. Es de los más barato para beber y con un ambiente de gente joven con muy buen trato por parte del servicio.
Beti-jai: también de los más llenos, ahora que además lo recomienda la Michelín peor aún. Muy buen ambiente y no excesivamente caro.
Extaniz: Normalito. Fuimos cuando cerraba (a eso de las 12) solo quedaban croquetas que con dos ruedas salieron a 5 euros.
- Munto: También algo caro en su propuesta pero con una barra bien surtida. Brochetita de boquerones, Bonito con anchoas, un pincho de txaca y uno de pulpo a la gallega, con dos txacolís, por 15,7€

En calles paralelas dos altamente recomendados:
Gandarias: Uno de los más concurrido de la zona en la Calle 31 de Agosto. En nuestro primer viaje pudimos entrar, en el segundo no. Id y probadlo... si podéis... tienen una tartaleta de txanguro muy top. El precio vino+tapa, como la mayoría, ronda los 5€
- Batzán: quizá sea algo para turistas pero tiene una cosa que puede facilitar la vida al guiri, tiene 50 pinchos, incluidos postres, y cada uno está numerado. En la barra tienen una hojas donde apuntas los que quieres y se los das al camarero. La variedad es inmensa y algunos están muy buenos, como el de solomillo o el de Txangurro, lo tomamos con uno de albóndigas y una mini-hamburguesa. Para beber, dos mostos y una Coca-Cola: 20,6€. Los pinchos iban desde los 2,6€ a los 4,5€.

Las siguientes zonas están sin actualizar por lo que los precios son de hace 10 años. Todos los locales citados aún existen, lo que demuestra su calidad. Nuestra recomendación es que si la visita es corta os centréis en la el Casco Antiguo pero que si os quedáis más días paséis, al menos, por la zona de Gros.

Por el centro están más dispersos y quisimos visitar unos en concreto que habíamos leído que eran los más floridos y con las barras más espectaculares. Nos defraudaron algo, quizá por ser un día entre semana la variedad no era tanta:
- Rojo&negro, buen bar. Probamos un pintxo de Micuit con mermelada de melocotón y huevo de codorniz con jamón ibérico, con dos coca-colas: 7,40
- Mesón Martín, también muy bueno. El camarero nos dijo que su pintxo típico era la trainera (jamón plancha, gamba y chipirón), uno de los mejores que comimos en el viaje. También probamos su pintxo de pastel de cabracho, enorme. Ambos, con dos ruedas, 6 euros.


- Oquendo: Lugar raro y barra desangelada. Nos decepcionó un poco ya que es uno de los clásicos y lugar de famoseo durante la semana de cine. Una de las tapas nunca llegó. Dos ruedas y una bola de marisco 4,5€

Gros, lo visitamos por la noche. Existía una buena concentración de bares en Zabaleta pero eran todos de cena y sin pintxos en la barra por lo que no entramos y bajamos la calle Bermingham:
- Bsiete: raro y moderno, demasiado. Los camareros eran demasiado jóvenes y te sentías como en un pub y no como en un bar. Dos ruedas y dos pintxos, enanos, de atún con anchoas 5,2 euros. Era barato pero la variedad de pinchos era mínima.
- Senra. El mejor de la zona. Más caro pero su carta de pintxos calientes bien merece una parada. Pagamos 2,5 euros por un bocatín de jamón ibérico y 4 por un pintxo de solomillo de pato relleno de foie y manzana (en la foto).

- Volviendo hacía la parte vieja vimos, en Peña y Goñi, un bar que estaba muy lleno para ser entre semana, pasadas las 22:30 y además no había turistas. La Bodega Donostiarra. Entramos y nos costó que nos atendieran. Nos llegó el vino, pero no el pintxo; al rato a un camarero le sobraba un pintxo de tortilla y se lo pedimos. Muy rica, una mini tortilla individual muy bien preparada. Igual que el pintxo la cuenta tampoco llegó… después de 10 minutos esperando en la barra como si fuéramos invisibles nos fuimos sin pagar.

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