lunes, 30 de septiembre de 2019

Lúa: La Estrella de la discrección

 Lúa es uno de esos restaurantes de Madrid que, sin apenas hacer ruido, consiguió una Estrella Michelín. Con una trayectoria de 15 años y un traslado de Zurbano a Eduardo Dato su chef, Manuel Dominguez, logró el galardón en 2.016. Un año en el que Madrid logró varios nuevos estrellados que para nuestro gusto estaban cortados por el mismo patrón como Álbora o La Cabra (ahora ya sin estrella)

La propuesta tenía como base un menú no muy caro, con raíces gallegas y platos de alta calidad. Además una parte se quedó acondicionada como barra/bar y allí se podían probar algunos de sus creaciones sin tener que comer un menú entero. ¿El sitio merece la estrella? pues, realmente, tengo alguna duda. No es excesivamente innovador. Tiene muy buenos platos y un gran servicio pero que tenga un menú cuqui no debería ser suficiente para conseguirla. O si. Pero entonces lo merecerían muchos más locales donde se come de vicio pero no hay el tan manido "menú degustación" que ahora mismo consiste en tres aperitivos, dos entrantes, pescado, carne, prepostre, postre y los petit fours por 72 euros.

Como fue una visita totalmente improvisada (un lunes por la noche que nos pilló por la zona) en la que solo queríamos conocer el local y la cocina de Manuel Domínguez nos quedamos en la zona de bar donde probamos algunas de sus tapas:
- Gazpacho de melocotón (8€): un más que curioso plato con tomate amarillo y vieira en ceviche.

- Ensaladilla de marisco (12€). Pedimos media ración para poder tomar más platos y este lo elegimos por ser un clásico del local. Que esta bueno, claro que si pero ¿es la ensaladilla el nuevo plato comodín? no hay chef que se precie que no te ponga su versión en la carta.

- Media de bravas de langostinos (10€). Este si, este plato, sin ser nada del otro mundo si tiene su toque. Es simple: unos langostinos rebozados. Pero el rebozo con sabor a salsa brava los hace muy ricos. Una versión de autor de las gambas a la gabardina.

- Medio salmón ahumado (12€), aunque a priori parecía un buen plato acabó cansándonos.

- Dos tacos de rabo de toro con cebolla y langostino (16€). Provocó cierto sinsabor, sin estar mal, la mezcla mar y montaña no termina de cuajar. La cebolla le da un toque fresco pero el cilantro se come parte del sabor.

- De postre una ensalada de chocolate que sube un punto la valoración final (7€)

Con un servicio bueno pero no demasiado meticuloso el sitio da para una cena agradable pero, en mi opinión, hay otros Michelín mejores. Es una zona de barra que conserva parte del lujo de su zona de restaurante. Mucho más formal que, por ejemplo, la barra de Álbora. Los platos, como veis, no son excesivamente caros pero la comanda subió hasta los 50€ pax por sus extras: tres copas de cava Gramona Imperial (7 euros cada una), un agua y un café.

Esperaremos a probar el menú degustación pero su barra es de nivel medio.
PUNTUACIÓN 7/10

https://restaurantelua.com/

jueves, 19 de septiembre de 2019

Kitchen 154: Ni gastro ni pollas

Con este lema los chicos del Kitchen definen su cocina. Nada gastro, nada de elegancia ni adornos superfluos. Nada de platitos cuadrados ni polladas: solo cocina de estilo callejero. Cocina asiática picante y especiada. Sobretodo picante. Pero con lo que al final te quedas es que es auténtica; no existen fusiones raras o mezclas, solo los sabores de allí.

La casa madre es el local de la calle Ruiz, en Malasaña. Un sitio chiquitito, con cocina vista, dos plantas y donde conviene reservar. El boca a boca hizo les hizo conocido y ahora tienen una segunda ubicación en el Mercado de Vallehermoso. Nuestra visita fue al primero, a Kitchen154 Malasaña (Calle Ruiz, 20).

Sin preámbulos, llegamos, nos sentaron y empezaron a atendernos como si el camarero fuese un colega nuestro de toda la vida, nos ofreció la bebida y nos ayudó con la carta. Una carta corta donde la lástima es que solo íbamos dos, si llegamos a ser más casi podíamos haberla probado entera.

Guiados por la recomendación de familia y sus colegas, más el apoyo del camarero, pedimos:
- Chemitas Masala: Samosas fritas y rellenas de patata especiada. Chutneys de tamarindo y cilantro.

- Un Roti Dhal. Un curry indio de lentejas en pasta, para comer con arroz, encurtidos y pan de pita.

- Una de costillas Koreanas. Sin duda las más tiernas que hemos probado nunca, una preparación donde prácticamente se deshacen solas, sin cuchillo. Tienen un toque picante en su punto y unos complementos perfectos. Con cebolla, kimchi y pepino encurtido, más salsa koreana. Un bocado con todo a la vez resultaba increíble.

- De postre un Roti Banana. No hay muchas más opciones. Este Roti es un crepe indio con plátano, y leche condensada.

Para beber un par de refrescos y un par de cervezas La Virgen. Todo por 40 euritos de nada. Para ir y repetir; aunque no seais muy amigos del picante se puede ir sin miedo. Eso si, mejor este local que el del Mercado, donde la carta es distinta pero el ambiente es más frío. También existe un restaurante más, en José Abascal 11, que se llama LaVirgen154 donde puedes probar alguno de los platos de este equipo.

lunes, 9 de septiembre de 2019

Glass Mar: el Chef del Mar en Madrid

Una de las causas de que cada vez nos cueste más escribir en el Blog es lo repetitiva que se ha vuelto la cocina. La Michelín y sus patrones y los grandes grupos empresariales dedicados a abrir mucho nuevo restaurante pero con poca alma y mucho "más de los mismo". Nos es difícil encontrar algo que sorprenda... hasta que llegamos a Glass Mar, el restaurante en Madrid de Ángel León.

Ángel León es el Chef del Restaurante Aponiente en Andalucía. El llamado Chef del Mar que luce tres estrellas con una propuesta diferente: amando el mar y trayéndolo hasta la mesa. Es una propuesta única de uno de los mejores restaurantes de España. Por eso nos sorprende que en Madrid, su local, no tenga el tirón ni la fama que se merece. Un sitio precioso (decorado por Koke Clos), con unos precios para nada desorbitados (hay medias raciones), atendido de maravilla y donde puedes probar algunos los platos más famosos de Ángel. Empezando por un aperitivo de humus con raitán y luego las siguientes maravillas:

- Una elegante versión del mítico matrimonio

- Media tabla de embutidos marinos: salchichón de lubina, caña de lomo de tomasa y sobrasada de jurel. Es increíble el sabor del salchichón tan logrado. El lomo también lo está aunque tiene un toque como a mojama.

- Saam de bogavante: con mahonesa de erizo y cebolla en leche de tigre.

- Media de torreznos de mar. Uno de los platos que más sorpresa me ha generado. Hechos con piel de morena deshidratada y frita. Pues si, tenía el toque de los torreznos. Servidos con salsa de adobo. Es increíble, para que se te salten las lágrimas

- Media de camarones con huevo y panceta ibérica sobre cama de mahonesa de kimchi. Una versión fina de los chanquetes con huevo. Delicioso

- Arroz meloso de plancton: imprescindible. Te puede gustar más o menos ya que su sabor es intenso, sabe a mar y el primer bocado desconcierta pero luego quieres más y más. No puedes irte de aquí sin probar este arroz o, al menos, el placton de su propuesta "a que sabe el mar".

- Ventresca a la sal en tomate apoteósico

Para beber una propuesta distinta: Amorro blanco, un vino de Cádiz, de uva palomino de Chiclana. Esperábamos que fuera suave, como la mayoría de la zona pero no, es un vino seco, intenso. con un toque como a manzanilla pero que sin embargo pegaba a las mil maravillas con los platos elegidos. Un vino de los "peligrosos" ;)

Para los postres hay pocas opciones, solo tres. Pero da igual, aquí no se viene por los postres, se viene a amar el mar. Nosotros tomamos una Mousse de chocolate y turrón de una textura muy suave.

La cuenta, con un café y el vino, fue de 65€ PAX. Tomamos un plato más de lo recomendado, por el ansia de probar cosas. Pero con cuatro entrantes y dos principales sales por unos 50-60€ habiendo probado una de las cocinas más maravillosas de nuestro país. También ofrecen menú de cinco platos más postres que con maridaje de cuatro vinos cuesta solo 55 euros de día y 65 por la noche ya que incluye un gin tonic en la terraza. De precio es soberbio pero en este caso no lo recomendamos porque no tiene los platos más imprescindibles como los torreznos o el placton.

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