miércoles, 13 de abril de 2011

Cocidito Madrileño III: Gambrinus Arganzuela (Ahora el Puchero de mi abuela)

NOTA: Ahora el local se llama El puchero de mi abuela pero la preparación del cocido es exactamente igual.

Por fuera se anuncia como el "Mejor Cocido Madrileño", premio concedido por el Club de Amigos del Cocido. En realidad el premio no se lo concedieron a este restaurante sino a La Cruz Blanca de Vallecas pero el galardonado, Antonio Cosmen, es director gastronómico de este otro local. Y allá que nos fuimos con la Agrupación Gastronómica El Conjunto, a ver si era verdad.

El local es correcto y el servicio bueno y dicharachero. Pero nada más. El cocido no era para tanto.

En dos vuelcos, el primero, la sopa, era servida por un camarero como si estuviéramos en un comedor escolar. Una vez en el plato prometía: tenía grasa, buen presagio. Pero engañaba, estaba algo sosa. Acompañada de cebolla y guindilla se podía repetir pero para hacer hueco pocos lo hicieron.

El resto, en cantidad considerable, venía en una cazuela de barro y acompañamiento de tomate con comino. Tocino, escaso pero muy bueno, la verdura con más sabor del que auguraba una sopa tan sosa, el chorizo recomendable y las carnes, con un morcillo sabroso y muy tierno. También traía, aunque no era para recordar, bola, zanahoria, patata, gallina y morcilla que parecía del Lidl. Imperdonable en un cocinero asturiano. Los garbanzos, como era de imaginar: flojos. De tamaño normal, castellanos, algo rotos y pastosos. Sin sabor y muy toscos. Y es que no falla: sopa floja, cocido insulso.

El precio del cocido son 16€, barato. Aunque al final acabamos pagando 32€ por cabeza y sin que llegáramos a saber donde estaba la diferencia ya que apenas hubo vino y fue plato único.

En definitiva, un claro ejemplo de crea fama y échate a dormir. No es el mejor cocido del mundo. Ni siquiera de Madrid. Quizá lo sea de la manzana. Aunque hasta ahora solo hemos comentado 3 locales ya hemos catado 5 y este pasa a ocupar el último lugar (algún cocido de menú está mejor). Yo lo suspendo, aunque eso sí, algunos de nuestros acompañantes lo aprobaron incluso con sietes y ochos por lo que si quieres salir de dudas ve a probarlo, quizá nosotros pillamos un día malo.

DiverXo: Diver-tido, diferente

NOTA: está critica corresponde al menú de 2.011. Cuando estuvimos fue el restaurante que mas gratamente nos sorprendió en los últimos tiempos. En la guía de 2.012 pasó a tener dos estrellas Michelín y, desde la guía de 2.014, es el primer restaurante con 3 estrellas en Madrid por lo que hemos vuelto a ver como le va en su nueva sede de Padre Damián si quieres leer la crónica del nuevo DiverXo pincha aquí.

Hoy nos acercamos a DiverXo, restaurante de Madrid, dirigido por el joven cocinero David Muñoz. Fuimos sin tener ni idea de lo que nos íbamos a encontrar. Lo único que conocíamos eran sus buenas críticas y que tenía una (2.011), dos (2.012), NO, tres estrellas Michelín (2.013).

El local está situado en el barrio de Tetuán, en un sitio un poco extraño y con una entrada excesivamente discreta. El interior, muy minimalista pero a mi parecer, acogedor y con mucho gusto, tiene apenas 10 mesas. No está permitido hacer fotos en el interior (fotos de la Web del restaurante). No existe carta. No esperes sentarte y saber lo que vas a comer. En este caso, el factor sorpresa es clave. Tienen 3 menús (uno de 7 platos, otro de 9 y el otro de 11, por 75, 100 y 120 € respectivamente). Los menús no están cerrados y se adecúan a los gustos y preferencias de cada mesa. Nosotros optamos por el menú grande, de 11 platos, porque queríamos probar el mayor número de platos posible. Aunque sean platos pequeños, los últimos no pude acabármelos, limitándome exclusivamente a probarlos, por lo que, si volviera, optaría por algún menú mas corto.

La novedad de este restaurante es su fusión entre la comida asiática (no solo china) y la mediterránea. A diferencia de otras "Estrellas", cada plato tiene su sabor, sin descartar por supuesto, una cuidadísima presentación, pero lo importante, que son los sabores, tienen máxima prioridad. Cada plato provoca una explosión de sensaciones curiosas francamente sorprendentes. A destacar, la versión del pato pekinés, realizada con cochinillo y los dimsum de huevo frito que acompañan al salmonete, que al explotar en la boca, hace que se te salten las lágrimas.

Queremos hacer también una mención especial al servicio. Un trato que sin entrar en los rigores de los restaurantes tradicionales resulta exquisito. Tuvimos dudas con el cava servido (Raventós Gran Reserva 2.001) y al mostrar la mínima duda se ofrecieron a abrir otra botella, sin ningún aspaviento. En resumen, es un lugar ideal para sorprender y donde pasaréis un buen rato.

Cualquier excusa es buena para celebrarla allí.

Los platos (si vas a visitar el restaurante y quieres que sea más sorprendente, no sigas leyendo) finalmente, y contando entrantes y otros detalles, llegaron a ser 14:
1.- Judia de soja con salsa de picante
2.- Te verde con flores
3.- Mejillón tigre al estilo fusion con huevas de pez volador y lima tailandensa
4.- Cococha de merluza con lenguas de pato
5.- Ventresca de salmonete con dimsun de huevo frito y alioli negro
6.- Dimsun de capon con carabinero y shitake
7.- Dimsun de liebre con espuma de remolacha y navaja de buzo sobre lomo de liebre
8.- Cochinillo pequines. Primera parte: La piel
9.- Cochinillo pequines. Segunda parte: La carne en hamburguesa
10.- Rape caramelizado al wok peru-chino (con las llamas dentro)
11.- Estofado de buey sin grasa con grasa
12.- Chicle de frambuesa
13.- Mouse de violeta
14.- Toque de fruta de la pasion y chocolates

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