Y de nuevo volvemos de tapas a Logroño. Esta vez fue de paso, teníamos una boda al día siguiente por la zona y quisimos aprovechar para visitar nuestra calle de pinchos favorita: La Laurel.
En los 3 años que han pasado desde nuestra última visita la calle ha cambiado un poco. Se han abierto nuevos bares y tras comprobar que los clásicos seguian ahí (Logroño: el paraiso de las Tapas) decidimos probar los nuevos. Muchos de ellos no nos gustaron; no tenían personalidad, eran todos con el mismo tipo de decoración y de pinchos (croquetas principalmente) perdiendo el encanto de tapa típica que tenía antes cada local. Pero, sobretodo, no nos gustaron sus precios ya que en algunos de ellos pagamos casi ocho euros por dos vinos y dos tapas, algunos pinchos rondan los 2€ e incluso un minicrepe de puerro por 2,5€.
Los Riojas rondan 1,5-1,7 euros y en la mayoría de bares los sirven perfectos, fresquitos... como solo saben servirlos en esta ciudad. Desgraciadamente en otros de estos bares nuevos los servian calentorros, una pena.
Para nuestra ruta volvimos a empezar por abajo ahí se notaba más el cambio de la calle ya que ahora hay, juntitos, cuatro locales nuevos:
- En Laurel 1: La Taberna del Tio Blas, con muchos pinchos en la barra no parecía que tuvieran especialidad. Bonito local que se fue llenando poco a poco. Una delicia de chistorra que en realidad era una croqueta de chistorra bastante mala con croqueta de ibérico y 2 crianzas por 7,90€
- DO Laurel. También sin encanto. Ver este local era como ver los dos primeros. No es que sean iguales, para nada, sino que tienen el mismo poco encanto. Aquí comimos crepe de puerro y croqueta de carabinero (puf... muy muy mala) con dos crianzas por 7,90€
Tras esto nos saltamos unos cuantos que ya habíamos visitado en nuestro anterior viaje y decidimos entrar en algunos clásicos para quitarnos el mal sabor de boca inicial:
- Casa Pali, este si que era un bareto bareto que nos devolvió a la felicidad y las buenas sensaciones de otras visitas a esta ciudad. Tenía el encanto que le faltaba a los anteriores, buenos precios y tapas con sabor genuino: rabo de toro muy rico que compartimos con una croqueta, crianza y mosto solo 6,80€.
- Mesón El Abuelo, esta zona era la que estaba más llena, nos saltamos El Muro, el Donosti (donde ponen ahora los "cojonudos") porque ya los habíamos probado. No pudimos entrar en el Torrecilla de lo lleno que estaba por lo que entramos en éste. Ya lo teníamos catado de anteriores viajes pero por su sepia merecía volver. Nos fuimos sin pagar después de varios intentos pidiendo la cuenta a la camarera.
- Seguimos nuestra ruta y nos asomamos de pasada a la calle Albornoz. Vimos en El Canalla una tapa llamada explosión de huevo con fina panceta que no podíamos dejar pasar. La degustamos con 2 crianzas por 5,4€
- Laurus. Crianza, mosto y dos pinchos de lomo con cebolla confitada, 5,4€
- Las letras del Laurel. Otro sin personalidad, de estilo nuevo donde nos dieron el vino caliente y pagamos 6€ por un crianza y una sola tapa, eso si, una tosta de foie.
Aunque íbamos de retirada quisimos terminar la noche probando el que dicen mejor pincho de la zona: El Tio Agus del Bar Lorenzo. Habíamos leído que era la tapa de moda de la zona, es un bocata de pincho moruno donde la gracia está en la salsa, hecha con comino y que hace muy sabroso el bocata. Esta bueno pero no es el mejor pincho de Logroño. Nos lo tomamos con 2 aguas por 3,5€
... y tras esto para casa pero con ganas de volver. Porque esta calle sigue siendo el paraiso del tapeo!
En los 3 años que han pasado desde nuestra última visita la calle ha cambiado un poco. Se han abierto nuevos bares y tras comprobar que los clásicos seguian ahí (Logroño: el paraiso de las Tapas) decidimos probar los nuevos. Muchos de ellos no nos gustaron; no tenían personalidad, eran todos con el mismo tipo de decoración y de pinchos (croquetas principalmente) perdiendo el encanto de tapa típica que tenía antes cada local. Pero, sobretodo, no nos gustaron sus precios ya que en algunos de ellos pagamos casi ocho euros por dos vinos y dos tapas, algunos pinchos rondan los 2€ e incluso un minicrepe de puerro por 2,5€.
Los Riojas rondan 1,5-1,7 euros y en la mayoría de bares los sirven perfectos, fresquitos... como solo saben servirlos en esta ciudad. Desgraciadamente en otros de estos bares nuevos los servian calentorros, una pena.
Para nuestra ruta volvimos a empezar por abajo ahí se notaba más el cambio de la calle ya que ahora hay, juntitos, cuatro locales nuevos:
- En Laurel 1: La Taberna del Tio Blas, con muchos pinchos en la barra no parecía que tuvieran especialidad. Bonito local que se fue llenando poco a poco. Una delicia de chistorra que en realidad era una croqueta de chistorra bastante mala con croqueta de ibérico y 2 crianzas por 7,90€
- La Tavina. Un bar restaurante que a mi gusto tenía poca personalidad. Tambien con muchos tipos de pinchos, demasiados, ninguno era una especialidad pero tenían buena pinta. Un crianza con Coca-Cola, mollete de lomo y un salmorejo por 7,4€
- Volapie, el tercero nuevo. No llegamos a catarlo. Al poco de entrar nos salimos porque no nos hacían caso, solo había otro grupo de clientes en el local pero se ve que no tenían muchas ganas de trabajar. Total, era una franquicia así que no nos perdíamos nada saltándonoslo.- DO Laurel. También sin encanto. Ver este local era como ver los dos primeros. No es que sean iguales, para nada, sino que tienen el mismo poco encanto. Aquí comimos crepe de puerro y croqueta de carabinero (puf... muy muy mala) con dos crianzas por 7,90€
Tras esto nos saltamos unos cuantos que ya habíamos visitado en nuestro anterior viaje y decidimos entrar en algunos clásicos para quitarnos el mal sabor de boca inicial:
- Casa Pali, este si que era un bareto bareto que nos devolvió a la felicidad y las buenas sensaciones de otras visitas a esta ciudad. Tenía el encanto que le faltaba a los anteriores, buenos precios y tapas con sabor genuino: rabo de toro muy rico que compartimos con una croqueta, crianza y mosto solo 6,80€.
- Mesón El Abuelo, esta zona era la que estaba más llena, nos saltamos El Muro, el Donosti (donde ponen ahora los "cojonudos") porque ya los habíamos probado. No pudimos entrar en el Torrecilla de lo lleno que estaba por lo que entramos en éste. Ya lo teníamos catado de anteriores viajes pero por su sepia merecía volver. Nos fuimos sin pagar después de varios intentos pidiendo la cuenta a la camarera.
- Seguimos nuestra ruta y nos asomamos de pasada a la calle Albornoz. Vimos en El Canalla una tapa llamada explosión de huevo con fina panceta que no podíamos dejar pasar. La degustamos con 2 crianzas por 5,4€
- Laurus. Crianza, mosto y dos pinchos de lomo con cebolla confitada, 5,4€
- Las letras del Laurel. Otro sin personalidad, de estilo nuevo donde nos dieron el vino caliente y pagamos 6€ por un crianza y una sola tapa, eso si, una tosta de foie.
Aunque íbamos de retirada quisimos terminar la noche probando el que dicen mejor pincho de la zona: El Tio Agus del Bar Lorenzo. Habíamos leído que era la tapa de moda de la zona, es un bocata de pincho moruno donde la gracia está en la salsa, hecha con comino y que hace muy sabroso el bocata. Esta bueno pero no es el mejor pincho de Logroño. Nos lo tomamos con 2 aguas por 3,5€
... y tras esto para casa pero con ganas de volver. Porque esta calle sigue siendo el paraiso del tapeo!
Me gustaría saber que significa para ti "sin personalidad" has citado bajo esa calificación a bares con un gran concepto estético y gastronómico. creo que te equivocas.
ResponderEliminarHola Anónimo. Evidentemente es una cuestión de gustos y no son malos bares.... pero... para nosotros son "sin personalidad" aquellos bares que están cortados por el mismo patrón, aquellos en los que te da lo mismo entrar a uno que ha otro puesto que todos tienen una decoración moderna parecida y en los que la carta es parecida. Ninguno tiene nada especial ni que los diferencie como ocurría con el Simpatia o ahora con el Achuri. Las letras del Laurel es un bar frio con el vino caliente y el Tavina es algo mejor y está muy bien provisto de pinchos pero le falta "algo"
EliminarUn post muy interesante. Ir de tapas por Logroño es sin duda una de las mejores experiencias que puede ofrecer la ciudad.
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