martes, 19 de diciembre de 2017

Tándem by Triciclo

Triciclo fue la revelación gastronómica de Madrid allá por 2.013. El boca a boca hizo que la cocina de sus tres chefs (Javier Mayor, David Alfonso y Javier Goya) triunfara en muy poco tiempo y que siempre estuvieran completos. Por eso, menos de un año después, decidieron abrir un segundo local: Tándem

Situado en la misma calle que su hermano mayor la propuesta es algo más desenfadada: cocina non-stop y más sencilla, toques variados en función de la hora desde el desayuno, el bruch o la carta de comida con picoteo frío (cecina, foie, salón, quesos u otras), ensaladas, bocatas o algunos platos de Triciclo (callos, canelón, etc.). Todo servidos en modo slow-food. Pasos tranquilos, uno a uno, que hacen todos se disfruten de forma sosegada. Además mantienen en su carta el concepto de medias raciones por lo que se pueden probar muchos platos aún yendo poca gente. Por ejemplo y para dos:

- Las bravas de Tandem: una salsa muy especial, con su toque a ajo y preparación exquisita

- Canelón de rabo de toro: un plato clásico de Triciclo y que no te puedes perder

- Albondigón de buey: está entre la leche y la virgen. Es solo una albóndiga sobre parmentier pero la calidad de la carne y la preparación lo convirtieron en uno de los mejores platos del día.

- Media de callos, otro clásico de Triciclo. Es la preparación tradicional de los callos a la madrileña, sin florituras y sin nada más pero diría que es de los sitios donde mejor los guisan.

- Media coca sarda, de queso, rúcula y tomate negro. Yo no soy muy de queso pero he de decir que no estaba mal. Sobretodo el detalle del tomate negro

- Steak Tartar. Muy pequeña ración de un buen tartar con huevo de codorniz

Decir que el precio en carta de algunos platos es caro. La media coca o la media de callos fuero 8 euros, las bravas 7,5€ una ración más bien pequeña. Igual precio el canelón o el albondigón. Toda la comanda, con una cerveza doble, una copa de blanco, pan y dos cafés salió por 55 euros por lo que el precio medio del local puede estar entre 20-30 euros.

Apuesta segura si quieres preparaciones de calidad, los chicos de Triciclo no fallan y siguen creciendo. Tras esta apertura han abierto un corner en el Espacio Gourmet del Corte Inglés de Castellana y su última adquisición, Taberna La Elisa, una antigua tasca de 1.907 en la misma calle que Triciclo y Tándem y con platos de lo más cañí: bravas, callos, casquería, caracoles y toda la comida de taberna que te puedas imagina y que esperamos probar en breve.

martes, 12 de diciembre de 2017

Wagamama - cadena asiática

CERRADO

Wagamama es una cadena asiática que ha entrado en España de la mano del grupo Vips. En la apertura de su primer local, en la calle Serrano, la expectación que se había creado a su alrededor, por la publicidad y el éxito cosechado en Inglaterra, hizo que se superaran todas las previsiones y se les acabara el género. En unos meses, han abierto otros tres locales más, todos ellos en Madrid (Calle Génova, Parque Sur y en el nuevo Centro Comercial Plaza Río 2). Este último es el que visitamos.

Como buen establecimiento de Centro Comercial, está orientado a familias, con espacio para carros, miles de tronas... pero ojo, gran error de los diseñadores: las mesas son más altas del estándar y eso no lo han previsto en las tronas. El pobre bebé sentado en su trona, no será capaz de llegar a la mesa para comer (y eso que nuestro bebé era ya mayorcito). El local es informal, con zona de mesas largas y bancos corridos, donde salvo si eres un grupo grande, probablemente acabarás compartiendo mesa.

Cuando recibimos las cartas estábamos un poco perdidos. Íbamos con los dos niños, así que nos pareció una buena idea elegir varios platos a compartir. Así lo transmitimos, pero aún así, no fuimos capaces de conseguir más de una cuchara para el ramen y fueron varias las solicitudes de platos individuales para poder compartir cómodamente. Carta muy amplia con infinidad de nombres impronunciables y que a un occidental no aportarán mucha información y fotos, donde no se apreciaba bien la diferencia entre unos platos y otros. Habíamos oído que era un sitio especializado en ramen, así que esa fue nuestra primera opción:

- Wagamama Ramen: un caldo de sobre, con fideos que ni fú ni fa y una mezcla de ingredientes (pollo, gambas, huevo, mejillones, panceta, algas...) que no armonizaban en exceso.

- Gyoza de pato: muy normalitas. Necesitaban la salsa de soja para darles gracia.

- Yaki soba de pollo: Pese a pedirlo solo de pollo, vino con pollo y gambas. El mejor plato probablemente.

- Teriyaki donburi de ternera: No nos lo acabamos. Un gran bol de arroz blanco soso, y con una carne con salsa sin personalidad, que recordaba de nuevo a ser de sobre.

- Por último, tenemos que destacar los postres. Se ofrece la opción de "mini postres", cuyo precio no llegan a dos euros y son de un tamaño perfecto para rematar la comida

Al final, fue una comida que no pasará a la histora y, posiblemente, ni siquiera repitamos, por 54 €.

lunes, 4 de diciembre de 2017

Mercado de la Reina: postureo en Gran Vía

Me pasa siempre con estos sitios modernos. No me gustan demasiado. Las cartas son iguales. Los sabores son iguales. Los camareros son iguales. Hasta la música y la decoración son parecidas. Clones unos de otros, donde no puede falta el salmorejo, el carrito de Gin-Tonics y el camarero que te dice "¿Qué tal chicos?" y que luego desaparece. Eso, con una carta que se define de cocina tradicional es el Mercado de la Reina, un restaurante que pertenece al grupo del mismo nombre y que gestiona otros locales famosos de la capital como el Museo Chicote.

¿Qué más encontrarás? música altas, mesas pegadas, un servicio juvenil pero despistado y una carta dividida en cuadros: Picoteo (salmorejo, ensaladilla, pulpo, calamares, ensaladas, etc.), Platos Principales originales como tartar de lubina, raviolis de rabo de toro, gran variedad de preparaciones de huevo, carnes, guisos como carrillera, pescados y frituras. En laborables también se puede como de menú a un precio económico para ser la Gran Vía (13,5€) o una hamburguesa por 11,5€. Todo se prepara en una cocina vista en la parte inferior y tiene pinta de ser comida semi-preparada, de la que ya está hecha y solo se remata y calienta en cocina. Al menos eso parecían los platos que pedimos

- Salmorejo. muy normalito

- Raviolis de rabo de toro: bien el ravioli y el contenido pero tenía ese toque a comida preparada, esa salsa de menú de boda que le hacía perder la gracia.

- Ventresca con pisto. Seco y muy hecho el atún, soso y aceitoso el pisto.

- Brocheta de calamar y gamba. Difícil decidir entre que estaba peor, la gamba o el duro calamar. Lo que si es fácil es ver en la foto lo grasiento de la salsa que además sabía como la del pisto

- Terminamos con un postre de mousse de chocolate que nos permitió terminar la comida con algo bueno, en sabor y en precio (4€ solo)

El servicio he de decir que a pesar de estar despistado y dejarnos prácticamente abandonados a la hora del café y los postres, fue muy agradable y atento. Como pega, la manera de disponer la poca gente que había. Según llegamos nos sentaron en las mesas de la parte alta del fondo, una zona con las mesas muy juntas. La zona estaba prácticamente vacía y aún así nos sentaron la lado de una pareja. Tan juntitos que parecía que estábamos comiendo los 4. Lo mejor vino cuando la pareja acabó y se fueron, al poco rato llegó otra y, con el restaurante igual de despejado, les acomodaron también a nuestro lado.

Aunque al ver la carta todo es más o menos de un precio normal al final pagamos 30€ por persona los platos que habéis visto con agua, pan, dos Coca-Colas y un café. No es que sea mucho pero tampoco es barato para la calidad que tiene. Si lo buscas en Tripadvisor veréis que lo ponen muy bien, quizá el equivocado soy yo, pero esa web y yo no solemos estar casi nada de acuerdo, restaurantes desconocidos entre los mejores de la ciudad, hamburgueserías por encima de michelines y cuñaos poniendo a parir a locales a los que luego les dan 4 estrellas... no sé, para esa web este local está entre Excelente y Muy Bueno pero nosotros no creo que volvamos.

domingo, 26 de noviembre de 2017

Hamburguesas XXXVI: SAGÀS Farmers, Cooks & Co

CERRADO

Sagás es un pueblecito catalán de poco más de '100 habitantes que da nombre a estos locales que buscan vender la imagen de producto de cercanía, de la tierra a la mesa. Es el pueblo donde la familia del chef, Oriol Rovira (estrella Michelín en El Casals), tiene sus cultivos. El concepto es más simple: bocatas, cocina para comer con las manos y más complejo: internacional, bocatas de calamares, de butifarra, baos, bahn vietnamita y hamburguesa americana (el objetivo de nuestra visita).

Hay dos locales, uno en el Born de Barcelona y el que visitamos nosotros, el del Matadero de Madrid, una de las zonas de tendencia de la capital. Ubicado en la Nave 12, justo al lado de la Plaza, tiene una terraza, rincones para tomar café, mesas altas para tapear y una zona de mesas para comer. Un local precioso.

La carta es simple. Aclarar que este no es un local de hamburguesas, solo hay dos en carta: Clásica o chili con chipotle . El resto son bocatas de lo más variado y separadas por tipos: de cerdo (butifarra, bacon, jamón), de ternera, calamares o "Del mundo" donde encontrarás Baguette de pollo al curry, Baos de panceta confitada y salsa hoisin, bruscheta de sardinas o bahn vietnamita. Además hay acompañantes como patatas, croquetas o ensaladas y de lunes a viernes platos de cuchara.

La hamburguesa que probamos fue la Classic, con bovino gallego, tomate, pepino, cebolla y pan artesano. Lo mejor es el pan, perfecto crujiente pero con un fallo, era pan normal con tanto sabor que mataba el sabor de la hamburguesa. Quizá por tanto sabor del pan, por pedirla sin queso o porque la carne, a pesar de ser buena y estar perfecta de punto, estaba sosa pero el conjunto no destacaba. Le faltaba Rock&Roll.

Más sabor tenía otro de los platos que pedimos, el Bahn, un bocadillo originario de Vietnam donde se pone dentro del pan encurtidos de zanahoria, cebollas y cilantro. En este caso lleva nabo, zanahoria, jenjibre, cilantro, salsa sriracha, pasta de cacahuete y porchetta de cerdo. Todo servido en un pan artesano divino. Una explosión de sabores al morder, frescor, carne y un toque picante, todo junto, en una gran combinación.

Lo acompañamos con unas croquetas (buenas) y unas patatas (malas, del tipo con piel pero grandes y duras) y para los niños un perrito servido con cebolla, cebolla frita y queso que te lo ponen a parte para que te lo montes tu mismo.

Decir que este sitio se puede considerar un local "para comer con niños". No porque tenga nada concreto específico para niños pero la carta es fácil, todo se puede compartir y el local es amplio, muy amplio, ya que tiene la zona de escenario, la de grada y unos laterales donde los niños pueden estar mientras los padres toman algo tranquilamente. Quizá demasiado tranquilamente. Si no te gusta los niños molestos mejor que no comas aquí. Es tan poco recogido que la gente se relaja demasiado y prometo que nunca vi niños tan mal educados, o padres tan pasotas, como aquí. No solo estaban corriendo entre las mesas, había uno con un patinete, otro jugando al fútbol, otro tirando lámparas al suelo y haciéndolas rodar... angelitos... de padres. Digo.

El servicio, aunque se despista, es bueno y servicial. La carta tardó en llegar y las salsas las tuvimos que robar de la mesa de al lado pero el resto bien.

Quitando el perrito que costaba 8 euros y era caro para como estaba, la carta no es excesiva. La hamburguesa y los bocatas 12 euros y eran lo más caros. La horquilla va de 7 a 12 euros por bocata y nuestra comanda total, con dos Coca-Colas, un agua, un café y de poste (a 5€) un pan con chocolate aceite y sal salió por 56 euros

En resumen, un bonito y original sitio que no está mal para una visita al Matadero. No es un sitio de hamburguesas pero no saldrás descontento.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Lista completa de Estrellas Michelín 2.018

En la edición de 2.018 entran en lista dos nuevos triestrellados, 4 nuevos dos estrellas y en la categoría inferior 17 nuevos locales. Esta es la lista completa para disfrutarlos!

Tres estrellas: 11 en total. Los nuevos grandes son ABaC de Jordi Cruz en Barcelona y Aponiente de Ángel León en el Puerto de Santa María.

Lasarte de Martín Berasategui (Barcelona), Diverxo de David Muñoz (Madrid), El Celler de Can Roca de los hermanos Roca (Girona), Sant Pau de Carme Ruscalleda (San Pol de Mar), Restaurante Martín Berasategui de Martín Berasategui (San Sebastián), Quique Dacosta (Dénia), Akelarre de Pedro Subijana (San Sebastián), Arzak de Juan Mari Arzak (San Sebastián), Restaurante Azurmendi de Eneko Atxa (Larrabetzu) y Lasarte de Martín Berasategui y Paolo Casagrande (Barcelona)

Dos estrellas cuatro novedades: Cañada Buenavista de Pablo González-Conejero (El Palmar - Murcia), Dos Cielos de los hermanos Torres (Barcelona), Disfrutar de los ex-Bulli Eduard Xatruch, Oriol Castro y Mateu Casañas (Barcelona) y Maralba de Fran Martínez (Almansa - Albacete)


DSTAgE de Diego Guerrero (Madrid), Annua de Óscar Calleja (San Vicente de la Barquera-Cantabria), El Cenador de Amós de Jesús Sánchez (Villaverde de Pontones-Cantabria), L’Escaleta de Kiko Moya (Cocentaina- Alicante), BonAmb de Alberto Ferruz (Xàbia-Alicante), El Portal del Echaurren de Francis Paniego (Ezcaray – La Rioja), M.B. de Martín Berasategui (Guía de Isora – Santa Cruz de Tenerife), Mugaritz de Andoni Luis Aduriz (Errenteria - Guipúzcoa), Club Allard (Madrid), Restaurante Miramar de Paco Pérez (Llançà – Girona), Les Cols de Fina Puigdevall y Pere Planagumà (Olot – Girona), Restaurante Ramón Freixa (Madrid), La Terraza del Casino de Paco Roncero (Madrid), Sant Celoni de Óscar Velasco (Madrid), Casa Marcial de Nacho Manzano (Arriondas – Asturias), Dani García (Marbella – Málaga), Moments de Raül Balam y Carme Ruscalleda (Barcelona), Restaurante Enoteca (Hotel Arts) de Paco Pérez (Barcelona), Restaurante Atrio de Toño Pérez (Cáceres), Coque de Mario Sandoval – (en su nueva ubicación de Madrid), Zaranda de Fernando Pérez (Es Capdellà - Mallorca)


Una estrella:
  • Andalucía: Choco (Córdoba), La Costa (El Ejido), José Carlos García (Málaga), Kabuki Raw del Hotel Finca Cortesin (Casares), El Lago (Marbella), Restaurante Sollo (Fuengirola), Restaurante Messina (Marbella), Restaurante Acanthum (Huelva), Skina (Marbella), Alejandro (Roquetas de Mar), Abantal (Sevilla), Noor (Córdoba), Alevante (Chiclana), Bardal (Ronda)
  • Aragón: Las Torres (Huesca), Lillas Pastia (Huesca), Tatau Bistro (Huesca), Hospedería El Batán (Tramacastilla), La Prensa (Zaragoza).
  • Asturias: El Corral del Indianu (Arriondas), Auga (Gijón), La Salgar (Gijón), El Retiro (Llanes / Pancar), Casa Gerardo (Prendes), Arbidel (Ribadesella), Real Balneario (Salinas).
  • Baleares: Andreu Genestra (Mallorca / Capdepera), Es Molí d’En Bou (Mallorca / Sa Coma), Es Racó d’Es Tix (Mallorca / Deià), Marc Fosh (Mallorca / Palma), Es Fum (Mallorca / Palmanova), Jardín (Mallorca / Port d’Alcudia), Adrián Quetglas Restaurant (Palma de Mallorca), Argos (Port de Pollença).
  • Canarias: Kabuki (Tenerife / Guía de Isora), Kazan (Tenerife / Santa Cruz de Tenerife), El Rincón de Juan Carlos (Los Gigantes / Tenerife), Nub (Tenerife)
  • Cantabria: Solana (Ampuero / La Bien Aparecida), El Nuevo Molino (Puente Arce), El Serbal (Santander), La Bicicleta (Hoznayo)
  • Castilla-La Mancha: El Bohío (Illescas), El Carmen de Montesión (Toledo), Tierra (Torrico / Valdepalacios), El Doncel (Sigüenza)
  • Castilla y León: Cocinandos (León), El Ermitaño (Benavente), La Botica (Matapozuelos), La Lobita (Navaleno), Víctor Gutiérrez (Salamanca), Refectorio (Sardón de Duero), Villena (Segovia), Baluarte (Soria), Cobo Vintage (Burgos), Trigo (Valladolid)
  • Cataluña: Les Magnòlies (Arbúcies), Alkimia (Barcelona), Angle (Barcelona), Caelis (Barcelona), Cinc Sentits (Barcelona), Dos Palillos (Barcelona), Gaig (Barcelona), Hisop (Barcelona), Hofmann (Barcelona), Hoja Santa (Barcelona), Koy Shunka (Barcelona), Nectari (Barcelona), Pakta (Barcelona), Roca Moo (Barcelona), Tickets (Barcelona), Vía Veneto (Barcelona), Lluerna (Santa Coloma de Gramenet), Can Jubany (Calldetenes), Can Bosch (Cambrils), Emporium (Castelló d’Empúries), Rincón de Diego (Cambrils), Estany Clar (Cercs), Bo.Tic (Corçà), Malena (Gimenells), Massana (Girona), La Fonda Xesc (Gombrèn), Casamar (Llafranc), Els Tinars (Llagostera), Sala (Olost), Els Brancs (Roses / Playa de Canyelles Petites), Els Casals (Sagàs), L’Ó (Sant Fruitós de Bages), Fogony (Sort), La Cuina de Can Simon (Tossa de Mar), Les Moles (Ulldecona), Ca l’Enric (La Vall de Bianya), Tresmacarrons (El Masnou), Villa Retiro (Xerta), Xerta (Barcelona), Ca l’Arpa (Banyoles), La Boscana (Bellvís), L’Antic Molí (Ulldecona), Enigma (Barcelona), Castell Perelada (Perelada)
  • Galicia: Yayo Daporta (Cambados), Alborada (A Coruña), Árbore da Veira (A Coruña), Casa Marcelo (Santiago de Compostela), Culler de Pau (O Grove / Reboredo), As Garzas (Malpica de Bergantiños / Porto Barizo), Nova (Ourense), Solla (Pontevedra / San Salvador de Poio), Pepe Vieira (Raxo), Retiro da Costiña (Santa Comba), Maruja Limón (Vigo).
  • Madrid: Kabuki (Madrid), Kabuki Wellington (Madrid), La Cabra (Madrid), Lúa (Madrid),Punto MX (Madrid), Álbora (Madrid), Montia (San Lorenzo de El Escorial), Chirón (Valdemoro), A’Barra (Madrid), Gaytán (Madrid), El Invernadero (Collado Mediano), Cebo (Madrid), La Candela Resto (Madrid)
  • Navarra: Europa (Iruña), Rodero (Iruña), El Molino de Urdániz (Urdaitz).
  • País Vasco: Boroa (Amorebieta / Boroa), Etxebarri (Axpe), Etxanobe (Bilbao), Mina (Bilbao), Nerua (Bilbao), Zarate (Bilbao), Zortziko (Bilbao), Kokotxa (Donostia), Mirador de Ulía (Donostia), Marqués de Riscal (Elciego), Andra Mari (Galdakao), Elkano (Getaria), Alameda (Hondarribia), Zuberoa (Oiartzun), Zaldiarán (Vitoria), Amelia (Donosti), Eneko (Larrabetzu)
  • La Rioja: Venta Moncalvillo (Daroca de Rioja), Kiro Sushi (Logroño)
  • Valencia: Monastrell (Alicante), Casa Manolo (Daimús), La Finca (Elche), Casa Pepa (Ondara), El Poblet (Valencia), Ricard Camarena (Valencia), Riff (Valencia), Cal Paradís (Vall d’Alba), Restaurante Raúl Resino (Benicarló), Sents (Ontinyent), Sucede (Valencia), Audrey's (Calpe), El Rodat (Jávea)

lunes, 13 de noviembre de 2017

Cocido madrileño XIX: Palacio de Cibeles

¿Hay algo más castizo que el cocido madrileño? ¿Y que la Cibeles? ¿Y si nos vamos el día de la Almudena a comer un cocido a La Cibeles? Pues allá que nos fuimos, más chulos que un ocho, eso sí, sin parpusa ni mantón.

Resulta que en el actual edificio del Ayuntamiento de Madrid hay un restaurante, el Palacio de Cibeles. Y da la casualidad que los jueves dan lo que ellos llaman el Cocido Cibelino. Y aprovechando que justo en ese día caía el festivo, nos lo apuntamos en la agenda. Con reservar el día antes, fue suficiente.

El restaurante es elegante, de los que ya no se estilan. Con manteles de lino, copas altas, servicio hipereducado, silencioso e imponente al entrar. La carta es cara, con arroces y platos principales que rondan los 30 €. Dispone además de menú al mediodía por 38,50 € y menú de noche por 55 €, bebidas no incluidas. El cocido cuesta 29 €. Caro, aunque bien es cierto que ya hay varios sitios donde lo cobran a este precio.

El cocido comienza con unas croquetas como aperitivo, que nos trajeron junto unas rebanadas de pan con tomate y aderezos de guindilla, comino y vinagre. Las croquetas, una por comensal, estaban bien ricas.

A continuación, la sopa. Vienen los platos con los fideos y con una hoja de hierbabuena, sobre los que sirven, ya en la mesa, el caldo. El caldo está desgrasado y hacen hincapié en ello. La hoja de hierbabuena, además, aligera en exceso el plato. Es curioso, porque de entrada, la sopa parece demasiado insípida, pero según vas avanzando, va intensificándose. Nos ofrecen repetir. Inicialmente lo rechazamos para no llenarnos, pero unos minutos más tarde, no nos dan opción y nos traen más fideos y más caldo.

Los garbanzos vienen servidos en platos individuales y acompaña una bandeja al centro con todos los acompañantes. No le falta de nada (quizá un poco de cantidad): repollo, patata y zanahoria. Tocino, morcillo, jamón, gallina, chorizo y morcilla. A cada bocado más rico.

Y cuando estamos en plena faena, nos traen lo que llaman "El bocado del amor". Un nombre un poco cursi para lo que debería de llamarse más acertadamente "el bocado del colesterol" y no deja de ser  una tostada de pan con todo el condumio del cocido, troceado.

Por poner una pega, eché en falta pan. Un bollo de pan del día, crujiente por fuera y tierno por dentfro, donde empapar bien el chorizo (y quizá hacerme un bocadillito de morcilla). El que nos habían traído era pan con tomate y no, no pega en la parte más avanzada del plato.

Para finalizar, pedimos la carta de postres. Muy caros (uno de hasta 21 €). Nos decantamos por un cremoso de chocolate amargo. Muy rico pero no muy abundante para su precio (9 €) con el postre una invitación de la casa: corona de la Almudena para 4 y unos petit fours con mazapanes y chocolate

Al final, 3 cocidos cibelinos (nos dieron opción de que los niños compartieran uno) con un agua, un par de refrescos (5,5€ cada uno) y dos copas de vino de la casa (a 6 euros la copa), un postre y un café, 127 €. La propuesta del chef Javier Muñoz es apostar por la elegancia, lo clásico y un cierto toque de exclusividad. De hecho sale al final de la comida a saludar a todos los comensales y hablar un poco con ellos. También es una apuesta por la calidad, con un cocido exquisito, caro y de no excesiva cantidad pero de sabor soberbio.

Ah y no dejes de pasarte por la Terraza de Cibeles, a tomar una copa, o subir al mirador del Palacio... las vistas merecen la pena

viernes, 3 de noviembre de 2017

Comer con niños en El Pardo: El Torreón y el Jardín de Somontes

Para el que no lo conozca cuesta creer que, a solo de 8 kilómetros de Madrid, pueda existir un lugar donde encontrar paisajes naturales o animales en libertad. Pero si, en El Pardo se puede encontrar algo así. Al estar en una zona natural protegida no hubo boom de la construcción, se preservó el Monte del Pardo, todo su encinar y la ribera del Manzanares que, aquí si, parece un rio de verdad.

El pueblo, al no poder crecer se ha convertido en un barrio del Distrito de Fuencarral, con pocos habitantes y que vive principalmente del turismo: el rio, el monte, el Palacio del Pardo, La Casita del Principe y la gastronomía. La avenida principal del pueblo está lleno de bares y los alrededores de restaurantes donde, en muchos de ellos, se sirven platos de caza como jabalí o el gamo. Dos de los animales que se pueden ver con facilidad por esos montes. Es en algunos de estos restaurantes donde se lo han sabido montar para ofrecer un servicio familiar o con actividades para comer con niños.

El más famoso quizá sea el Filandón del que os hablaremos cuando logremos reservar (la lista de espera de sábado es de varias semanas) pero hay otros que se pueden visitar y que, sin ser una maravilla, no están mal del todo. Nosotros visitamos dos de ellos, El Torreón y El Jardín de Somontes.

El Torreón
Ubicado en la afueras del pueblo, en la subida al monte, es uno de los más antiguos y famosos de la zona. Grandes terrazas, decoración antigua, con grandes salones y pasillos donde no faltan sus armaduras ni escudos. Manejan dos cartas, una de raciones para la terraza y otra de restaurante, de corte clásico ensaladas, gazpacho, croquetas, anchoas, carnes y pescados como merluza o bacalao. También tiene sección de caza, con corzo, pero cuando nosotros estuvimos no había.

Como es habitual en este tipo de sitios, camareros educados y atentos, buena materia prima pero preparaciones nada innovadoras y algo elevado de precio. Nuestro pedido fue
- Revuelto de Bacalao
- Croquetas de castañas, jabugo y boletus. Más que buenas
- Lomo de buey
- Solomillo de buey, esta carne como la anterior eras espectaculares
 

Todo, con dos aguas, dos cokes, dos vinos y de postre un coulant de chocolate y un café por 110€. En el local también celebran bodas y de vez en cuando se oye a los invitados festejando. Por la parte de "comer con niños" el tema está en la zona de terrazas con columpios de varios tipos y edades (alguno de los 80 ;) y en el exterior donde hay una pequeña "granja" con cabras, pavos reales, gallinas, etc. y que a los niños les encantará.

El Jardín de Somontes
Un poco antes de llegar al El Pardo y dentro de las instalaciones de Somonte se encuentra este restaurante. Si en el Torreón se celebran bodas aquí es como si estuvieras en una. ¿Por qué? pues por la decoración, como en un salón nupcial, elegante con mesas redondas y largos manteles, por el tipo de servicio y además, por el sistema de carta que es menú y como casi todo el salón come lo mismo los tiempos están programados. Hay opción de carta pero no vimos a nadie con ella en la mesa. Como en el anterior local aquí la calidad de la materia prima es buena, un poco inferior quizá, pero el precio también es más ajustado. El menú sale por 27€ y el día que fuimos nosotros las opciones eran salmorejo, arroz caldoso con pollo campero, patatas rellenas de  boletus y wok de verdura. Los segundos: entrecot, atún rojo, solomillo de cerdo en salsa de foie y zarzuela de pescado. Las preparaciones son correctas pero con altibajos, algunos platos como el atún estaban muy bien y otros no tanto.

Al terminar tienen una agradable terraza para tomar un café o una copa mientras los niños juegan en el parque, saltan en el castillo hinchable o simplemente disfrutan en el césped.

lunes, 23 de octubre de 2017

Tapeo en Albacete: La Zona

A pesar de ser una ciudad pequeña habíamos leído muy buenas críticas de la marcha de Albacete, de sus bares y de su cultura de la tapa. Esas crónicas hablaban de sofisticados pinchos, raciones clásicas y de un lugar: La Zona. Toda la parte comprendida entre las calles Concepción, Gaona y hasta Jesús de Nazareno por la calle Tejares. Como era la única capital de Castilla La Mancha que nos faltaba por probar, aunque fue en una viaje corto, decidimos parar a visitarla, a conocer Albacete de tapas.

Hay que decir que es una ciudad echada a la calle. Hay ambiente y hay gente por todas partes. En cierto sentido nos recordó a Murcia y su ambiente. Sus terrazas llenas invitaban a parar en muchas de ellas aunque les veíamos un fallo: las mesas de dichas terrazas solían estar casi siempre con manteles, sobretodo por la noche, eso, y las cartas que había, nos provocaba la sensación de que eran restaurantes en vez de bares, dándonos algo de cosa sentarnos allí por no perder demasiado tiempo.

Otra cosa a tener en cuenta es el tema de la tapa de cortesía, allí se estila bastante y además suele ser bastante decente y traerte un par de cosas por cada consumición. Lo malo era que no siempre la ponían y no llegamos a saber la causa. En cuanto a los precios hay de todo, desde bares que son autenticas clavadas con precios superiores a los de Madrid hasta otros más moderados. Como última curiosidad está el decir que en La Zona también hay bares de copas y algunos, incluso, son mixtos. Primero de tapas y cervezas, luego de copas.

Comenzamos nuestra ruta entrando por la calle Concepción, aquí mala suerte, nos fuimos hacía el lado equivocado y nos saltamos el Asador Concepción, uno de los recomendados y con muy buena pinta que no vimos hasta el momento de irnos. Subiendo por la calle ninguno nos convencía, nada más entrar hay un TGB y luego bares con buena pinta pero que no parecían de tapeo rápido.... buscando mesa acabamos en Valentina, nuestro primer contacto con la ciudad y una mala elección. Una vez dentro y con la carta en la mano nos dimos cuenta que la elección era incorrecta, pocas raciones, nada clásico y mucho bocadillo y tostas. Aún así íbamos con hambre y nos quedamos. El servicio no mejoró el tema. Pedimos una tosta de Rosbeef de ternera por ser la única que no tenía queso, pues la trajeron con queso. Pedimos una chapata de lomo con pisto y huevo y vino una baguette de lomo seco. Con 3 consumiciones (2 Cokes y 1 agua) la cuenta se fue a 18,80€. Ponían tapa de cortesía eso si, un poco de ensaladilla y dos pinchitos de salchichón.


Seguimos la ruta por Gaona y otra vez nos fuimos al revés y nos saltamos La Tapería pero como La Zona está plagada de locales seguimos hacía El Alambique... estaba tan petado que lo tuvimos que dejar para otro momento y sentarnos en Bellota y Olé donde nada más sentarnos nos sacaron un mantel y nos dieron una carta de restaurante. Una carta con Snacks de los más variado (desde ravioli líquido a calamares, pasando por embutidos, quesos o bombones de foie), carnes y pescados. Pedimos una croqueta líquida que estaba muy bien, pulpo crujiente con parmentier trufada y gel de criptonita (salsa de ¿cilantro?) y bastones de berenjenas a la miel que tenían un rebozado que le daban un buen toque. La cuenta 31,90€. Caro, dado que el pulpo era pequeño, el croquetón que no era tan grande costaba 6€ y para beber solo tomamos agua y dos vinos blancos Rueda Verdejo a 3 eurazos cada uno.



A partir de aquí la cosa mejoró. Pudimos sentarnos a tomar una en El Alambique y fue de los mejores bares que probamos por carta, por servicio y porque nos comimos un torrezno que estaba perfecto.

Cerca de allí vimos otro local con pinta de clásico, Casa Juan, y decidimos entrar para ver si tenían algún plato típico de la zona pero nada, en la carta ni atascaburras (un plato de bacalao con patata, aceite y huevo duro) ni ajo mataero (hígado de cerdo y aceite). Así que pedimos dos tapas de solomillo de cerdo al PX que pasó sin pena ni gloria y una ración de gambas gabardina. Con dos blancos de Castilla 13,70€

Para terminar la ruta nos metimos en Tejares, la calle más plagada de bares y donde hay de todos y para todos los gusto. Primero volvimos a adentrarnos en uno de corte clásico Entre cañas y vinos y, aquí si, una carta de productos típicos de Albacete. La mala suerte fue que el atascaburras y el ajo mataero solo los sirven en la temporada de frío y aún no lo tenían. Eso si, a cambio tomamos un pisto con huevo que estaba impresionante. Dos blancos y el pisto 12€. Buen precio y un servicio muy agradable en un local que merece la pena

Seguimos la calle hasta el final para ver el ambiente. Aquí hay de todo, desde un VIP a terrazas con música para tomar una copa con tapa y alguno que otro con pinta de low-cost; como en el que al final nos sentamos, el Ave Turuta. Donde tenían tapas de todo tipo y una carta de lo más barato. Nos pedimos una de kokotxas y una de codorniz escabechada con un vino y una agua por 7,5€. Además ponían, de tapa de cortesía, un plato de arroz bastante aceptable.


Con esto acabamos nuestra visita. Eso si, hicimos una pequeña parada antes en una pastelería de Concepción para tomar un Miguelito de La Roda en versión especial: con crema de Baileys, nata y chocolate y tras eso dejamos una ciudad que está bien para el tapeo, que quizá no tienen muchas opciones para tomar "una rápida" pero no le falta, en absoluto, nada de ambiente y vida.

domingo, 8 de octubre de 2017

Habitual Ricard Camarena

De unos años a esta parte existe una tendencia entre los grandes chefs: los segundos. Abrir un segundo restaurante, una marca low-cost donde, dicen, que ellos hacen más negocio y donde nosotros podemos probar su gastronomía sin dejarnos un riñón ni media vida en una lista de espera de meses. Uno de los primeros fue Paco Roncero y su Estado Puro, le siguieron Arola y su Vi-cool o Dabiz Muñoz y su famosísimo Street-Xo.

En esta ocasión visitamos Habitual, del valenciano Ricard Camarena. Este Chef es un verdadero especialista en segundas marcas. Empezó con Canalla Bistró y Central Bar, ambos en Valencia, para después abrir un Canalla en México, otro en Madrid y este Habitual, un local de comida "confortable" que para Ricard significa sabores mediterráneos reconocibles.

Situado en el Mercado de Colón, un lugar centenario que ha recuperado su esplendor tras una reciente reforma, es un buen sitio para poder probar la cocina del más famoso cocinero de Valencia. Su cocina más mediterránea es la que se descubre en la carta, con platos reconocibles e intensos, quizá demasiado. En nuestra elección todos los platos fueron bastante untuosos, con exceso de salsas y sabores.Con un servicio agradable pero muy muy joven, se empeñaron en ofrecernos platos infantiles (canelones infantiles o pollo frito) para los niños; cuando les convencimos de que los niños comerían lo mismo que los mayores hicimos nuestro pedido:

Bomba de Sepia: por pedir algo distinto elegimos esta bomba de patata rellena de sepia que resultó ser un plato recargado, con buen inicio pero que acaba cansando por la salsa que aderezaba la sepia. Pensábamos que sería un platazo pero no llegó a asombrarnos.

Clóchinas a la bullabesa: además de platos innovadores queríamos probar algunos clásicos como la ensaladilla o sus famosos clóchinas (para la gente de fuera de Valencia, la clóchina es un mejillón de batea, mucho más pequeño y sabroso). Tampoco nos gustó, el exceso de sabores no lo daba la bullabesa sino el añadirle parmesano que, además de no estar indicado en la carta, daba un toque graso al mejillón, además de matar el sabor.

Ensaladilla Ricard, quizá la mejor elección del día, por su frescura y sabor. De pimiento y patata rallada un acierto seguro.

Canelones caseros de pollo l'ast: algo tan sencillo y que nos parecía ideal para niños tampoco despertó nuestras mejores sensaciones. El fallo, el mismo que en toda la comida, el exceso. Mucha bechamel, muchos sabores, queso dentro del canelón.

Parpatana de atún, cebolla asada y jugo de tamarindo: un guiso de atún hecho con la parte de inferior de la boca lo que hace la pieza algo gelatinosa.

Aunque los platos estaban bien salimos de allí con una sensación indefinida ¿nos había gustado? ¿qué nos había parecido? no terminábamos de tenerlo claro. Es evidente que los restaurantes B no sirven para conocer toda la esencia de un cocinero y lo que descubrimos en Habitual fueron buenas preparaciones pero poca frescura.

Lo mejor llegó con el postre, un bizcocho XXL de chocolate con el que terminamos la comida de la mejor manera, aunque no se aprecia en la foto el tamaño era gigantesco. La comanda, con agua, dos Coca-Colas y una café fueron 90 euros

Entradas populares