viernes, 18 de marzo de 2016

Las 5 mejores ciudades de España para tapear

¿A lo mejor estás pensando aprovechar una puente o un fin de semana para ir de turismo gastronómico a alguna ciudad donde mejor se tapea? Pues aquí te decimos cuales son, en nuestra opinión, las 5 mejores ciudades de España para tapear:

1.- Logroño: La top de las top. Por número de bares. Por la calle Laurel, un verdadero paraíso del tapeo. Por los precios, la tapa es de pago pero las rondas no se suben a la parra ni en el precio de la bebida ni en el de la tapa. Visita Logroño porque sirven el Rioja a la temperatura perfecta. Por la variedad de tapas y por el ambientazo. Es visita obligada y tomarse unas cuantas. Probar las zapatillas, los cojonudos, los champis de El Soriano o la Sepia de El Abuelo
Bocata de pincho moruno: El Tio Agus del Bar Lorenzo

2.- San Sebastián: el tercio cambia, la tapa (perdón) el pinxo, también es de pago, pero es mucho más elaborado y lo eliges tú. Mucho más elaborado y mucho más caro. Aquí la ronda puede costar el doble que en Logroño pero.... estás en una de las ciudades más bonitas de la península. Se tapea en el Centro, en Gros y en el Casco Viejo. Si eres turista el sitio mejor es este último, no te recomiendo ninguno... entra en el que quieras y disfruta!
Barras de infarto en Donosti

- Granada: cambia el tercio, aquí la tapa es gratis y el ticket medio baja mucho. Y además, también estás en una ciudad preciosa. El tapeo va por rondas, si es la primera te ponen la tapa "primera" que decide el bar, luego la "segunda", etc. al final dependes de la suerte pero merece la pena. Varias y muchas zonas, por la catedral, en el Albaycin o en la Plaza Nueva pero la calle para el turista que va de paso es Navas. Es donde hay más ambiente de bar y donde no te puedes perder Los Diamantes por ser un clásico o el Tabernáculo por la saturación de estampitas de vírgenes!!

- León: no se si es la mejor ciudad de Castilla León. Quizá haya mejores tapas en Valladolid y tampoco se puede desmerecer Burgos o Salamanca pero León tiene otro encanto. El barrio Húmedo, el ambiente de bar, de tapas, de copas. La tapa es gratis, en algunos sitios muy buena y en otros no tanto pero el precio es muy asequible. No puedes perderte La Bicha y probar su morcilla, eso sí... con paciencia y paz interior por el carácter peculiar del dueño.

- La Coruña: Nos ha costado mucho decidir la quinta ciudad. Pero al final la recomendamos por cambiar de aires y por cambiar de tipo de tapeo. Por dejar atrás los pinchos y tostas típicos y sustituirlos por mariscos, raxos y zorzas. Sal por la calle "vinos" que son varias calles: Estrella, Olmos y su alrededores y a disfrutar. La tapa es de pago pero es barata y de calidad.
Tapa de la bombilla. El más lleno y barato (ojo al servilletero)

Seguro que hemos sido injustos en este ranking. Nos hemos dejado muchas ciudades espectaculares. Hemos dudado muchísimo ya que hay grandes sitios que no se pueden olvidar y que merecen estar en la lista: OviedoCáceres, Pamplona, Sevilla, Bilbao, Burgos, Valladolid, Salamanca o Zamora no te defraudarán por lo que aquí tienes la lista completa de nuestras ciudades para tapear.

martes, 15 de marzo de 2016

Restaurante Auga (Gijón)

En el mes de febrero aprovechamos que volvíamos por Asturias para visitar Gijón y comer en uno de los restaurante con Estrella Michelín que nos faltan de la provincia: Restaurante Auga.

Está en pleno Puerto de Gijón, con una ubicación que nos recordó al Bálamu. Un local que anteriormente pertenecía a la rula y con una cristalera espectacular desde la que habríamos visto entrar barquitas si no hubiera sido por el temporal que arrasaba esos días por el norte. A cambio, veíamos las olas saltar por encima del rompeolas, muy entretenido.


Según entramos, tuvimos la suerte de tener una localización privilegiada. Supongo que al avisar que íbamos con dos niños, nos sentaron en un reservado en primera línea del ventanal. Magnífico sitio en el que estuvimos comodísimos, sin preocuparnos por el riesgo de molestar al resto de comensales.

Nos llamó la atención la carta: Cocina de mercado sin las técnicas sofisticadas de las que habitualmente le gustan a la Guía Michelín. Disponen de menú degustación por 73 €, pero el hecho de ir con los niños y la predominancia del queso en la carta, nos echó para atrás a la hora de elegirlo, así que nos decantamos por compartir entrantes:

- De aperitivo nos pusieron unas tarrinas de foie con gelatina de manzana. Ricas y originales.

- Ración de croquetas de jamón ibéricas. Muy ricas y suaves, como los asturianos saben. Tuvieron el detalle de presentarlas en platos separados para facilitar el acceso de los comensales

- Langostinos frescos en su jugo y tocino ibérico (2 raciones, ya que cada ración era de 2 unidades y así pudimos comer uno cada uno. Nos las sirvieron individualmente). Frescos y sabrosos

- Tapa de oricios y manzana: Un poco complicada de comer. Lo más exótico de lo que pedimos. Necesitamos instrucciones, pero cuando por fin nos lo explicaron y lo mezclamos, nos impresionó la mezcla del frío de la manzana con el sabor del oricio. Muy original.


- Media ración de callos guisados: Sólo queríamos probarlos, así que nos ofrecieron esta opción aunque no estaba en carta... y se quedó corta de lo rica que estaba.


Y de segundos:
- Bacalao con pilpil de pimentón ahumado y tomate seco.

- Merluza de pincho, sopa de patata, cítricos y cardamomo: El mejor plato sin duda

- Lubina, algas, ajetes y limón verde:

- Entrecot de carne roja: quise ser original y probar la carne, pero no estuve acertada. No estaba mal, en absoluto, pero si vais, optad por el pescado, porque es francamente increíble. La carne, aunque buena, no alcanzaba el mismo nivel.

De postres:
- Crema de arroz con leche, con el toque requemado típico de Asturias

- Sorbete del día, de frambuesa y albaricoque: curiosa mezcla y fabulosos sabores

- Nuestro postre de chocolate, jengibre y albaricoque: chocolate, chocolate y más chocolate en distintas texturas con contrapuntos muy acertados. De los mejores postres que he comido en mucho tiempo.


Con los cafés nos trajeron unos petit fours muy ricos, una gominola de frambuesa, uno para cada uno, incluido los que no tomábamos café y el niño. Otro buen detalle.


Acompañamos la comida con un albariño Fillaboa. Con un par de botellas de agua y tres cafés, 213 € para 4 adultos y un niño.

Resumiría esta visita como uno de esos sitios escasos que se encuentran de vez en cuando donde todo, absolutamente todo, está rico, desde el primer plato hasta el último detalle (entrantes, pan, petit fours acompañando el café...) y con un enclave espectacular. Desde luego, merece la pena visitarlo.

jueves, 10 de marzo de 2016

Cocido madrileño XV: Los Galayos

Por estas fechas, y durante más de un mes, se celebra la ruta del cocido madrileño, semanas en las que muchos locales de Madrid ofrecen este plato, dándonos más oportunidades de continuar con nuestra búsqueda de El mejor cocido madrileño. Uno de estos restaurantes es Los Galayos, de los más típicos de la Capital por su ubicación, en plena Plaza Mayor.

Como buen restaurante clásico el servicio es bueno. Aunque hubo algún feo al querer repetir sopa, el trato fue muy profesional. Nos plantarnos allí 13 personas con 4 carritos de bebé y todo fueron facilidades, ayudándonos a subirlos por las escaleras, a colocarlos y todo mientras el maitre nos atendía, una chica nos recogía los abrigos y un camarero nos iba colocando. Una vez en nuestros puestos ese mismo camarero nos ofreció el cocido y un vino de la casa, Azpilicueta Crianza 2.012 (16,5€). Como éramos 10 adultos y tres niños nos dijo que pidiéramos cocido para 10, más dos sopas y una que nos invitaban para así tener para los 13. Todo un detalle.

Mientras esperábamos la comida unos aperitivos de mejillones en lata deliciosos y un detalle viejuno pero que a mi me encanta: pan con mantequilla.

Y llegó el cocido. Acompañado de piparras y tomate con comino. Se servía en dos vuelcos el primero era una sopa un tanto insulsa. Poca sustancia, poca grasa y algo sosa. Los comensales llegaron a comentar que parecía que estaba hecha solo con el jamón y no dentro de un cocido. Uno de los comensales pidió repetir y le trajeron otro cuenco, luego pasaron rápido preguntando si alguien quería más pero unos minutos después otra persona pidió repetir le contestaron "tómate el de esta niña que no se la ha acabado"... este fue el detalle feo. Parecía que le fastidió el momento de pedirlo porque estaban a punto de traer el segundo vuelco.

Este segundo vuelco vino en recipiente de barro y traía los garbanzos, del tipo grande castellano, con un poco de repollo, zanahoria y patata junto con las carnes: morcillo, tocino, jamón, bola, chorizo, morcilla y pollo. Un trozo por persona. Este segundo vuelco provocó cierta decepción, por una parte por ser algo flojo, pero sobretodo por falta de garbanzos. Realmente le faltaba algo de contundencia, era de sabor aceptable pero el hecho de quedarnos sin garbanzos (es la primera vez que nos pasa esto en nuestra ruta) nos dejó un poco decepcionados.

Tan poca contundencia tuvo el cocido que la mayor parte de los comensales pidieron postre. Muy buenos en su mayor parte, desde helados con brownie o sopa de mango, pero que no es habitual cuando vamos de cocido por lo llenos que acabamos. Esto hizo que la cuenta subiera bastante ya que, aunque el cocido es barato (18,75€), los postres, a unos 6 euros, y casi 30 euros por el pan llevó el ticket hasta los 35€ por cabeza.

En definitiva, no está mal el sitio, tiene un trato perfecto y tiene la elegancia de los salones clásicos pero el cocido no está entre los grandes de nuestra lista.

jueves, 3 de marzo de 2016

Restaurante Anarkoli - Comida india en el corazón de Lavapiés

Aprovechando que teníamos entradas para un teatro por la tarde, nos adentramos a comer en el barrio de Lavapies, una zona que tenemos excesivamente abandonada pero con un gran potencial.

Barajamos diferentes opciones (marisquería, cocido, tapeo...) pero ya que estábamos en esa zona, quisimos aprovechar que estábamos allí para probar lo más frecuente en el barrio, un restaurante Indio.

En la propia calle Lavapiés hay uno detrás de otro, con camareros a la puerta que te buscan y te invitan a pasar e incluso te ofrecen invitarte al "vermú" si te quedas a comer. No teníamos más conocimiento previo de la zona más allá de las opiniones que habíamos visto el día anterior por Internet así que, siguiendo lo que habíamos leído, nos decidimos a entrar en el Anarkoli.

El local es un local en el que tal vez nunca habríamos entrado, de mesas sobrias con manteles de papel rojos y paredes con cuadros y luces brillantes de colores. Decoración cuanto menos, curiosa.

Al recibir la carta, no sabíamos muy bien por donde empezar. Aparecían los nombres de los platos sin mucha explicación, así que elegimos

Chiken Pakura - Tiras de pollo empanadas, con un color muy rojo y muy sabrosas. El plato que más nos gustó.


Meat Samosa - De los pocos platos que elegimos con conocimiento y que nos decepcionó un poco: empanadilla de carne un poco seca

Pulao Rice - Arroz Basmati con zanahoria, un poco soso, típico oriental, que suele tener sabor flojo para compensar la intensidad de sabores de los platos principales.

Chicken Tandoori - Tradicional pollo indio en piezas grandes, en esta ocasión

Garlic Nam - Torta de pan de ajo tenía algo de queso

Acompañamos la comida con cerveza India "Cobra" y un agua.

No tuvimos opción a pedir postre, ya que sin ofrecernos siquiera la carta nos trajeron la cuenta sin haberla pedido y quedándonos alucinados.

Una buena comida, diferente y económica, en la que salimos apenas a 12 € por cabeza.

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