lunes, 26 de diciembre de 2016

Pui's Thai Tapas Bar o el que decían mejor Tailandés de Madrid

Ya habíamos visitado este lugar con anterioridad. En su momento leímos que era el mejor Tailandés de Madrid y fuimos para comprobar si era cierto. De aquella visita guardamos buen recuerdo, nos encantó la carta y sus platos, verdaderos platos Thai servidos en pequeñas tapas o raciones y a un precio muy apañado. Nos encantaron los pinchos de langostinos (que no encontramos esta vez) y algunos platos más por lo que decidimos volver

El local es pequeño, incluso puede llegar a ser incómodo si vais muchos. No tiene nada de decoración folclórica, ni oriental. Es un local funcional y con pocos adornos, no esperéis un restaurante temático Thai sino un bar de tapas y raciones con la singularidad de que son Tailandesas. Aunque eso si, con una carta tan amplia que es complicada, ahora es un poco más densa que antes y hace difícil la elección.

En esta ocasión pedimos:
- Khao Pad Rod Fai: arroz frito con ternera y verduras. Algo soso (como buen arroz tailandés) donde todos los arroces, salvo los picantes, son algo insulsos.

- Tung Thong: paquetitos de gambas. Nada del otro mundo. Estaban buenos y el interior era intenso pero no es un plato que aporte nada e incluso es difícil distinguirlos de saquitos de supermercado.

- Gai Tod Krob Krob: pollo frito crujiente. Sencillo pero un buen plato.
 

- Pad Pak Mu Krob: ya lo habíamos probado la vez anterior. Son una especie de cortezas de cerdo salteadas con salsa de ostras y verduras. Quizá el mejor plato por la manera en la que está preparado el cerdo.

- Roll de plátano: postre de saquitos de plátano frito con chocolate

Toda la comida para 3 con agua, dos cokes y una cerveza típica de allí, Shinga, que salía por 4,5€ llevo la cuenta a los 60 euros. Un buen precio para degustar auténtica comida Thai en un sitio que te recomendamos si era fan de esta comida. No es el mejor sitio de Madrid, ni muchos menos. es sencillo y ahora, con lo de moda que se ha puesto esta gastronomía hay muchos locales mejores. Pero si que es verdad que es de los mejores que hemos probado, es sencillo y barato y su comida se parece a la cocina que pudimos disfrutar en nuestro viaje por esas tierras hace ya más de 8 años.

Web: http://www.puithaitapas.es/ 
Teléfono: 914 68 24 77

lunes, 12 de diciembre de 2016

La Maquina de Chamberí: cocina de producto

La Máquina es un grupo de restauración muy conocido en Madrid, famoso por su cocina de producto, sencilla pero de alta calidad y también, por qué no decirlo, por ser locales muy frecuentados por el pijerío capitalino. Este hecho y el que sea una especie de cadena (tiene 11 locales y tres barras en Madrid) nos echaba un poco para atrás a la hora de ir a probarlo.

Cuando se habla de cadenas se suele hablar de cartas iguales y de platos con poca personalidad. Esto es cierto en La Máquina, las cartas se parecen mucho unas a otras. De hecho se parecen mucho a las cartas de muchas de las Tabernas que tanto se están extendiendo por Ponzano o por la zona de Retiro. Hay platos calcados entre La Máquina y, por ejemplo, la Taberna Moderna. Aún así el sitio merece la pena y nuestra visita fue mejor de lo previsto. Fue mejor porque comprobamos que es un sitio donde se mima el producto, los platos están cuidados, bien preparados y con gusto.

También se mima al cliente y el trato por parte del servicio es exquisito. Presumen de selecto ambiente y esto depende del local elegido, algunos los son más que otros y el de Ponzano, entre la de gente que hay en barra y como está montado, no echa para atrás. Al contrario, te sientes muy cómodo.

La carta en La Máquina de Chamberí, que fue el que probamos, mira al mar y a su clásica ensaladilla, croquetas o jamón se le unen coquinas, mejillones, pulpo, pixín (rape) y otros muchos pescados. También tiene una parte de arroces, carnes y, cómo no, fabada en plato individual o en tarrina para compartir. Aunque nosotros no pudimos probarla ya que en nuestra visita no aparecía en la carta. Otra cosa que tiene y a nosotros nos encanta son las medias raciones ya que eso nos permite probar más platos, que en nuestra comanda fueron:
- Media de chanquetes con huevo. Un plato que siempre que podemos lo pedimos ya que no es fácil encontrar chanquetes.

- Media de coquinas, Buen plato para ser una media ración con preparación muy simple, aceite y limón.

- Media de Ensaladilla. Uno de los platos estrellas del lugar

- Albóndigas de ternera
- Tarta fina de manzana, finísima y muy rica

Todo para tres, con agua, dos vinos blancos y un café por 68 euros. Un ticket algo por debajo de la media de este tipo de tabernas donde el precio de un comensal ronda ya los 30 euros cuando vas de tapeo. Si en vez de raciones vas de platos el precio se situará entre los 40-50 euros por el precio de los pescados.

martes, 6 de diciembre de 2016

Puertalsol: El Chicote más castizo

Se acercan las Navidades, unas fechas magníficas para pasear por el centro de Madrid y si quieres salir del tradicional bocata de calamares en los aledaños de la Plaza Mayor, podemos recomendarte varios sitios, pero hoy nos centraremos en el nuevo restaurante del televisivo Alberto Chicote. Es un buen plan para el Puente de Diciembre o para cualquier visita a Madrid ya que se encuentra en pleno centro, dentro del Corte Inglés de la Puerta del Sol.

Llevábamos intentando reservar desde el mes de septiembre y sospechábamos que había algún error de programación en la web, porque no nos dejaba reservar ningún día al mediodía, solo por las noches. Este jueves, por probar, volvimos a intentarlo y: sorpresa! ¡había mesa para el sábado, a las 13:30 y a las 15:00!... Es cierto que tenía truco, porque coincidía con el Madrid-Barça, pero no desperdiciamos la oportunidad, así que, allí que nos fuimos, a hacer día típicamente navideño: con su Cortilandia, su Plaza Mayor, sus luces... e incorporamos al plan conocer el Puertalsol.

Según llegamos, había cola, de gente esperando para comer. Como teníamos reserva, no tuvimos que esperarla, pero hemos de decir que no parecía que hubiera mucho tiempo de espera. Eso sí, el hueco era para la terraza. No hacía mal día, pero no deja de ser Diciembre en Madrid... La terraza tiene calefactores y mantitas, al más puro estilo europeo.

El local tiene una decoración sencilla, sin nada muy destacable, sencillamente porque lo que hay que ver es lo que está fuera, el reloj de la Puerta del Sol, a la misma altura que la terraza. Una maravilla, merece la pena subir solo por tener esa perspectiva. Dispone también de una cocina semivista, que ves mientras subes por las escaleras mecánicas o el ascensor transparente y donde estaba "Alberto" esperándonos. Bien!

La primera sorpresa con la que no contábamos es que nos tocó mesa alta. Podría haber sido un poco incordio por ir con el carrito, pero como nuestros nenes casi siempre saben estar a la altura, el pequeño decidió que era una gran idea dormir la siesta mientras sus papás y su hermano comían, así que, problema resuelto.

Nos ofrecen la carta. Es clásica, de tapeo castizo, con sus embutidos, sus croquetas, sus empanadillas, su ensaladilla rusa y unos arrocitos para los guiris. También codillo o atún. Dudamos bastante porque nos apetecían demasiadas cosas. Al final, nos decantamos por:

- Croquetas (tanta crítica en su programa... a ver cómo las hace él). Tienen de cocido, de jamón o de bacalao (4 uds a 9 €) y la opción de pedir mixtas (6 uds, 2 de cada sabor, a 12€). Nos quedamos con ésta por probarlas todas y están bien pero no son para tanto. Poco contenido, sobretodo en las de jamón

- Empanadillas: De pisto, de atún y de rabo de toro. Mismo sistema que el anterior, volvimos a elegir las mixtas. Las de atún y las pisto saben parecidas. Todas muy ricas y muy caseras (14€ la ración de 6)

- Pulpo confitado con patatas revolconas: Muy rico de sabor, aunque para algunos gustos un pelín duro.

- Secreto de cerdo ibérico al carbón con chimichurri: una lástima que no llegó todo lo caliente que debería, porque estaba francamente bueno.

Y de postre,  banda de manzana con helado de vainilla, con la tarta calentita, recién hecha. Muy rico.

Los tiempos de espera fueron un poco más largos de lo previsto ("llevo aquí 15 minutos esperando... tráeme al menos un poco de pan" habría dicho él en su programa ;)) pero aún así, fue una comida muy agradable. El personal atento y Chicote supervisando (o al menos, paseando), durante toda la comida por el local, dispuesto a hacerse fotos con cuantos se lo pidieron.

Al final, salió la cuenta por 97 €. Se disparó con 4 copas de cava que tomamos (a 5 € cada una siendo, además, Dominio De Requena). No tuvimos opción de ver la carta de vinos, así que tal vez si hubiéramos pedido vino, habría salido más o menos igual... En definitiva, un estilo totalmente distinto a su otro restaurante, Yakitoro. No es barato, pero hay calidad, y teniendo en cuenta la ubicación, no se puede poner mucha pega.

martes, 29 de noviembre de 2016

Hamburguesas XXXII: Porca Miseria

CERRADO 

La moda de las hamburguesas gourmet se ha extendido tanto que ha llegado a mi barrio. Solo que en mi barrio se han especializado. Concretamente se han especializado en hamburguesas malas. Si ya os contamos el desastroso caso de Dakota Custom Bar ahora nos vamos a Porca Miseria. Tiene un nombre italiano porque resulta que es un restaurante italiano y si os preguntáis que coño hace un apartado de hamburguesas en la carta de un italiano yo lo que me pregunto es que coño se me pasó por la cabeza para pedirla, en vez de comerme unos espagueti frutti di mare.

Al lío. Pues resulta que ya lo habíamos probado como italiano y aunque no es para tirar cohetes no está mal del todo y no preparan mal la pasta. Yo no me desplazaría hasta allí para probarla pero si estáis por la zona se admite barco. Lo que no se os ocurra es pedir hamburguesa, aunque tenga un apartado específico y aunque, como fue mi caso, viniera en el menú y os la ofrezcan muy barata.

En la carta tienen tres tipos: barbacoa con aritos de cebolla, con huevo y con queso de cabra. Y dos tamaños 150 o 200 gramos con precios de 8,50€ a 11€. Me pedí la de huevo y vino acompañada de patatas. El pan, bastante normalito, se rompía nada más cogerlo ya que tenía todo el tomate debajo y los ingredientes tampoco destacaban por nada. El queso era tipo McDonalds y la carne no era tan buena para justificar ese precio pero tenía un mérito, su sabor era cambiante, al principio sabía a carne seca, luego pillé un trozo con buen punto y al final sabía a algo raro, como a carne de mala calidad.


Lo único bueno es que la pillé dentro de un menú y por 9 euros me dieron la hamburguesa de 150 gramos, bebida, una ensalada y café... pero ni por esas volvería ni os la recomendaría.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Lista completa de Estrellas Michelín 2.017

Aquí tenéis la lista completa de restaurantes con estrella Michelín en la guía de 2.017... que los probéis y los disfrutéis

Tres estrellas: hay un nuevo local que se une a los 8 grandes. Una nueva ciudad, Barcelona. Pero no un nuevo chef. El nuevo 3 estrellas es Lasarte de Martín Berasategui.

Diverxo de David Muñoz (Madrid), El Celler de Can Roca de los hermanos Roca (Girona), Sant Pau de Carme Ruscalleda (San Pol de Mar), Restaurante Martín Berasategui de Martín Berasategui (San Sebastián), Quique Dacosta (Dénia), Akelarre de Pedro Subijana (San Sebastián), Arzak de Juan Mari Arzak (San Sebastián), Restaurante Azurmendi de Eneko Atxa (Larrabetzu) y Lasarte de Martín Berasategui y Paolo Casagrande (Barcelona)

Dos estrellas cinco novedades y solo degradado por cierre (Arola):
 DSTAgE de Diego Guerrero (Madrid), Annua de Óscar Calleja (San Vicente de la Barquera-Cantabria), El Cenador de Amós de Jesús Sánchez (Villaverde de Pontones-Cantabria), L’Escaleta de Kiko Moya (Cocentaina- Alicante) y BonAmb de Alberto Ferruz (Xàbia-Alicante).

Aponiente de Ángel León (Puerto de Santamaría - Cádiz), El Portal del Echaurren de Francis Paniego (Ezcaray – La Rioja), M.B. de Martín Berasategui (Guía de Isora – Santa Cruz de Tenerife), Mugaritz de Andoni Luis Aduriz (Errenteria - Guipúzcoa), Club Allard (Madrid), Restaurante Miramar de Paco Pérez (Llançà – Girona), Les Cols de Fina Puigdevall y Pere Planagumà (Olot – Girona), Restaurante Ramón Freixa (Madrid), La Terraza del Casino de Paco Roncero (Madrid), Sant Celoni de Óscar Velasco (Madrid), Casa Marcial de Nacho Manzano (Arriondas – Asturias), Restaurante Àbac de Jordi Cruz (Barcelona), Dani García (Marbella – Málaga), Restaurante Moments de Raül Balam y Carme Ruscalleda (Barcelona), Restaurante Enoteca (Hotel Arts) de Paco Pérez (Barcelona), Restaurante Atrio de Toño Pérez (Cáceres), Coque de Mario Sandoval – (Humanes - Madrid), Zaranda de Fernando Pérez (Es Capdellà - Mallorca)


Una estrella:
  • Andalucía: Choco (Córdoba), La Costa (El Ejido), José Carlos García (Málaga), Kabuki Raw del Hotel Finca Cortesin (Casares), El Lago (Marbella), Restaurante Sollo (Fuengirola), Restaurante Messina (Marbella), Restaurante Acanthum (Huelva), Skina (Marbella), Alejandro (Roquetas de Mar), Abantal (Sevilla), Noor (Córdoba)
  • Aragón: Las Torres (Huesca), Lillas Pastia (Huesca), Tatau Bistro (Huesca), Hospedería El Batán (Tramacastilla), La Prensa (Zaragoza).
  • Asturias: El Corral del Indianu (Arriondas), Auga (Gijón), La Salgar (Gijón), El Retiro (Llanes / Pancar), Casa Gerardo (Prendes), Arbidel (Ribadesella), Real Balneario (Salinas).
  • Baleares: Andreu Genestra (Mallorca / Capdepera), Es Molí d’En Bou (Mallorca / Sa Coma), Es Racó d’Es Tix (Mallorca / Deià), Marc Fosh (Mallorca / Palma), Es Fum (Mallorca / Palmanova), Jardín (Mallorca / Port d’Alcudia), Adrián Quetglas Restaurant (Palma de Mallorca), Argos (Port de Pollença).
  • Canarias: Kabuki (Tenerife / Guía de Isora), Kazan (Tenerife / Santa Cruz de Tenerife), El Rincón de Juan Carlos (Los Gigantes / Tenerife).
  • Cantabria: Solana (Ampuero / La Bien Aparecida), El Nuevo Molino (Puente Arce), El Serbal (Santander).
  • Castilla-La Mancha: Maralba (Almansa), El Bohío (Illescas), El Carmen de Montesión (Toledo), Tierra (Torrico / Valdepalacios).
  • Castilla y León: Cocinandos (León), El Ermitaño (Benavente), La Botica (Matapozuelos), La Lobita (Navaleno), Víctor Gutiérrez (Salamanca), Refectorio (Sardón de Duero), Villena (Segovia), Baluarte (Soria), Cobo Vintage (Burgos).
  • Cataluña: Les Magnòlies (Arbúcies), Alkimia (Barcelona), Angle (Barcelona), Caelis (Barcelona), Cinc Sentits (Barcelona), Restaurante Disfrutar (Barcelona), Dos Cielos (Barcelona), Dos Palillos (Barcelona), Gaig (Barcelona), Hisop (Barcelona), Hofmann (Barcelona), Hoja Santa (Barcelona), Koy Shunka (Barcelona), Nectari (Barcelona), Pakta (Barcelona), Roca Moo (Barcelona), Tickets (Barcelona), Vía Veneto (Barcelona), Lluerna (Santa Coloma de Gramenet), Can Jubany (Calldetenes), Can Bosch (Cambrils), Emporium (Castelló d’Empúries), Rincón de Diego (Cambrils), Estany Clar (Cercs), Bo.Tic (Corçà), Malena (Gimenells), Massana (Girona), La Fonda Xesc (Gombrèn), Casamar (Llafranc), Els Tinars (Llagostera), Sala (Olost), Els Brancs (Roses / Playa de Canyelles Petites), Els Casals (Sagàs), L’Ó (Sant Fruitós de Bages), Fogony (Sort), Capritx (Terrassa), La Cuina de Can Simon (Tossa de Mar), Les Moles (Ulldecona), Ca l’Enric (La Vall de Bianya), Tresmacarrons (El Masnou), Villa Retiro (Xerta), Céleri (Barcelona), Xerta (Barcelona), Ca l’Arpa (Banyoles), La Boscana (Bellvís), L’Antic Molí (Ulldecona).
  • Galicia: Yayo Daporta (Cambados), A Estación (Cambre), Alborada (A Coruña), Árbore da Veira (A Coruña), Casa Marcelo (Santiago de Compostela), Culler de Pau (O Grove / Reboredo), As Garzas (Malpica de Bergantiños / Porto Barizo), Nova (Ourense), Solla (Pontevedra / San Salvador de Poio), Pepe Vieira (Raxo), Retiro da Costiña (Santa Comba), Maruja Limón (Vigo).
  • Madrid: Kabuki (Madrid), Kabuki Wellington (Madrid), La Cabra (Madrid), Lúa (Madrid),Punto MX (Madrid), Álbora (Madrid), Montia (San Lorenzo de El Escorial), Chirón (Valdemoro), A’Barra (Madrid), Gaytán (Madrid), El Invernadero (Collado Mediano).
  • Murcia: La Cabaña de la Finca Buenavista (Murcia / El Palmar).
  • Navarra: Europa (Iruña), Rodero (Iruña), El Molino de Urdániz (Urdaitz).
  • País Vasco: Boroa (Amorebieta / Boroa), Etxebarri (Axpe), Etxanobe (Bilbao), Mina (Bilbao), Nerua (Bilbao), Zarate (Bilbao), Zortziko (Bilbao), Kokotxa (Donostia), Mirador de Ulía (Donostia), Marqués de Riscal (Elciego), Andra Mari (Galdakao), Elkano (Getaria), Alameda (Hondarribia), Zuberoa (Oiartzun), Zaldiarán (Vitoria).
  • La Rioja: Venta Moncalvillo (Daroca de Rioja).
  • Valencia: Monastrell (Alicante), Casa Manolo (Daimús), La Finca (Elche), Casa Pepa (Ondara), El Poblet (Valencia), Ricard Camarena (Valencia), Riff (Valencia), Cal Paradís (Vall d’Alba), Restaurante Raúl Resino (Benicarló), Sents (Ontinyent).

domingo, 20 de noviembre de 2016

Taberna La Carmencita: el sabor castizo de Madrid

Dentro del auge gastónomico que nos envuelve hay dos cosas que están muuuuy de moda. Una es la cocida fusión y la otra es ir de cocina clásica. Para lo primero hay ponerse un nombre pintón y servir ceviche de corvina, imprescindible. Para los segundo te tienes que llamar Taberna deloquesea y no puede faltar el rabo de toro. De este tipo hay muchos locales en la zona de Retiro/Ibiza y hoy nos toca hablar de uno de ellos, no en Retiro sino en Chueca: Taberna La Carmencita, dirigido por Carlos Zamora un cocinero ya reconocido en Cantabria.

Fotografía @Pablo Zamora
De La Carmencita se dice que es la segunda taberna más antigua de Madrid ya que data de 1.854 y era lugar de visita para escritores de la Generación del 27. No lleva 150 años en activo, cerró y ha reabierto hace un par de años, manteniendo ese aire clásico, con mesas pequeñas para la charla, los azulejos antiguos y una barra castiza que, a pesar de ser pequeña, te invita a tomar un vermú como los de entonces, de barra y pincho. Abajo un saloncito privado, un reservado donde te sientes como en el salón de tu abuela y que es donde nos colocaron; quizá por suerte ya que no tenían nuestra reserva, no nos localizaban, y al ser 7 y un carrito nos acomodaron allí.

Y en la decoración acaba la parte clásica y con la carta empieza la neoguay, las alusiones a la comida eco: huevos eco de gallinas felices, carne Cántabra de corderos que sonrien, pescados de la lonja de Santander y una de las descripciones más desternillantes, el vino es con alma y biodinámico (¿?). Eso si, detrás de estas ecodescripciones hay un producto de mucha calidad y una cocina deliciosa.

La carta es algo extensa, tanto que nos costó decidirnos. Al final un poco de todo y variado, para poder probar lo más posible:
- Entremeses calientes de La Carmencita: croquetas cremosas, rabas crujientes, taquitos de queso empanados y tigres.

- Calamares en su tinta

- Albóndigas de verdel con salsa verde

- Rabo de Ternera de Cantabria

- Rape Plancha
- Solomillo de vaca a la sartén

Para los postres:
- Madrid-Santander, una versión del Paris-Brest (la corona francesa de masa  de profiteroles) pero en vez en corona en un tipo de bollo relleno de crema.

- Tarta de Galletas

Todo fue servido con mucha parsimonia. La comida se alargó 3 horas que en este caso no nos importó ya que estábamos como en casa aprovechando para contarnos nuestras cosas pero los tiempos de espera a veces eran altos y, en algún momento como los postres y los cafés, rondaban el abandono.

Completada la comanda con un café, dos tés morunos, un Pedro Ximenez y, para beber, una botella de Rueda de la casa (16,5€), 4 cañas, 3 aguas el ticket ascendió a 200 euros para 6 adultos y un niño. Quizá el precio es caro para lo que comimos ya que fueron apenas 2 raciones y 4 platos. Todo era de alta calidad, conservando los sabores clásicos, aunque alguna de las raciones eran pequeñas. ¿Compensa? pues entre pros y contras yo diría que si, compensa por el local, su decoración y por su cocina y lo bueno que estaba todo

 

domingo, 13 de noviembre de 2016

Hamburguesas XXXI: Don Oso

Esta vez no vamos a comentar un local de hamburguesas gourmet sino un clásico de la capital de comida de batalla. Muchos recordaréis este local (o su logo) de cuando se salía por Moncloa. Sus hamburguesas cumplían con dos parámetros, eran baratas y mataban el hambre rápidamente para seguir de fiesta. Es tan clásico que el primer local, el de la calle Donoso Cortés, es de 1.973, unos tiempos en que las burguers apenas se conocían.

El local inicial sigue existiendo y con los años han abierto dos más. Uno en Melendez Valdes y el último, el que visitamos nosotros, en la Calle Cruz (Huertas). En los dos antiguos, los de Moncloa, la idea era comer rápido e irte; en el de Donoso no había ni sillas y en el otro solo taburetes. Sin embargo, en el de Cruz, el concepto ha cambiado, tiene mucho espacio de mesas e incluso un terraza donde te sirven. Lo que no ha variado es la idea de ser un sitio para comer algo mientras estás de marcha o cuando la terminas ya que el horario se extiende hasta las 7 de la mañana.

Tampoco han cambiado mucho los precios, siguen siendo baratísimos. Ni los tamaños, hay dos: normal y big. La normal 1,90€ y la Big 3,20€. A partir de aquí se le pueden añadir extras por 60-70 céntimos que son queso, bacon o champiñones, El resto de la carta o son perritos a 2,40€ o sandwich de jamón de queso o de jamón con queso (2,30€). Añade patatas y esta es toda la carta.

Como ya hemos dicho las hamburguesas no son gourmet. No esperéis nada más que comida rápida aunque no son malas para su precio, tienen cierta calidad (nosotros hemos probado alguna hamburguesa de 10 euros peor que estas). El pan es más que aceptable. La carne es normalita y fina y el conjunto, una vez le pones mostaza y ketchup, trae el recuerdo de los sabores de adolescencia.


El total de dos cokes, patatas, una hamburguesa big con bacon (3,90€) y una con bacon y queso (4,60€) fue de 13,60 euros... sabores de los 90 y precios de los 90 :)

martes, 8 de noviembre de 2016

Pink Monkey más comida fusión en Madrid: Asian Craft Food

Pink Monkey es el tercer restaurante del Grupo Asiana del Chef Jaime Renedo, famoso por su Restaurante Asiana, que fue uno de los primeros locales de comida fusión de la capital y ya cerrado por problemas de licencias, su Asiana Nextdoor también cerrado y que conocíamos y que ahora convive con Sasha Boom. Abrió hace apenas un año y es un referente en cuanto a comida moderna se refiere. Como muestra, un botón: reservamos con casi una semana de antelación, para 3 y la única opción que teníamos era en mesa alta con taburetes. Cómodos nos dijeron, pero nunca puede ser la comodidad de una mesa.

Tienen turnos para las cenas. Para mi gusto, un gran error. Siempre tengo la sensación de que me están echando cuando soy del primer turno, y de que me toca esperar demasiado cuando soy del segundo. En este caso, estábamos en el primero. Nos tocó esperar mucho mientras nos tomaban nota y en entre alguno de los platos, para, al final, acabar echándonos, literalmente. Mala gestión de los tiempos lo llamaría yo.

La carta es como todas las de estos sitios "modernillos", donde no pueden faltar los dumplings, ceviches y la última novedad, los baos. Encontramos una cierta dificultad para calcular las cantidades. Nos dejamos aconsejar por el camarero y al gusto de las tres comensales, añadido por sugerencia porque si no iba a ser poco, nos habría sobrado. Decidimos probar, por lo que habíamos leído y por lo que nos apetecía:

- Ensalada Thai, con mango verde y pollo al fuego. Muy fresco, aunque la escasez de pollo hizo que celebráramos los trozos que alcanzamos a comer.

- Ceviche thai de salmón de Alaska: sabores bien combinados y muy especiados.

- Bao de panceta. Según la carta eran 2 unidades, pero nos propusieron traer 3. Acertado el detalle. Lo que estaban era un poco flojas de sabor. El pan bao se caracteriza por lo tierno y su escaso sabor, por lo que el relleno debe de ser potente para que pueda destacar.

- Dumpling de carabineros: no triunfó demasiado. Picaban pero sobre todo, llevaban una salsa tipo "nata", que recordaba más a un menú de boda barato que a comida sofisticada.

- Presa ibérica lacada: llegamos a este plato bastante llenas. El aderezo del plato era bastante similar a todos los demás, así que no destacaba demasiado.

De postre decidimos probar el Brioche con maracuyá y sorbete de lemon grass. Fresco y muy rico, que nos ayudó a bajar la cena. Puede que fuera el mejor plato de la noche.

Acompañamos la cena con un refresco, 4 cervezas y una botella de agua y salimos a 30 € por persona. Disponen de menús por 37€

En resumen, más comida de lo que está ahora de moda, sin nada novedoso y con una espera, a mi parecer, un poco exagerada para lo que ofrece.

jueves, 3 de noviembre de 2016

El Porrón Canalla: Bocatas de madre

CERRADO PERMANENTEMENTE

Si, canalla. Porrón y canalla. Porque beber en porrón es de gente baja y ruin. Y si comes bocatas ya eres el colmo de despreciable. Y es que la cocina ha cambiado y ahora para ser moderna tiene que tener Rock&Roll, ser canalla, rompedora o radical. En el caso de este local la comida son bocatas. ¿Currados? si, pero bocadillos al fin y al cabo.

En plena calle Ballesta, lo que antes era una zona de prostitución y ahora es Triball, se encuentra este local. La zona ha cambiado para mucho mejor, sigue existiendo el negocio de la calle pero ahora, además, hay muchos garitos para disfrutar de la gastronomía. De hecho, el Porrón Canalla está justo al lado de La Tasquita de Enfrente, el mejor restaurante de la zona, regentado por Juanjo López que también es el artífice de este porrón decorado en paredes vistas, con grafitis, partes de la carta pintada en las paredes, con 4 grandes mesas corridas para compartir y una barra para pedir estilo fast-food (aunque luego te sirven en mesa)

Es un sitio de bocatas y comes de bocata. Originales pero pequeños. Ricos pero algo caros. Parece un frankfurt catalán pero en plan bien, mucho más currado y variado. Los hay desde 4 euros (tortilla, salchichas, chocolate o churros) hasta los 7 euros que cuestan los de jamón ibérico o el de mejillones de lata con patatas fritas. Entre medias de todos los precios y sabores: sardinas, carrilleras, cabeza de jabalí, etc.

El pan es de dos tipos, uno en plan mollete, blando y un poco soso o tipo viena baguette más pequeño pero más crujiente y sabroso. El tipo de pan no es intercambiable, si pides el bocadillo de salchichón con hinojo te toca baguette y no hay opción mollete.

En mi caso me pedí uno de carrillera ibérica con huevo duro, aceitunas (que sobraban) y cebolla. Venía en pan de mollete y la carrillera con el aporte de su salsa creaba un conjunto muy jugoso. (6€)

El segundo que probé era de de salchichas con pimiento y salsa canalla (4€). Este si parecía un frankfurt pero la salchicha era de más calidad y la salsa le daba un toque más interesante. ¿Por qué se llama salsa canalla? porque pica un poquito... pero poquito poquito, debería ser salsa canallita.

Los dos bocatas, con bebida salieron por 12,5€ y te quedas con hambre. No se si es un buen negocio.

Y llegamos al punto del porrón. Las bebidas se sirven en este cómodo invento cuya utilidad es doble, por un lado atragantarte y por otra mancharte. Yo tuve suerte porque la Coca-Cola viene en vaso, pero la primera vez que un amigo nos habló de este local nos contó como tuvo la osadía de pedir la cerveza en vaso. La respuesta del camarero fue "¿Qué pasa qué no eres canalla?" X-)

 

martes, 25 de octubre de 2016

De tapas por Toledo

Desde 2.012, la Federación Española de Hostelería (FEHR) y la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET), designan una ciudad, entre candidatas presentadas, como Capital Española de la Gastronomía. A día de hoy hemos visitado todas ellas y este año, como no, no podíamos faltar a nuestra cita con la ganadora así que cogimos el coche y a comer y a engordar... de tapas por Toledo.

Imagino que, como casi siempre que no nos termina de gustar una ciudad recibiremos una oleada de críticas de los nativos de la zona pero es que .... Toledo... es que ... es que es guirilandia. Ahora nos escribirán diciendo que si no hemos buscado bien, que si en tal barrio o en tal otro hay un bar buenísimo pero repetimos lo que siempre decimos: Vamos como si fuéramos turistas, vemos la ciudad como un visitante más y dentro de esa visita nos vamos de tapas a las zonas típicas. Y sí, Toledo es una ciudad impresionante, por eso es Patrimonio de la Humanidad pero para el tapeo se queda en Segunda División. La cultura es de tapa de cortesía que depende totalmente de la suerte y luego, dependiendo del bar, hay tapeo o raciones.

¿Por qué decimos esto? pues por dos motivos. El primero: Toledo carece, en su parte histórica, reitero, de una calle o zona de tapas. Sí, existe el Mercado de San Agustín, pero si vas de turismo no te metes en un mercado para tapear porque para eso te da igual una ciudad que otra (esos sitios son bonitos y muy buenos pero todos parecidos). El segundo: había muchos, muchísimos locales con cartelería hasta la saturación de pizzas, croquepizzas, extrapizzas, paella "valenciana" y sangría. Ojo: esto no quiere decir que no visitáramos sitios buenos, sí que lo hicimos y sí comimos de lujo... pero hay que buscarlo, no es lo habitual. Dentro de este post los sitios recomendados son los que están en negrita.

Calle Santa Fe: una mini-calle de bares, al lado de la Plaza Zocodover. Realmente tiene 4 pero dos son de los más famosos de la ciudad: La Tabernita (que estaba cerrado) y el Trébol, este último está lleno de turistas pero la carta está creada para tapear, tapear como dios manda. Con muchas opciones y variedad. La tapa más famosa del bar (y una de las más conocidas de Toledo) es la Bomba. No dejéis de probarla, es muy distinta a cualquier otra de cualquier bar del mundo. Nosotros la pedimos (3,8€) con una tapa de migas y dos cokes. Todo por 13,3€; como se peta os recomendamos llegar pronto. El único pero del bar es que el servicio es algo disperso, quizá sobrepasado y que ponen tapa de cortesía pero como pidas una de pago ya no te la traen.


Siguiendo la calle está el Santa Fe, al que no pudimos entrar de la gente que había así que entramos en Cuchara de Palo. Un bonito local, más tipo restaurante que bar de tapas y donde parecía que no nos querían atender. Nos entraron muy bien y muy amables, nos sirvieron los dos vinos que pedimos con tapa gratis de fideua pero luego no nos trajeron la carta y después de pedirla y esperar 20 minutos nadie nos vino a atender así que pagamos (3,4€ dos Verdejos, barato) y nos fuimos.

Al final de la calle vimos un bar más, Entrecalles, realmente no está en Santa Fe ya que la entrada está por la Calle de la Paz. El lugar es una trampa para guiris, ya lo advertían las crujipizzas que se anunciaban a la entrada pero había sitio y había hambre, la carta tenía carcamusas así que nos sentamos. Pedimos este plato, típico de aquí y consistente en carne guisada con tomate y guisantes. Este no estaba mal del todo pero también pedimos unos huevos rotos con morcilla donde la morcilla sabía rara, entre dulzor y picor, le faltaba algo de Almax para pasarla bien. Y sobre el servicio, mejor ni hablar. Chicote... el deber te llama en este lugar.

Zona Calle Comercio: Realmente no es que sea esta calle la de bares sino que en las perpendiculares a la misma, en áreas dispersas cerca y en la continuación (Hombre de Palo) se pueden encontrar locales de variada calidad.

No perderse el Nuevo Almacén (Calle Nueva 7). Un enorme local con zona de barra y pinchos por 2€. Zona de mesas altas para tapeo o compartir raciones y un área de mesas bajas. Nos volvió a pasar que por pedir tapa de pago no nos trajeron de cortesía pero tampoco importaba... la tapas eran enormes, fuimos a pedir 4 croquetas para 4 y nos dijeron "son grandes" pedimos dos y eran enormes, como un puño, por 1,5€. Lo acompañamos con un bocatín de calamares y un sandwich de ternera que con dos cokes y un agua salió por 16,70€
 

El Mentidero, en la Plaza Solarejo, nos metimos porque vimos 3 ó 4 bares juntos pero tras asomarnos a todos ninguno parecía ofrecer nada. Este es el que menos de guiris parecía y fracasamos. No hay nada digno de destacar en él; pedimos dos Verdejos por 4 euros que acompañaron con unas patatas fritas.

Alfileritos en la calle del mismo nombre y un buen lugar donde, aún siendo restaurante se tapea. Dan tapa de cortesia en condiciones, en nuestro caso unas croquetas de morcilla. De tapa pedimos unos boquerones fritos que estaban espectaculares, con un rebozo fino y salsa ali-oli. Con Coca-Cola y vino, 11,10€

Terminamos la visita en La Abadía, otro imprescindible (es del mismo grupo que el anterior). Aunque es restaurante se puede tomar algo en la parte de arriba. Es uno de los imprescindibles de la ciudad, por el local en sí, una Casa de Oficios del siglo XVI con sus cuevas abovedadas, como por la comida. Aquí puedes probar auténtica cocina toledana como las típicos carcamusas, el ciervo o la perdiz a la toledada. Nosotros tomamos esta última; estaba bien aunque este ave siempre es algo seco. El ciervo lo pedimos en filetitos con salsa de setas y como entrante disfrutamos mucho de un huevo perfecto sobre pisto manchego. Todo con un par de vinos, agua, una fondue de chocolate blanco y fruta y un café por 45,50€. Realmente barato.



Terminamos la visita un poco decepcionados. Aunque no teníamos muchas aspiraciones se echa de menos el movimiento gastronómico que sí se ve en anteriores ganadoras como Logroño (2.012), Burgos (2.013) o Cáceres (2.015)

miércoles, 12 de octubre de 2016

Cocido Madrileño XVI: Casa Carola

Pues, como suele pasar últimamente, pasamos del calor del verano al frío casi de golpe. ¿Y qué pasa cuando viene el fresquete? correcto! nos vamos de cocido. En este caso en Casa Carola.

Teníamos ganas de visitarles ya que fue de los primeros en Madrid en servir este manjar y, mucho antes de que empezaran a proliferar restaurantes que ofrecen cocido en sus cartas, Casa Carola ya estaba especializado en el garbanzo y su mundo, convirtiéndose en uno de los más famosos... peeeero... la frase "crea fama y échate a dormir" es totalmente aplicable aquí. Paso a contar.

Tienen tanta fama que llenan siempre y al final eso ha traído que los fines de semana haya turnos, lo que no es nada cómodo para comer porque parece que todo va contrarreloj. Eso si, el servicio es perfecto y milimétrico, con toda la parafernalia: babero, copa de cava y unas croquetas de cocido para empezar la comida. También un detalle que a mi me encanta (y que se estila mucho en USA pero no aquí) una jarra de agua con hielo en la mesa, o como viene en la carta: jarrita de agua del Canal de Isabel II con hielos de la misma procedencia.

Tras esto empieza el cocido al centro de tres vuelcos pero servido en dos. Empezamos con la sopa. Sosa. Más que sopa parecía caldo. Sin apenas sabor y nada de fuerza, le faltaba grasa. Venía acompañada de aceite de oliva virgen, salsa de tomate natural con cominos y orégano, cebolletas y piparras. Junto con un cestillo con pan recién horneado.

Y cuando a la sopa le falta grasa lo que viene después suele ser insulso: gabrieles con denominación de origen, de Cabañas de Polendos (Segovia), del tipo castellano, grandes. Venían muy rotos y con poco sabor.

Verduras normalitas, con un repollo muy bueno y el resto sin destacar: patata, zanahoria y puerro.

Las carnes seguían con la media del local. No eran ingredientes de primera y se notaba. Morcillo duro y tuétano reguleras se mezclaban con chorizo muy bueno y morcilla y tocino normalitos.

Para los postres, incluidos en el menú y a elegir, hay desde sorbete de cava, leche frita, flan, helados, o arroz con leche que probamos junto con mousse de chocolate, crema de limón y sorbete de limón. La verdad es que estaban todos bastante bien y eran caseros.

La comida se cierra con cafés y chupitos, también incluidos en el precio del menú que es de 29€. Desde mi punto de vista es un poco caro, aunque sea un menú, ya que hay sitios con mejores cocidos y una materia prima de más calidad por menos precio. Además hay que tener en cuenta que a los niños menores de 8 años les cobran medio menú. La carta de vinos tiene variedad en Denominaciones de Origen y en precios. Nosotros, con el cocido, tomamos un vino "de Madriz" de 2.013 con un precio barato de 12 euros la botella.

En resumen: cocido caro y sin gracia. Comparado con los grandes como Malacatín o El Charolés, este está muy por detrás. Se posiciona dentro de la franja de los cocidos medios pero por la parte baja. Por 29 euros hay muchas mejores opciones en Madrid. Ver ranking

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