lunes, 22 de julio de 2013

Unos míticos en Madrid III: Currito

NOTA: desde finales de 2.014 este clásico de la capital está cerrado. Según se ha publicado el Ayuntamiento de Madrid ha ejecutado una orden de deshaucio después de que llevaran desde 2.008 sin cobrar el precio del alquiler, unos 12.000 euros al mes. Los restauradores de la zona se quejan de que no cumplió con sus planes para revitalizar la zona tras el cierre de la puerta de acceso de Somosaguas, la falta de actividad ferial, la carencia de aparcamientos y la nula señalización para entrar con las obras de la M-30. Del ayuntamiento de Madrid no nos extraña.

Dentro de los clásicos de la comida vasca en Madrid se encuentra el restaurante de José Mª González Barea "Currito" quien en 1.975 dió el salto desde Santurce a Madrid, a la zona de los Pabellones de Provincias de la Feria del Campo; esta zona tuvo su esplendor hace años pero, poco a poco, ha ido pasando de moda para, ahora de nuevo, renacer tras las obras de la Avenida de Portugal. Y es que este paseo podemos encontrar algunos restuarantes de comida típica como el gallego A Casiña, el asturiano Bosque Sagrado, el restaurante Guipuzcoa y otros más.

En la carta de este restaurante podemos encontrar, principalmente, comida tradicional vasca, con especial atención al mar, a sus sardinas, anchoas, rape y, como no, al bacalao. Todo esto sin descuidar las carnes rojas, el chuletón que tiene el caro precio de 43€ pero del que comen dos o tres. La carta se completa con otros productos, no menos clásicos, como las pochas o los pimientos.

El restaurante tiene un gran salon y una par de comedores pequeños, además de una zona de terraza donde nos sentaron. Eramos 7 comensales con dos carritos y tuvimos suerte ya que nos dieron una mesa redonda en ella, pero debajo de un porche y en una zona retirada de cualquier paso. Siendo tantos pudimos degustar varios platos donde, excepto unas mollejas, triunfó el pescado: Rape Currito (rebozado pero en salsa verde),  lomos de merluza con almejas y delicias de merluza en salsa de chipirón fueron lo platos más celebrados y los que demostraban la calidad de la materia prima. Aparte tomamos chipirones en su tinta (te ofrecian el arroz a parte si lo querías) y como entrantes un foie en escabeche, una morcilla de puerros espectacular y unas anchoas fritas (boquerones) tan ricas que repetimos.

Nos acopañamos con vino de la casa, blanco, un verdejo Monopole Siglo XXI; si pides tinto de la casa te sirven Cuné (con el vino no arriesgan mucho). Todo ello con postres, de los que cabe destacar el hojaldre con crema y la pirámide de chocolate, cafés y licores sale a unos 50€ por cabeza.

El servicio es de estilo cercano y aunque bastante profesional tuvieron despistes, como por ejemplo traernos el agua y el vino y dejarlo en una mesa auxiliar pero sin servirlo u olvidarse de los cafés.

Vale la pena, aunque ya no está tan de moda bien merece una visita. Comparado con otros clásicos como Txistu o el Asador Donostiarra Currito sale ganado, tiene los mismo detalles "guiri" de venderte loteria o hacerte una foto pero la calidad de la comida es realmente superior, su carta merece mucho más la pena y el precio es mucho más bajo.

domingo, 14 de julio de 2013

Intentando comer bien en Londres

En nuestra anterior entrada de Inglaterra (Liverpool), no nos atrevimos a hacer ningún tipo de recomendación de la comida. En esta ocasión, como íbamos con tiempo y, sobre todo, con unos anfitriones estupendos siempre dispuestos a hacer la mejor de las recomendaciones (¡Gracias Antuán y Yoli! ¡Gracias Laura y Marta!), vamos a intentar, si no recomendar, al menos comentar nuestra experiencia gastronómica "Inglesa" (entrecomillo, porque como imaginaréis, comida tradicional inglesa, más bien poca).

Nuestros amigos quisieron acogernos durante una semana en su casa, en un barrio magnifico, Clapham Common, situado al sur del Támesis y alrededor del mismo hicimos una buena parte de nuestra vida.

Llegamos a Gatwick hacia la 1 y entre llegar a nuestro destino, tomar posiciones y demás, ese día no estábamos en disposición de comer hasta las 3:30, así que optamos por quedarnos en el mismo Clapham High Street, en el restaurante Belgo. Es una cadena de restaurantes Belgas, con locales en varias ubicaciones. Su especialidad, como no podía ser de otra manera, son los mejillones con patatas fritas, al estilo de allí, en ollas de un kilo y con 4 tipos de cocción diferentes; las probamos todas, una ración para cada uno: clásicos, provenzales (con tomate), thai (con hierbas) y tradicional (con vino). También tienen una amplia carta de cervezas belgas y de postre, cómo no, gofres, no demasiado logrados, todo sea dicho. Como curiosidad, en este local, los niños no pagan. En total, 4 adultos con 2 niños, salimos de mejillones hasta las orejas, por 77,40 libras. En la cuenta incluyen un 12,5% de propina.

La cena nos pilló en los alrededores de Covent Garden y dando vueltas y vueltas llegamos al Union Jacks UK, uno de los restaurantes de Jamie Oliver, el mediático cocinero que se ha hecho famoso allí por ir recorriendo colegios enseñando a comer a los niños. En este local daban una comida muy normalita, tipo pizzas, ensaladas variadas, pollo... Optamos por dos ensaladas de pollo (aderezadas con queso, aunque no lo indicaban en la carta), "spring" pollo, seco y con el típico sabor inglés y una pizza. Incluyendo bebidas, 71,50 libras. La verdad, como Chef su comida ni es tan sana como pregona y como buena tampoco lo es mucho.



Al día siguiente la hora de la comida nos alcanzó en Greenwich. En la calle situada detrás del Cutty Sark hay una oferta variada de locales donde poder comer. Nos planteamos comer un Sunday Roast, pero por el tipo de locales allí, no nos pareció que fuera ser fácil, así que al final optamos por comer en una hamburguesería: GBK (Gourmet Burger Kitchen). Hamburguesas espectaculares que, si estuvieran en nuestra ruta madrileña, estarían sin lugar a dudas en los primeros puestos. Estaban tan buenas que, antes de volvernos, repetimos. Tomamos una hamburguesa de aguacate, una "Capital" (americana con queso) una Cheese and Bacon y una The Don (con variedad de quesos). Ofrecen patatas, que se pagan aparte, de dos estilos: Chunkies, que son las típicas inglesas gordotas o Skinny, muy finas, casi patatas paja. En esta ocasión tomamos 6 raciones y, acompañado de bebidas, salimos por 61,20 libras.


Por la noche, quisimos llevarnos algo a casa y, entre la oferta que había en Clapham, optamos por un fish&chips. El Fish Club se anuncia como "el mejor fish&chips de la ciudad" según no sé que revista de ocio de Londres. Yo no sé si es para tanto, pero sí sé que es el mejor que he probado hasta el momento. Entre su oferta proponen los pescados "tradicionales" y otros más exóticos (según sus propias palabras), como las sardinas... Optamos por los tradicionales: Haddock (pescadilla) y Cod (bacalao) rebozados (también los ofrecen a la plancha). Junto con patatas: 9,95 € ración. Raciones enormes, con tres raciones habríamos comido más que de sobra los 4.

Otro de los días estuvimos por Candem Town. Sin duda, este mercado ofrece alguno de los rincones que más me gustan de Londres y quisimos optar por comer en alguno de los chinos de puestos ambulantes de la zona de los establos. La comida era mala (la vez anterior habíamos comido en otro, en la zona donde puedes comer con vistas al canal sentado en una Vespa y lo recordábamos muy bien, así que es cuestión de suerte), pero como experiencia, es recomendable y no es caro.

No podíamos dejar pasar la ocasión de degustar un desayuno inglés. Una vez más, en Clapham, antes de iniciar la jornada de turismo, optamos por el Delight Café. Un bar cutre, raro y que ofrece "all day breakfast". Curiosamente, lleno de ingleses, con lo que deducimos que este tipo de desayunos no es un mito, ¡sino que realmente lo toman!. Ofrecen diferentes menús, con los ingredientes tradicionales del desayuno: café/té común en todos ellos y luego a elegir: tostadas, beans (alubias con tomate), bacon, tomate, salchichas,tortilla, huevo, morcilla, champiñones... Tienen diferentes platos con diferentes composiciones. Optamos por el de Té, tostadas, beans, bacon, salchichas, huevo y puré de patata y por 11 libras, salimos con la panza contenta desde primera hora.

Quisimos comer en un pub tradicional y optamos por ello en Carnaby Street, en el Shakespeare´s Head, que finalmente, resultó pertenecer a una cadena "Taylor Walkers House" (que por cierto, ofrecen 5 libras de descuento en su página web). Pese a todo, el local es agradable y la comida, no tanto, por lo que recrea perfectamente lo esperado en un pub. Pedimos un roast beef con puré de patatas, que estaba regularcillo y un sandwich de pollo y bacon que estaba malo. Junto a dos refrescos, 22,70 libras.


Para cenar, otro de los días, volvimos a coger comida para llevar en Clapham, esta vez, unos Kebabs en The Kebab Company. Nos intentaron explicar la diferencia entre kebabs, shawarmas, shish y durum pero no nos enteramos demasiado (y, sinceramente, creo que ellos tampoco lo tenían demasiado claro). Al final, optamos por 2 Shawarmas grandes de pollo (kebabs en pan de pita) y 2 Shish grandes de pollo (brochetas de pollo que sacan y sirven en roll). Entre toda esta información algo pedimos sin enterarnos y picaban demasiado... 24 libras en total.

Otra de las comidas la hicimos en Chinatown, en el Golden Dragon. Comimos bastante bien, pero nos dio la impresión de que con el niño no éramos bien recibidos (nos tuvieron un rato largo esperando con el restaurante medio vacío, protestaron porque el niño tiró algo al suelo...). Quisimos comer uno de los patos que cuelgan por todos los escaparates de Chinatown, así que optamos por medio pato pekin con arroz special (de gambas y carne pero sosisimo) y dimsum. Todo con refrescos, por 37.80 libras, en las que incluyen nada menos que un 12,5% de propina.

Por último, si no podíamos irnos de Londres sin un desayuno inglés, lógicamente, tampoco podíamos desaprovechar la ocasión de tomarnos un té. Habíamos leido en diversas fuentes, como recomendación para ir con niños, el Peter Pan Afternoon Tea del Hotel Lancaster. Una vez allí entendimos que nadie de los que lo habían recomendado había estado allí. Es un salón muy rococó, donde no se oye un murmullo, con elegante música de fondo, gente de negocios tomándose una copa  y donde lo único que es infantil es el nombre de Peter Pan escrito en la carta. Dudamos un momento, pero aprovechamos que el niño estaba plácidamente dormido en su carrito para darnos el gustazo. El "Té" cuesta 22 libras y nos ofrecieron tomar uno para compartir, lo cual nos pareció un detallazo porque el té en sí es un menú degustación en toda regla:
- "The lost boy´s Sandwiches": 6 sandwiches variados, de salmón, huevo, gambas, jamón, pepino y pollo, con distintos panes y aderezos.
- Mrs. Darling´s scones: Panecillos para acompañar con distintas mermeladas y mantequilla.
- Amuse Bouche: Macedonia de frutas
- Surtido de pastelillos: 3 pastelillos a cada cual más rico
- Selección de tés, de los cuales puedes pedir tanto como quieras. En este caso no fuimos tradicionales y optamos por un té de frutas exóticas.
Al final, una experiencia curiosa y cara. Muy, muy recomendable pero no para ir con niños.

En definitiva, Londres tiene sitios buenos y peores. Aún no hemos conseguido probar un buen plato inglés, pero al final, la variedad de su oferta esconde buenos sitios.

lunes, 8 de julio de 2013

Hamburguesas IV: Alfredo's Barbacoa

Continuamos  nuestra cata de hamburguesas con Alfredo's Barbacoa, todo un clásico. No es local de los de nueva hornada, lleva en la capital desde 1.981 cuando Alfredo, un neoyorkino amante de España decide instalarse en Madrid y poner su negocio de hamburguesas. Tiene dos locales, uno en Lagasca (el inicial) y otro posterior en Juan Hurtado de Mendoza. Nosotros hemos visitado dos veces el de Lagasca. Un local a la americana pero no esa nueva moda de diner de los 50 sino sureño, estilo texano. Pequeño y poco glamuroso, las largas colas son habituales. Se recomienda reservar y, aún así, eso no te asegura comer a tu hora (en nuestra primera visita entramos con casi una hora de retraso).

En esta primera cata pedimos la hamburguesa típica del lugar, la Super Alfredo's Burguer que lleva 250g de carne de cebón (se puede pedir de 160gr.) y salsa barbacoa. El resto son suplementos a elegir: tomate, lechuga, cebolla, queso, bacon o crema agria. No nos convenció demasiado, la salsa barbacoa tapaba casi todo el sabor y le daba un toque dulzón. El precio es de 8,95€ más 0,35€ por cada suplemento vegetal ó 0,75€ por el queso, el bacón o la crema. La hamburguesa viene acompañada de ensalada de col y patatas fritas.


En la segunda visita comimos la BLT; es como la Alfredo's pero con el bacon, la lechuga y el tomate incluidos y sin salsa barbacoa. Acertamos. Esta hamburguesa es hasta el momento la mejor de todas las que hemos comido en nuestra ruta. Es la que más se parece a las que sirven en USA, con una carne de excelente calidad y un sabor a parrilla genuino 100%. Su precio es también de 8,95€ con los mismos suplementos. Esta vez acompañamos las hamburguesas con unos aros de cebolla, nada recomendables, sabían a Maicena, medía mazorca con mantequilla y dos coca-colas, saliendo toda la comida por 30€.

La carta es más original que la de otros sitios ya que, además de hamburguesas, se pueden comer distintos tipos de carnes como chuletón, lomo alto, filete mignon o pollo, buffallo wings (alitas) e incluso sopa de cebolla...

A parte de los ya comentados hemos visitado dos hamburgueserías más, Burguer Lobby y La Vaca Picada (de los que pronto hablaremos), y podemos afirmar que, hasta ahora, la mejor hamburguesa de la capital está en Alfredo's!!

Otras "catas":
Hamburguesas I: Tommy Mel's
Hamburguesas II: Peggy Sue
Hamburguesas III: Home Burguer

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