sábado, 17 de septiembre de 2011

Grecia: o cómo comer bien en cualquier sitio

Iniciamos nuestro viaje a Grecia con unas expectativas un tanto escépticas, gastronómicamente hablando. El tipo de viaje (un crucero) y lo que habíamos oído (lleva todo queso) nos hacía pensar que íbamos a fracasar. Nada más lejos de la realidad.

Primer destino: Atenas. Llegamos mas tarde de lo esperado por un retraso de 5 horas del avión, por lo que apenas nos dio tiempo a acercarnos al barrio Plaka para cenar. Allí nos esperaba una grata sorpresa: ¡La mussaka no lleva queso! Nos sentamos en una de las miles de terrazas (Restaurante café Yδpia) que hay por las cercanías del Ágora Romano y comprobamos que los ingredientes de la misma son: patata, berenjena, carne y bechamel. Ni rastro de queso. Primer gran éxito. A eso, debemos añadirle además que estaba exquisita. Pedimos también un souvlaki de Pollo, un plato típico que no deja de ser una brocheta de pollo a la plancha. Este plato no fue nada fuera del otro mundo, pero la exquisitez de la mussaka, marcó la noche. Ambos platos con bebida y ouzo para terminar la cena salieron por 29 euros.

Nuestra segunda mención especial llegó en Santorini. Isla espectacular por su forma, el color de su mar, su imposibilidad de llegar a la civilización si no es en funicular (¡o en burro!) y sus casitas encaladas y techos azules. Exageradamente turística. Aún así, en Fira, conseguimos salirnos de los restaurantes “para guiris” situados en los puntos clave y callejeando un poco, conseguimos encontrar uno donde la oferta se adecuaba a nuestros antojos y parecía estar menos de paso de la ruta turística (Restaurante Stani Tavern). Entramos porque sí, sin esperar nada del otro mundo y nos dijeron que subiéramos al segundo piso. Allí nos encontramos con una terraza típicamente griega, con sus sillitas y mesas de madera, con preciosas vistas al mar, a uno y otro lado. Emocionados, pedimos unos calamares fritos, probablemente los más ricos que hayamos probado nunca, crujientes por fuera y tiernos por dentro, unas sardinas, aderezadas con canela, lo que le daba un toque curioso y repetimos la mussaka. No estaba tan espectacular como la anterior, pero también estaba muy buena y volvimos a comprobar que la receta no lleva queso y que aquí le ponen canela. Todo esto, con bebidas, costó solo 27 euros. Baratísimo. Eso si, paciencia con el servicio… allí la prisa no existe.

Nuestra tercera comida a destacar fue en Rhodas. Una islita encantadora, de estilo medieval, totalmente diferente al resto. En el New Market encontramos una plaza con restaurantes donde buscando probar un Gyro nos sentamos en el que había más gente, “George’s Special”. Los gyros son la carne preparada al estilo kebab turco, y los hay de ternera, pollo y cordero a muy buen precio (2€). Se preparan también con pan de pita y la diferencia con los kebabs es que no llevan ensalada y el “sándwich” te lo hacen con carne, las salsas y las patatas fritas dentro. Por ese precio, un plato suficientemente contundente para saciar el hambre durante un día de turisteo.

En definitiva, si viajas a Grecia, olvídate de los restaurantes de comida rápida y deléitate con la gastronomía local. Es magnífica, uno de los países con la comida más sabrosa que hemos conocido y a muy buenos precios.

3 comentarios:

  1. Lo de la canela, hay una película griega "Un toque de Canela" (muy buena) que explican precisamente que a casi todo hay que echarle "un toque de canela". Falta la crítica de Creta, que vendrá más adelante ;)

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  2. Tiny Dancer, la crítica de Creta, cuando quieras, nos la envías y la publicamos gustosamente :)

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  3. Tengo que ponerme a ello. Estoy un poco vaga para escribir, y no sé cómo se me dará el tema culinario...

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